30 JUN 2015 Las principales variables macroeconómicas se van alineando en una senda claramente negativa, por cuanto la consecuencia extrema, aunque inmediata, es el aumento del desempleo por el doble efecto de la destrucción de puestos de trabajo, y la consecuente caída de las oportunidades laborales, y también de la ampliación de las familias en estado de pobreza.
Un factor decisivo que explica el ingreso a ese escenario que no es común en el vecindario, es la constante disminución de la tasa de inversión bruta interna fija en capital productivo, como máquinas y equipos e incorporación de nueva tecnología, porque la política económica se concentró en fomentar el consumo y desalentar el ahorro y las exportaciones, con cepo cambiario, deshonra de fallos judiciales internacionales y creciente presión tributaria.
Los datos ya casi definitivos del cierre de 2014 del desempeño de la mayor parte de los países que difunden sus estadísticas económicas a organismos internacionales como el FMI, o las tienen disponibles para uso abierto de otras entidades, economistas y periodistas, como el Banco Central, el departamento de estadística o el Ministerio de Economía o de Hacienda, según los casos, permitió a Infobae detectar que sobre una lista de 22 países del continente la Argentina cayó a la posición 15 de los que menos invierte en capital fijo, con una brecha negativa de más de 10 puntos del PBI respecto de Ecuador, Perú y Colombia y también de más de cinco puntos comparado con Honduras, Uruguay, Costa Rica, y Nicaragua, además de Chile, Canadá, México y Bolivia.
El rango de 15,9% del PBI que acusó la IBIF significó un rezago de más de dos puntos porcentuales en comparación con la proporción a la que había caído el año anterior. Fue similar a la del país más desarrollado del planeta, como EEUU, pero mientras que en ese caso ese nivel le permitió crecer 2,4% y reducir el desempleo a 6,2% de la oferta laboral, en la Argentina fue responsable de haber elevado la tasa de desocupación a 7,7% de la población económicamente activa y destruido 1,7% de la riqueza generada el año anterior.
Cabe destacar que si se toma en cuenta el efecto desaliento, determinado por la disminución de la oferta laboral, por falta de oportunidades en una economía que destruyó más de 500 mil empleos privados, la tasa de desocupación escala a más de 10% de la PEA.
Un comportamiento de esas características de desaceleración a niveles mínimos históricos de la tasa de inversión en máquinas y equipos, caída del PBI y aumento del desempleo sólo se verificó en la muestra seleccionada de 22 países del continente en Venezuela y Puerto Rico.
Umbral muy bajo para poder volver a crecer
Según estudios de series de tiempo, la Argentina necesita volver a una tasa de inversión en capital físico superior al 20% del PBI, más otros 4 a 5 puntos en construcciones, para que la economía pueda volver a crecer a tasas mayores a 3% real por año y generar puestos de trabajos que incentiven una mayor tasa de participación de la población en el mercado de trabajo.
Para ello se considera que se requiere no sólo volver a la ortodoxia monetaria y fiscal que contribuya a reducir drásticamente las tasas de inflación, y volver al superávit -o al menos al equilibrio- de las cuentas públicas; sino también al reordenamiento de las políticas cambiaria, tarifaria y fomento de la inversión productiva y la apertura comercial, para poder generar empleos y un crecimiento genuino del consumo de las familias.
/fuente: infobae.com