14-AGO-2014 La recesión, la pérdida de competitividad, el desplome del salario real, el encarecimiento de los insumos y las complicaciones que provoca diariamente el cepo cambiario empiezan a asfixiar a algunas compañías argentinas. La primera gran señal se nota ya en el nivel de incumplimientos que están mostrando en los pagos a sus proveedores: en julio, el rechazo de cheques de toda la economía se disparó un 85%, a un récord histórico de $ 6.100 millones, y mostró así la peor proporción de morosidad desde mitad de julio de 2002 hasta hoy.
El fenómeno es producto de la pérdida de rentabilidad que atraviesan en estos meses las economías regionales, por la caída en los ingresos y el aumento de sus costos fijos.
Y explica junto a otras cosas el “ajuste” que deben empezar a hacer algunas grandes y pequeñas industrias que alimentan una ola de despidos y suspensiones de personal.
Una suba en estos niveles no se registraba desde hacía ya doce años. Según el relevamiento mensual que hacen las cámaras electrónicas de compensación de fondos y que publica el Banco Central, en julio pasado los cheques que efectivamente pudieron ser compensados por sus emisores subieron sólo un 10%. La relación entre ambos fue, en cantidad de dinero, del 3,46%, la más alta de la serie en este período; y en cantidad de documentos, del 4,35, la más alta en 20 meses.
Los bancos advierten hoy serios problemas en las actividades relacionadas con la industria automotriz y con las pymes, si bien la caída de la actividad encuentra hoy a pocos sectores favorecidos. La incertidumbre y la falta de confianza sobre la economía entorpecen las decisiones de los consumidores y, como consecuencia, las decisiones de inversión y de producción de las principales empresas.
En un intento por revertir este escenario, el Banco Central reaccionó y avanzó durante esta semana con una sorpresiva baja de tasas de interés en la deuda que licita semanalmente. Su plan es reactivar la economía a partir de una expansión de la liquidez y un abaratamiento de los costos del dinero. Sin embargo, en un contexto en que los inversores y los ahorristas estaban optando por deshacerse de los pesos, la decisión no hizo más que incrementar la percepción del riesgo, acelerar la demanda de dólares en todos los frentes y aumentar la presión sobre los precios. Ante esto, el Ministerio de Economía -hoy con mayor influencia en las definiciones que toma el Central- decide mantener las restricciones en el mercado cambiario, para evitar que se dispare el tipo de cambio oficial y darle larga vida a la caída de la competitividad cambiaria que hoy sufre el sector productivo.
Fuente: ámbito.com