24-ABR-2014 A la hora que Jorge Capitanich ya debía estar sentado en el salón del Hotel Alvear, un piquete lo retenía en Leandro N. Alem y Corrientes. Los 200 comensales del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyC) aguardaron al jefe de Gabinete una hora. ¿Sabe que adentro hay empresarios, no?, le preguntó El Cronista apenas llegó. La respuesta a la picardía fue un casi inaudible sí, acompañado de una media sonrisa. La previa del almuerzo venía cargada por recriminaciones cruzadas entre el Foro de Convergencia Empresarial (FCE) y el chaqueño. Después de los cortocircuitos, la Casa Rosada enseguida puso paños fríos.
Antes del discurso de su jefe de ministros, Cristina Fernández de Kirchner ya había sostenido por cadena nacional que era una creación virtual que su Gobierno estuviera en pie de guerra con el sector privado. La proclama presidencial anticipaba que la comida no le caería mal a los empresarios que escucharían a Capitanich a cambio de $950 el cubierto.
Desde el atril, el jefe de Gabinete defendió la gestión de la era kirchnerista, pero subrayó los desafíos, así los llamó, que se vienen, tanto políticos (tenemos un sistema político estable, previsible y competitivo fue su evaluación de las futuras PASO) como económicos, con el pronóstico que la Argentina recibirá u$s 436 mil millones hasta 2025 de inversiones y precisó que necesitamos llegar a los u$s100 mil millones en materia de exportaciones.
Esquivando la reciente polémica con el foro empresarial, que al terminar de comer le entregaron en mano el documento que levantó la polémica (cuyo texto cuestiona la inflación y pide la reducción de la presión impositiva), envió un gesto al sector: Hay un equipo que, por indicación de la Presidenta, está analizando (la posibilidad de actualizar el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias para personas físicas), afirmó.
Fue el único anticipo del jefe de Gabinete. Pero suficiente para despertar al auditorio. En la propia mesa de Capitanich, compartida con el presidente del CICyP, Eduardo Eurnekian; y el titular de la UIA, Héctor Méndez; hubo quien miraba su reloj mientras transcurrían los 53 minutos de discurso. Recién al final de su alocución distribuyeron el plato principal.
Y llegó el momento de las preguntas de los comensales. Acusando problemas de agenda, se explayó en sólo tres. Un categórico no se prevén modificaciones en las normas del comercio exterior derivó en algunos bufidos disimulados en el salón.
/fuente: cronista.com.ar