Claro que la cruda realidad suele esfumar rápidamente esa sensación, ya que los temas de la “agenda vieja” se empeñan en seguir presentes en la recién estrenada.
Pero, sin embargo, está en la propia naturaleza humana el aferrarse a la ilusión de cada enero y autoconvencerse de que, “ahora sí”, empezará una etapa mejor.
Ese optimismo algo forzado tiene, en este 2015, un aliciente adicional: es un año decambios políticos en la Argentina.
Y, por lo tanto, se nota entre empresarios, economistas y profesionales cierta tendencia a pensar que el mercado arreglará los problemas “por adelantado”, al dar por descontada una modificación de las políticas en 2016.
Esa tendencia llegó a tal punto que hasta los analistas más críticos han notado que el propioGobierno empieza a usar en beneficio propio la ansiedad por un cambio de autoridades.
“El mayor activo del programa económico se ha convertido en los días que le falta para terminar”, afirma Carlos Melconian, uno de los referentes económicos de Mauricio Macri.
En tanto, el economista Nicolás Dujovne apunta que el nivel de incertidumbre en el mercadotiende a disminuir en la medida en que se acorta el tiempo para las elecciones, lo cual ayuda al Gobierno a lograr cierta calma en el plano financiero.
“El Ejecutivo comienza a gozar de los beneficios de desmontar el cepo sin hacerlo con sus propias manos: el relato no se mancha”, señala Dujovne.
Es en este contexto en el que los funcionarios K han aprovechado la situación para insinuar que habrá un mayor desahogo financiero durante 2015 a punto tal que hasta podría llegar a relajarse el cepo cambiario.
Eduardo Curia -que en los primeros tiempos del kirchnerismo fue un notorio miembro de su usina ideológica pero hoy muestra una visión crítica- denomina a esta situación como una suerte de la “buenaventura futura” y advierte que se trata de un arma de doble filo.
“Se da ahora un ‘efecto anticipación’ que el Gobierno astutamente aprovecha a cada rato emitiendo generosamente nueva deuda, la que, algo obvio, vence más allá del 2015″, sostiene.
Por su parte, Jorge Vasconcelos, economista de la Fundación Mediterránea, apunta que lareducción en el índice del “riesgo país” está fundada más en la certeza de un cambio de administración que en una mejora genuina de la confianza hacia la gestión de Cristina Kirchner.
Vasconcelos cree que están equivocados quienes interpretan que la mayor demanda por los bonos soberanos está vinculada con la expectativa de una negociación con los holdouts.
“Simplemente, se percibe un Gobierno saliente que, al margen del default selectivo, buscará seguir cumpliendo con el resto de los vencimientos, empalmando con un próximo Ejecutivo que estará urgido por recuperar el acceso al financiamiento externo”, argumenta.
La agenda de problemas no espera al 2016
En definitiva, lo que se percibe es que el entusiasmo por este nuevo año es tan grande que muchos actores del mercado están actuando como si estos días no formaran parte deenero 2015, sino del 2016, ya con un nuevo Gobierno dispuesto a tomar medidas correctivas.
Pero también están apareciendo voces que advierten sobre un detalle que tal vez se esté pasando por alto: para empezar a “disfrutar” el 2016, primero hay que transitar el 2015. Y hay ciertos problemas que “se niegan” a corregirse automáticamente.
Para Curia, se está dando “un imaginario casi híperoptimista hacia el futuro doméstico y externo, no exento de cierto chamanismo”.
En buena medida, ese entusiasmo fue generado porque ya venció la temida cláusula RUFO -que inhibía al Gobierno a negociar con los buitres sin extender la misma oferta a todos sus acreedores-, lo cual llevó a que buena parte del mercado diera por descontado unasuperación del default y, por lo tanto, un regreso de los ansiados dólares.
Pero ese escenario todavía está por verse. Y hay quienes creen que, lejos de abrirse una etapa en la que aparecerán las divisas que la economía necesita para reactivarse, tal vez lo que venga sea un escenario de mayor escasez y de tensiones cambiarias.
Como dice Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea:
• El mercado de capitales está en “modo 2016”.
• El sector público funciona en “modo 2011”, como si los precios de las materias primas siguieran con tendencia ascendente.
• El sector productivo opera en “modo 2014”, como si no se hubiese enterado del cambio de año, atrapado por las inconsistencias que se arrastran.
Sobre este último punto, Vasconcelos advierte sobre una fuerte probabilidad de que en 2015 se profundicen la recesión y los problemas de empleo.
Desde su punto de vista, el país necesitará un “shock de inversiones”, pero para eso losempresarios requieren de medidas más convincentes y perentorias que los eslóganes de una campaña electoral.
El dólar no se contagia de optimismo
El aspecto que más se cuestiona de la política oficial -y sobre el que se ven menos chances de éxito – es el virtual establecimiento de un dólar cuasi-fijo.
Desde la llegada de Alejandro Vanoli al Banco Central, se ha consolidado una política cuyoobjetivo primordial es el de estabilizar el mercado cambiario, tanto a nivel del billete verde oficial como en las versiones “conta con liqui” y “blue”.
El esfuerzo de Vanoli y del ministro Kicillof fue apuntalar esta estabilidad con una mejora en las reservas del Banco Central, que terminaron el año por encima de los u$s30.000 millones.
