20 ENE 2016.- No me preocupa tanto el nivel del dólar ni la inflación como sí me inquietan, y en serio, las metas fiscales anunciadas por Prat Gay. Me parece que Alfonso se quedó corto y, en algún momento, el mercado lo puede testear”.
Está recién llegado a Buenos Aires y es uno de los economistas de Wall Street más escuchados por colegas argentinos. Atiende en una oficina en el microcentro. En su biblioteca predominan los libros sobre finanzas y economía en general, pero también hay varios de filosofía y algunas novelas.
“Un economista, si quiere ser bueno, no debe quedarse con la visión técnica. Tampoco alcanza con el saber político. Tiene que sumarle la visión social y filosófica para encontrar respuestas y plantear posibles escenarios”, asegura la fuente consultada que, aunque es un hombre público, esta vez pide mantener su nombre en reserva.
Y, como la mayoría de sus colegas, muestra una evaluación ambivalente respecto de estos primeros días del equipo económico.
Por un lado, ve con buenos ojos el manejo cambiario tras el levantamiento del cepo. Pero, por otro, no oculta sus dudas respecto del gradualismo fiscal planteado por Prat Gay.
Concretamente, sospecha que la meta de 4,8% del rojo en las cuentas públicas que el ministro propuso como objetivo puede volverse un obstáculo a la hora de pedir financiamiento en el exterior.
En definitiva, los prestamistas consideran la disciplina fiscal como una de las garantías derepago.
En este contexto, transitar una senda de reducción del gasto más lenta de lo que se esperaba podría redundar en un nivel de crédito más caro o en menores ventanillas disponibles.
Lo cierto es que, como no ocurría desde hace años, Wall Street volvió a posar su mirada sobre la Argentina.
Muchos banqueros de inversión, empresarios y buscadores de oportunidades en el ámbito bursátil están leyendo las entrelíneas del plan económico anunciado por el ministro Prat Gay.
La percepción que se impone hoy en día es que el inicio de las negociaciones oficiales con los”fondos buitre” es una señal positiva.
Se espera que en un lapso relativamente corto se abra una puerta que había sido clausurada por el kirchnerismo: la salida a los mercados internacionales de crédito.
“Seguramente será antes del comienzo del invierno; a lo sumo durante las primeras semanas de junio o julio. No más allá”, arriesga el economista.
La fuente consultada por iProfesional no difiere del consenso que hoy en día existe en la city porteña. La mayoría de los analistas sostiene que un acuerdo con los holdout se certificarádurante los próximos meses.
Además, afirman que -una vez logrado ese pacto- el titular de Hacienda organizará la salida almercado de crédito.
La emisión de deuda para este año rondaría los u$s7.000 millones, coinciden en señalar. Y anticipan que ese dinero serviría para:
-Abonarles a los importadores, con quienes Mauricio Macri se comprometió a pagarles durante el primer año de mandato.
-Cancelar una parte de los u$s5.000 millones de intereses de la deuda pública que vencen a lo largo de este año.
El escenario 2016
El consenso entre los economistas de Wall Street que monitorean el caso argentino es que elcalendario económico-financiero del primer año del Gobierno tendrá los siguientes puntos clave:
1. Un rápido acuerdo con los holdouts
Para llegar a este pacto, el Ejecutivo debe -sí o sí- contar con el visto bueno en el Congreso.
Es decir, deberá derogar las leyes de Pago Soberano y la del Cerrojo.
La primera impide mejorarles la oferta a los holdouts respecto de los canjes de deuda de 2005 y 2010.
La segunda -sancionada en septiembre de 2014- obliga a los acreedores externos a pasar por la Argentina para cobrar en cada vencimiento de deuda.
2. La postergación del “verdadero” ajuste fiscal
El retoque debe ir más allá de cierto reacomodamiento tarifario de los servicios públicos.
La conclusión de los financistas surge de la información brindada por Prat Gay en su última conferencia de prensa.
En la misma hizo referencia a cerrar este año con un rojo de 4,8% del PBI, un punto por debajo de 2015.
Estiman que con esa meta se quedó “corto”, y que la Argentina necesitará un mayor esfuerzopara volver a los mercados de crédito, más allá de las mencionadas colocaciones que pueda organizar para 2016.
3. Prepararse para un contexto internacional más hostil
Uno de los tantos ejemplos de que se avecina un escenario financiero más complejo lo daBrasil.
La nación vecina acaba de suspender sus operaciones de deuda de los próximos meses, hasta que aclare el panorama y bajen las tasas de interés.
Los inversores, cuando se van de una región, no suelen distinguir mucho entre las situaciones peculiares de cada país.
Ante la consulta de iProfesional acerca de si este corrimiento de Brasil de los mercadospodría dejarle un espacio más generoso a la Argentina, un representante de un fondo de inversión -que también está de paso por Buenos Aires-, se mostró escéptico.
“No creo. Existe una aversión cada vez mayor al riesgo emergente por parte de los inversores”, sostuvo.
“De estos países están saliendo capitales; no hay ingresos. La Argentina perdió la ampliaventana que estuvo abierta entre 2005 y parte de 2014. Ahora es tarde”, completó.
¿Qué hay con los holdouts?
Un rápido acuerdo implicaría una aceptación del veredicto de Thomas Griesa. A lo sumo, afirman en Wall Street, el Gobierno podría discutir el monto de los punitorios, pero este punto no hará a la cuestión de fondo.
Lo más complicado será, en todo caso, el frente interno.
