Es ineludible también, por una cuestión de responsabilidad fiscal, trabajar fuertemente en le reducción del gasto público permitiendo equilibrar las finanzas públicas.
Una vez resuelto el problema del actual desequilibrio fiscal, deberían eliminarse el impuesto a la ganancia mínima presunta, el gravamen sobre los créditos y débitos bancarios y el impuesto a los bienes personales, reemplazándolos por un auténtico tributo sobre los capitales y el patrimonio neto, que tome en consideración los pasivos.
Los gobiernos provinciales deberían analizar la sustitución del impuesto sobre los ingresos brutos por un gravamen tipo I.V.A. provincial considerando créditos y débitos fiscales.
Deberían suprimir asimismo, otro impuesto anacrónico como el impuesto a los sellos.
Por supuesto que la menor recaudación que podría afectar a la provincia se vería compensada y aún mejorada con una equitativa distribución de fondos a través de una nueva Ley de Coparticipación Federal.
El norte que debe guiar a toda propuesta de reforma impositiva es lograr la estabilidad fiscal, conducente a atraer las inversiones a largo plazo que necesita la provincia para su desarrollo productivo.
Fuente: La Página del Colegio en La Gaceta.-