En el plan oficial, un “dólar controlado” sería útil en varios sentidos:
–Primero: volvería a cumplir su antiguo rol de “ancla inflacionaria”, justo en un momento en el cual el Gobierno celebra una desaceleración de los precios y quiere persuadir a los sindicatos de que la inflación de 2015 se ubicará en torno del 25%.
–Segundo: sería un factor de ayuda para la recuperación del consumo, en un intento por reeditar el boom ocurrido en 2011. Es un objetivo central, dado el contexto de una campaña de elecciones presidenciales.
–Tercero: un dólar relativamente barato suaviza el gasto de las importaciones de combustibles y, además, ayuda a pasar el año sin la necesidad de una corrección brusca en las tarifas de los servicios públicos.
–Cuarto: la política de un “dólar electoral” bajo control serviría para reforzar el discurso. Ese que hablaba de una conspiración que quería generar una desestabilización política a partir de una corrida cambiaria.
Sin embargo, los analistas dudan seriamente que el plan sea cumplible. En primer lugar, porque implica una agudización del atraso cambiario y agrava la recesión.
Además, porque los cambios en el escenario internacional, signado por la caída del petróleo y de las materias primas, obligaron a los países vecinos a devaluar sus monedas, lo cual empeora la situación argentina.
El consultor Federico Muñoz es enfático al afirmar que el plan de la dupla Kicillof- Vanoli “no es sostenible a mediano plazo, pues el atraso cambiario ya está afectando seriamente a la única fuente genuina de divisas del país: sus exportaciones”.
Muñoz no descarta que por más que el Gobierno se esfuerce por pasarle el problema cambiario a su sucesor, el mercado apure los tiempos y que obligue al Gobierno a devaluaren pleno 2015.
Su argumento es que los motivos que llevan a la estabilidad actual son medidas del tipo “one shot” que ya no podrán repetirse, como la entrada de dólares por la licitación del sistema telefónico 4G y el adelanto de exportaciones de soja.
“En el futuro, ya no habrá dólares telefónicos y también escasearán los dólares sojeros. En cuanto al swap chino, dudamos que aporte una suma significativa”, afirma.
Hubo en las últimas semanas un hecho que abonó estas visiones alejadas del optimismo: elfracaso de Kicillof por aliviar el vencimiento de u$s6.500 millones de los Boden, así como su decepcionante intento de pedir prestados u$s3.000 millones en el mercado.
Los analistas le asignan bajas probabilidades a que los futuros intentos del ministro porconseguir dólares en la plaza local puedan tener mejor suerte.
“A medida que pase el tiempo, las probabilidades de éxito para un canje o colocación de deuda tenderán a disminuir, salvo que la propuesta sea sustancialmente más generosa”, afirma Diego Giacomini, de Economía & Regiones.
Su percepción es que mientras el Gobierno siga aferrado al discurso hostil respecto de los “holdout”, será difícil que el mercado lo acompañe.
“El default con los holdouts es un tema estructural para nuestra economía y guarda relación directa con la falta de financiamiento, la inestabilidad cambiaria y la inflación, afectando negativamente la tasa de crecimiento”, sostiene.
Un año en “modo elecciones”
Quienes prevén un escenario de devaluación en 2015 no sólo señalan el problema de la escasez de dólares sino, como complemento, el sobrante de pesos.
Y, como saben todos los que han estudiado las “costumbres argentinas”, si hay algo difícil es que las cuentas fiscales mejoren justo en un año electoral.
La previsión de Economía & Regiones es que, en el marco de mayor gasto público, el déficit fiscal pueda aumentar hasta un 50% respecto de su nivel de 2014.
En cuanto a la emisión del Banco Central para financiar al Tesoro, pronostica que puedeelevarse a un 4,3% del PBI, lo que implica una suba sustancial respecto del 3,6% correspondiente al año que acaba de terminar.
“De hecho, en 2015 la política oficial de incentivar la demanda probablemente tenga uno de sus puntos fuertes en la expansión del empleo público a nivel nacional”, agregan desde E&R.
También Salvador Di Stefano, un consultor influyente entre los productores agropecuarios, advierte que “el Estado está muy desfinanciado y podría seguir un camino mucho peor”.
Destaca que en los últimos 12 meses el gasto se expandió a un ritmo de 33% anual, mientraslos ingresos fiscales lo hicieron sólo al 28%.
Su conclusión es que al Gobierno no le quedará otra alternativa que devaluar en 2015.
“El Banco Central se queda sin ganancias, por ende será difícil que pueda ayudar al Tesoro. Esas ganancias del Central provienen de devaluar, lo que implica una suba de activos y licuar su pasivo que está en pesos”, argumenta.
Claro que no todas son malas noticias en este comienzo de 2015. Por lo pronto, la caída del precio petróleo supondrá para el Gobierno un alivio de u$s2.000 millones en susimportaciones de combustibles.
Luego de afinar el lápiz y hacer números, los analistas siguen pensando que al Ejecutivo le resultará difícil cumplir su objetivo de tener en 2015 una economía y un dólar “en modo electoral”.
Paradójicamente, una de las medidas que podría aliviar el problema es vista por el kirchnerismo como una “agachada” en términos políticos: la negociación con los “buitres”.
Ante esa disyuntiva, las próximas semanas dejarán en claro si, como ocurrió en otras ocasiones, “billetera mata relato”.
Fuente: IProfesional