La necesidad de dar de baja dos leyes sancionadas durante la última parte del kirchnerismo, con la memoria todavía fresca de la ofensiva política contra los “fondos buitre”, hará que Gobierno tenga que mostrar destreza política para llevarse el trofeo.
Para el Ejecutivo, un rápido acuerdo en el juzgado de Griesa implicará, más que nada,disminuir el peso del ajuste de la economía.
En otros términos, lo que está en juego es la profundidad y la duración del ciclo recesivo. A mayor recorte de gastos en las cuentas públicas, la caída de la actividad será más grande en el corto plazo.
El equipo económico quiere evitar este escenario, y por eso prefiere -y de hecho así lo manifestaron los funcionarios y también Macri- un acuerdo con los “buitres”. El plan incluye:
-La emisión de deuda por parte de la Nación (los u$s7.000 millones de este año mencionados).
-Diversas salidas que correrán por cuenta y orden de las provincias. En este sentido, ya hubo sondeos de Economía con varios gobernadores.
La tasa de interés que conseguiría la Argentina no sería baja. Para tener una idea, una colocación a 10 años rondaría el 7,8% anual.
Esa cifra es un rendimiento cercano al que viene mostrando el Bonar 2024, tomado como referencia para ese plazo.
¿Y el crecimiento, para cuándo?
Un rápido testeo por bancos de Wall Street y economistas de la city porteña revela que, en su mayoría, prevén un 2016 recesivo.
-El Citigroup, por ejemplo, estima una caída del Producto Bruto Interno del 1,7% para este año.
-Merrill Lynch, más moderado, estima una baja de 0,5%.
-Entre los locales, Miguel Bein ve un retroceso de 1,8%.
-La consultora LCG, de Martín Lousteau, asigna una baja del 1,4%.
No obstante, todas estas estimaciones toman en cuenta un final feliz con los holdouts, un precio de la tonelada de soja en torno de los u$s320 y un ajuste fiscal que no exagere lo anunciado por Prat Gay.
Las dudas, en todo caso, se trasladan al 2017.
No tanto por la situación en materia cambiaria sino en el plano fiscal. Y, en sintonía con este punto, si la economía volverá -o no- a la senda del crecimiento.
Por otro lado, los financistas descreen de que el precio del dólar actual sea el de equilibrio.
“Argentina necesita un tipo de cambio más alto para poder crecer”, afirma un analista que observa los números desde Wall Street.
De todos modos, lo cierto es que la paridad actual, por debajo de los $14, es la “de mercado”. Es decir, la plaza cambiaria no está intervenida.
¿Y entonces? En los bancos de inversión extranjeros sacan cálculos y recuerdan el pasado reciente de la economía argentina.
Como, por ejemplo, lo sucedido durante la convertibilidad.
Allí también, afirman, el “mercado” bancaba el uno a uno, porque la variable de ajuste no era el tipo de cambio sino la deuda. La aspiradora de billetes verdes sostenía esa ilusión.
¿Y ahora? Guardando las distancias (hoy no existe ninguna ley que regule la relación dólar-peso), algunos creen que el equilibrio actual viene dado por el “sobrestock” de dólares en manos de empresas y particulares.
Es decir, inversores que pudieron comprar billetes verdes “baratos” mientras duró el cepo y ahora se sienten atraídos por las elevadas tasas, tanto en esa moneda como en pesos. Un movimiento que, sin dudas, le quita presión al mercado cambiario.
Este nivel de tipos de interés podría mantenerse por un tiempo.
Incluso se elevaría si, como creen algunos analistas, la fuerte absorción de moneda localpor parte del Banco Central le resta liquidez al circuito monetario. Por cierto, una bicicleta financiera aceitada.
En otro sentido (y, de hecho, otro mercado), hay empresas líderes que se stockearon demercadería en los últimos meses, en previsión de la devaluación y que, ahora, handecidido desprenderse.
Prefieren poner el dinero en los bancos, aprovechando las tasas y dejar de reponer esa mercadería. Algunos sostienen que es una prueba de que la recesión podría alargarse: la decisión empresarial no estaría ajena a esa visión negativa.
El mundo juega en contra
La dramática caída en el precio del petróleo es un síntoma más del mal momento del escenario global.
La desaceleración de la economía china aparece como una de las principales razones -si no la principal- de la agitación mundial. El menor crecimiento del gigante asiático arrastra a los países emergentes, algunos de los cuales sufren el doble por el bajón del barril de crudo, como Venezuela o Ecuador, por citar a dos naciones de la región.
El temblor impactó también en los Estados Unidos que, hasta aquí, venía mostrando cierta fortaleza. A punto tal que la Reserva Federal prevé un ciclo alcista de la tasa de interés.
La Argentina sentirá el golpe. Justo ahora que, con el cambio de ciclo político, se podría abrir al mundo.
Además, el dinámico escenario global le pondrá precio y cantidades a las futuras emisiones de deuda. Y el grado de apertura también podría dañar a la economía.
Es un mapa que no estaba en los planes del equipo económico que conduce Prat Gay. De su reacción ante el nuevo e inquietante esquema también dependerá el momento de la salida de la recesión.
Por lo pronto, lo que se escucha “on the record” son elogios pero, por lo bajo, se hacen oir lasdudas.
¿Qué es lo peor que podría pasar si el equipo económico no llena las expectativas que se han depositado sobre él? Para los expertos de Wall Street, siempre existe el riesgo de que elnerviosismo se transforme en una voluntad del mercado para tomarle un test al Gobierno.
Eso, en la Argentina, sólo puede tener un significado: una corrida contra el peso para ver hasta dónde la actual gestión muestra fortaleza y determinación en sus políticas./iprofesional.com