15 OCT 2014 La economía no crece, el Banco Central (BCRA) esteriliza la mayoría de los pesos que emite para financiar al fisco y mantiene el tipo de cambio como ancla inflacionaria. Sin embargo, el Congreso informó ayer una suba de inflación del 41,06% en los últimos doce meses. Según los economistas consultados por este diario, el causante de que persista este nivel de suba de precios tiene que ver con la caída en la demanda de dinero. Un síntoma que puede acentuarse y espiralizar la inflación si el gobierno no toma medidas.
Ayer los legisladores de la oposición registraron en septiembre un aumento del 2,48% en los precios, es decir, una suba del 29,7% en lo que va del año.
Según explicó el economista Federico Muñoz en su último informe, se da una suerte de “tenacidad inflacionaria”, pese a que “desde hace meses están operando al menos tres poderosas fuerzas anti-inflacionarias”.
El nivel de actividad lleva más de un año cayendo y la debilidad de la demanda interna debería contribuir a aplacar el pricing power de la oferta; el dólar oficial sólo subió un 6% tras la devaluación de enero y opera en teoría como ancla anti-inflacionaria, y hubo una contracción real de la oferta monetaria, ya que si bien el BCRA sigue monetizando el déficit fiscal, la absorción vía Lebacs y la propia inflación contraen la cantidad real de dinero en la economía (la base monetaria cayó 15% en lo que va del año).
“El proceso inflacionario adquirió en los últimos trimestres ciertas características que cambiaron (aceleraron) su dinámica”, afirmó Muñoz. “La inercia inflacionaria se fue arraigando con fuerza creciente y poniéndole un piso cada vez más alto al ritmo de aumento de los precios”, agregó.
Lo que explica ese quiebre en la tendencia inflacionaria, que es alta desde hace varios años, es el menor interés de la gente en quedarse con pesos: según el Estudio Broda, la demanda de dinero cayó entre el 10 y 15% en lo que va del año. Y la inflación se disparó de un 26% el año pasado al 42% de este año.
“La devaluación de enero y las turbulencias financieras del verano han provocado un quiebre en el comportamiento del público, que ha tomado mayor conciencia de la virulencia del proceso de subas de precios y de su impacto erosivo sobre sus tenencias de activos líquidos -dijo Muñoz-. Este reconocimiento ha propiciado una caída sensible en la demanda de dinero; o lo que es lo mismo, la aceleración notoria de su velocidad de circulación. Por ello, en la actualidad hay, en términos reales, menos pesos circulando que a comienzos de año y, sin embargo, esa menor cantidad de dinero sostiene una mayor tasa de inflación.”
Según coincidió Diego Giacomini, economista de Economía & Regiones (E&R), la devaluación de enero hizo bajar la demanda de dinero, pero la expectativa de una futura también la hace bajar: “La gente se anticipa: caen los plazos fijos y aumenta la compra de dólar blue”.
“La caída de la demanda de dinero es la principal causa de que se sostenga la inflación y genera altos riesgo de que espiralice”, agregó Giacomini, quien estimó que el exceso de pesos alcanzó 5,1% del PBI en diciembre pasado, lo que derivó en la devaluación de enero. La gestión de Juan Carlos Fábrega en el BCRA la redujo al 1,1% en abril pasado, pero que desde entonces está volviendo al 4%.
Proyecciones
Según E&R, siempre que la base monetaria crezca al 20%: si la demanda de dinero cayera 15%, la inflación ascendería al 45% anual. Si la demanda de dinero bajara 20%, la inflación treparía al 54%. Y si llegara a caer al 25%, la inflación subiría al 64%.
El interrogante es qué hará la gestión de Alejandro Vanoli en el BCRA, cuando le resta emitir entre 80 y 100 mil millones de pesos más a fines de año y el mercado espera otra devaluación si la situación se mantiene como hasta ahora (sin arreglo con los buitres, déficit fiscal y mayor brecha cambiaria).
“Para que la inflación tome dinámica propia, que suba a pesar de que se emita menos, tiene que seguir cayendo la demanda de dinero. Pero no es evidente que tenga que seguir cayendo”, dijo Juan Manuel Pazos, economista del Estudio Broda. “La demanda de dinero sigue cayendo, pero si el BCRA evita emitir un montón de dinero hasta fin de año o el Tesoro consigue hacer colocación de deuda, hay chances de que la demanda de dinero no profundice su caída. Entonces la inflación puede cerrar el año en el orden del 42%”, explicó.
Estabilizar la demanda de dinero restaría presiones inflacionarias. Según estimó Pazos, la demanda de dinero va a continuar deteriorándose, pero mas lentamente que hasta ahora. Porque cree que el gobierno va a tomar algunas de las medidas que necesita tomar para estabilizarla, pero “sin ser integrales o tener un programa detrás”.
/fuente: cronista.com.ar