Con el dólar en $ 15, es bueno tener presente cuáles son los factores que le han agregado tensión a quienes están dispuestos a convalidar esos valores. Por supuesto, atrás queda la discusión sobre si se trata de un valor razonable para las expectativas económicas y la naturaleza de la actividad que tiene la Argentina.
La falta de dólares es una especie de parásito que todo lo invade: la recesión económica, la caída del consumo, la falta de creación de puestos de trabajo, las exangües ventas de los comercios, las suspensiones laborales, la creciente presión impositiva, el disparatado incremento en el valor de los servicios públicos, las astronómicas cuotas de los colegios, los aumentos de las prepagas de medicina, el inalcanzable precio de los alimentos y la energía, la incertidumbre financiera, el cepo a las importaciones, la caída de los salarios en términos reales y finalmente la desbordante inflación se han apoderado de buena parte de las preocupaciones de las familias en la Argentina.
1) DEFAULT y SOJA. Si bien se trata de uno de los factores que el Gobierno soslaya por estas horas, la cesación de pagos de deuda provocada por un excesivo fallo del juez Griesa pone las perspectivas del país en una situación de latencia. Significa que, de necesitarlo, la Argentina no puede (ni podrá) acceder al mercado de deuda, es decir, no podrá tomar dólares prestados, al menos, del principal mercado financiero del mundo. Por lo mismo, la fuerte caída en el precio de la soja, que implica una menor entrada de dólares para la próxima cosecha ha impactado fuerte en las expectativas. Se calcula que serán u$s 7.000 millones menos de un total que hoy ronda los u$s 28.000 millones.
2) INFLACIÓN. El dólar es un activo más. A no dudarlo. Y si bien puede presentar un comportamiento que lo diferencia del resto de los bienes y servicios, medido en pesos, reacciona como mínimo, en forma similar al resto. En una economía con 30 o 40% de inflación anual, la perspectiva es que, si se parte de un valor de equilibrio para el dólar, el tipo de cambio respete esa variación para que no se desvirtúe. Por ejemplo, con atraso cambiario, el dólar se hace más barato, los importadores demandan más dólares y los ahorristas también.
3) DEVALUACIÓN y CEPO. La marcha del tipo de cambio oficial influye sobremanera en el blue. Máxime si se tiene en cuenta que, ante un retraso cambiario, los actores económicos del sector privado (familias y empresas) sacan cuentas. Una mayor brecha entre el tipo de cambio oficial y el blue (hoy en 75%) baja el incentivo de venta de quienes son los proveedores naturales de dólares (los exportadores y productores del agro) porque deben liquidarlo en el mercado oficial a $ 8,42 menos el 35% de las retenciones. Es decir que por cada dólar les pagan poco más de $ 5 y si quisieran volver a dolarizarse con esos recursos, deben ‘agregar’ $ 10 para conseguir un dólar. Por lo mismo, el cepo que sigue operando no hace más que incrementar las tensiones: controles en las calles del microcentro, medidas restrictivas para importadores, aumento de los requisitos para ahorristas vuelcan a un mayor número de personas y empresas a buscar divisas en la plaza informal. A mayor demanda, mayor precio si la oferta se mantiene constante.
4) TASAS NEGATIVAS Y RECESIÓN. Una mayor expectativa de depreciación del tipo de cambio y tasas de interés que, en pesos, resultan más bajas incrementan la demanda por dólares. De hecho estamos en presencia de la menor tasa que pagaron los bancos por sus plazos fijos en lo que va del año: 20%. En un escenario recesivo, las familias están decidiendo tomar menos préstamos. Por ende, a los bancos les sobran pesos. Cuando abunda mucho de un producto (pesos) su precio tiene a bajar, por eso las tasas que pagan los bancos son cada vez más bajas. Si la inflación estimada es del 40% anual y la tasa que me pagan es del 20% anual, entonces en 12 meses me quedo con más dinero nominal pero menos dinero real. El dólar tiene a solventar este problema, ya que permite postergar consumo (ahorro) sin perder poder adquisitivo.
5) EMISIÓN Y DÉFICIT FISCAL. Si bien no es el único elemento que cuenta a la hora de identificar cuáles son los artífices que generan inflación, es importante tener presente que siempre que un Banco Central emite dinero por encima de lo que le demanda el mercado (la gente, las empresas, las familias, etc) esto genera aumento de precios. Si en lugar de ser un evento aislado se trata de una política permanente, entonces la inercia inflacionaria les pega de lleno a todos los activos, por eso “inflación” se define como la suba sistemática de los precios. Si esa emisión monetaria se hace además para financiar el dinero que el Gobierno gasta por encima de sus ingresos, entonces el problema es mayor, porque sus magros ahorros despiertan en quienes utilizan la moneda doméstica la sospecha de que las variables económicas tenderán a desvirtuarse.
/fuente: cronista.com