Siete de los diez consultados destacaron que el Gobierno tendrá que tomar medidas urgentes para evitar la sangría de dólares producida por la “incertidumbre” cambiaria. “El tema más complejo es el mix entre tasas de interés, fuga de capitales y el tipo de cambio. Es un problema global porque debilita y erosiona uno de los pilares del modelo: el alto nivel de reservas”, opinó Miguel Kiguel, director de Econviews. La clave para resolver el problema, según él, es “despejar las dudas e incertidumbre respecto de qué tipo de cambio se quiere”.
Coincide Marcelo Capello, de Ieral, al advertir que al Gobierno se le está acabando el tiempo para “desactivar la fuga de capitales que se observa desde abril” y que llegaría a los US$ 19 mil millones en el año. “Queda claro que si no se reduce rápido, su orden de magnitud terminará afectando las ventas de bienes de consumo durable e inversión, y por esa vía el nivel general de actividad y la recaudación.” Asegura que “el nuevo gobierno tendrá asegurada la solución del problema” si “explicita” sus intenciones.
Rodrigo Alvarez, economista jefe de Ecolatina, añade que la “política monetaria debe generar los incentivos para restablecer la demanda por ahorro en pesos”. Uno de los mecanismos es subir las tasas de interés para los depósitos, por lo que “lógicamente también debe protegerse el financiamiento para la inversión”, que vería encarecer sus pedidos de dinero.
Remarcados
“Señales sobre qué hacer con la inflación influirían positivamente sobre las expectativas cambiarias, y también sobre las de los formadores de precios, determinantes en la inflación”, dijo Ricardo Delgado, de Analytica. En su último informe, al igual que otros seis economistas, destacó que será “urgente” combatir la inflación.
Para Daniel Marx, director de Quantum Finanzas, es imprescindible “poner a la economía sobre bases de crecimiento más sostenibles, ello es crear condiciones para disminuir la salida de capitales, generar más inversión reproductiva y disminuir las presiones inflacionarias.”
En este último punto, nadie tiene dudas sobre cómo combatir la inflación: todos los consultados reclaman sincerar los datos del Indec y disminuir el gasto público en términos reales, es decir, que su crecimiento no sea superior al de la inflación. Nadie quiere decir la palabra “ajuste”, pero, en palabras de Marx, la mayoría reconoce que habrá que “focalizar los subsidios sólo a segmentos de la población más necesitados”.
La inflación es el flagelo más urgente también para Alejandro Banzas, de Reporte Económico, quien sugirió “al menos tomar la decisión explícita de tener objetivos creíbles de reducción graduales”. También recomienda “un acuerdo con empresarios y sindicatos para desacelerar precios y pujas salariales con acuerdos bianuales”.
El su último informe, Miguel Bein también augura menos subas salariales para 2012, y que el Gobierno “tiene grandes posibilidades de lograr poner un tope en la discusión salarial que apunte al 18% en lugar del 30%”. También proyecta un “ajuste de tarifas” y menos subsidios, para cuidar otras de las urgencias señaladas por los consultados: el deterioro de las cuentas públicas.
Cuentas
Alvarez y Kiguel coinciden en que es necesario explicar cuánto se gastará y cuáles serán las fuentes de financiamiento. “Se debería explicitar cómo se cubre la brecha de financiamiento de 2012. Esto implica, por ejemplo, definir si se va a recurrir o no al crédito externo”, dice Alvarez.
Kiguel añade que desde mañana debería avanzar la negociación con Estados Unidos y el Club de París para tener la posibilidad de acceder a crédito a tasas razonables.
Luis Secco, socio en Perspectiv@s, se mostró preocupado por el “desbalance energético”, para lo que recomendó “desestimular la demanda de energía y estimular su oferta mediante un aumento del precio de ambos bienes: depreciación del peso y aumento de tarifas energéticas.
La pérdida de competitividad de la industria, las políticas anticrisis en el frente externo y el fomento de la inversión son otros tres problemas que tendrán que resolverse desde mañana.
Para Victoria Giarrizzo, de CERX, el “primer desafío urgente es mejorar la competitividad de las pequeñas empresas para sostener el empleo y alentar la inversión reproductiva”. Sus recetas para iniciar un proceso de crecimiento “de mayor calidad” son dos: modificar el sistema tributario y reorientar el negocio financiero hacia la producción. La economista opina que desde 2007 la competitividad comenzó a reducirse con la apreciación cambiaria y la mayor presión tributaria” por lo que “la inversión productiva perdió espacio frente a inversiones especulativas como el dólar, bonos y la bicicleta inmobiliaria”. Criticó que “Argentina grava al extremo todas las actividades empresariales y no las ganancias financieras. Eso no condice con un modelo productivo.”
Blindaje
Eduardo Curia dijo que “de cara al intento de revalidar el crecimiento en la nueva década se impone establecer una adecuación del tipo de cambio real, buscando cierta recuperación urgente de la competitividad cambiaria, con un ajuste que, sin ser enorme, tampoco caiga en la trivialidad de tal o cual centavito”. Recomendó combinar la medida con otras, como un “rediseño de la política fiscal, tornándola menos procíclica y extremando las prioridades”.
Los expertos coinciden en que el Gobierno también tendrá que tomar medidas “anti-crisis” para evitar el contagio de la desaceleración de Brasil y otra posible recesión mundial. Desde Ieral, Capello estimó que la crisis externa afectará las exportaciones y que el Gobierno tendrá “menos instrumentos” que en 2008 para actuar. Por eso, le recomendó “medidas de fomento a las pymes, reducciones temporarias de impuestos para la compra de bienes durables y de inversión, y financiamiento a la producción, entre otras/ diario perfil
12Dic