El 2017 será un año olvidable en materia de igualdad entre varones y mujeres, tanto a nivel mundial como en la Argentina, que retrocedió un lugar en el ránking anual del World Economic Forum (WEF), al pasar del puesto 33 al 34 entre 144 naciones relevadas.
Este año “se notó un retroceso por primera vez desde 2006, cuando comenzó a elaborarse el Índice Global de Brecha de Género (Global Gender Gap Index)”, confió en diálogo con El Cronista Vesselina Stefanova Ratcheva, analista del WEF desde Ginebra, Suiza. “La brecha de acceso según género se amplió en los cuatro grandes campos que medimos: Salud, Educación, oportunidades laborales y participación política”, destacó la especialista.
En cuanto a la Argentina, “si bien ha hecho un gran progreso en la última década y es uno de los líderes en América latina, éste se ha estancado el último año, y vimos un retroceso en cuanto a empleo y paridad de ingresos”, comentó Stefanova.
De acuerdo a este índice global, los puntos fuertes de Argentina son el acceso a la salud y la educación, y las mayores dificultades se encuentran el el ámbito del trabajo, donde el país rankea en el puesto 94 en cuanto a participación femenina la fuerza laboral, y 118 (casi al final de la tabla) en “percepción de igual salario por igual trabajo”.
Pero la brecha no sólo se manifiesta a nivel social, sino hacia el interior de las empresas y en los distintos rubros de actividad. Y se remonta a la disparidad en la formación académica. “En todo el mundo, existe una sobre-representación de mujeres en áreas relacionadas con educación, salud y cuidado (maestras, médicas, enfermeras, psicólogas) y una sub-representación en áreas técnicas y en las llamadas disciplinas Stem (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, por sus siglas en Inglés), reveló el informe.
Si bien más del 50% de la matrícula universitaria en la Argentina es femenina, el campo de estudio con mayor brecha de género es el de las TICs (Tecnologías de la Información y Comunicaciones), donde las mujeres apenas llegan al 27% de los graduados.
Al observar el podio del ránking global de equidad, liderado por Islandia (ocupa el primer lugar, por noveno año consecutivo), Noruega y Finlandia, llama la atención la presencia de Ruanda en el cuarto lugar y Nicaragua en el sexto, por encima de países como Francia, Canadá o Gran Bretaña.
“Este ránking no mide el grado de riqueza de un país, sino si se distribuye equitativamente entre varones y mujeres”, aclaró Stefanova. “Tanto Ruanda como Nicaragua hicieron grandes progresos el último año, implementando políticas de género desde el Estado”, comentó.
Otra de las “sorpresas” del ránking es la caída de Estados Unidos cuatro posiciones, del puesto 45 al 49 el último año.
Si se examina el Índice por regiones, Europa occidental es la que menor brecha de género presenta (25% en promedio), aunque nueve de sus 20 países mostraron una mejora y 11 experimentaron retrocesos.
En América latina, todavía hay una brecha general de género del 30%. Pero dos de sus países más atrasados en este campo mostraron importantes progresos el último año: Nicaragua y Bolivia. En tanto, Brasil fue uno de los que logró cerrar la brecha educacional en la última década. De los 24 países latinoamericanos que participaron del estudio, la mayoría (18) mejoraron su posición respecto del año pasado, mientras que seis la empeoraron.
Con todo, a este ritmo de progreso “tomaría unos 100 años lograr la paridad absoluta de género en el mundo”, destacó el informe. La región donde esto se logrará más rápido será Europa (47 años), y la que más tardará será Medio Oriente y Norte de África (580 años).
Reducir la brecha de género no es sólo una cuestión de justicia, sino también de desarrollo económico. Numerosos estudios muestran que paridad entre varones y mujeres impulsa el crecimiento de las economías.