26 NOV 2014 Luego de más de tres semanas alejada de los escenarios, por su internación y posterior recuperación de una sigmoiditis, Cristina Fernández de Kirchner, en su regreso a la actividad pública, pareció desestimar de plano el pedido de gremios propios y ajenos de realizar cualquier excepción del pago del impuesto a las Ganancias, como contraoferta de un bono de fin de año. La Presidenta cerró ayer la 62ª Convención Anual de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), en el hotel Sheraton de Retiro, con un mensaje a los “compañeros trabajadores” a “que cuiden lo logrado” en la última década. “Siempre ponen el hombro porque ponen el trabajo, pero tienen que poner comprensión también”, los instó, deslizando una solapada advertencia: “En Francia y Alemania discuten hoy si congelan los salarios por tres años y la flexibilización laboral”.
Antes de aclarar que llegaba al auditorio “como Presidenta, no a buscar votos”, cuestionó las propuestas de la oposición para “eliminar Ganancias o bajar los derechos de exportación”. Entonces la mandataria lanzó una pregunta retórica: “¿Cómo hacemos para financiar la obra pública si no cobramos impuestos?”. El malestar entre los gremios, incluso oficialistas, no se hizo esperar. Por caso, en la antesala de la palabra presidencial, el titular de la Uocra Gerardo Martínez auguraba la exclusión de Ganancias del aguinaldo.
En varios párrafos del discurso de 40 minutos, la Jefa de Estado le replicó a Gustavo Weiss, presidente de la CAC, que la había antecedido en la palabra. Ella, a su derecha, lo escuchaba en silencio, salvo algunas preguntas al oído del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que estaba a su izquierda. Y anotaba. Coincidió en algo: “El cambio de paradigma es algo distintivo de esta etapa. Hasta el 2003 concebían a la obra pública no como una inversión sino como un gasto”, concordó. En total lo nombró en 16 ocasiones, como dedicándole la alocución, si bien fue un dardo subterráneo a la oposición: “Dice Weiss que ya no hay fuerza política que diga que la infraestructura no es importante. Ahora el tema es cómo se financia. Todos aplauden el Procrear. Que lo paga la Anses. Lo cierto es que para eso tuvimos que recuperar el sistema previsional”, lo aleccionó en público.
“¿Fue dura la Presidenta con Weiss, no?”, lo consultó este diario al ministro de Economía, Axel Kicillof a la salida. “Escuchamos distintos discursos”, replicó el funcionario. Otros empresarios atenuaron el enojo presidencial: “Podría haber sido peor. La sacó barata”.
Cristina Kirchner también les dejó un mensaje al empresariado, menos elíptico, más directo.
“En lugar de preguntarles cuando se encuentran con algún otro político de otro partido, ¿qué pensás, cómo va a estar el dólar, qué le pasa a ésta, estará enferma?, preguntale qué va a hacer él, querido. Y cómo lo va a hacer y que te lo explique con números”, recriminó. Y se metió de lleno en la pre-campaña 2015: “Queremos debatir ideas, sin descalificar”.
En el obligado capítulo de la batalla jurídica del Gobierno con los holdouts de todo discurso, Cristina Kirchner afirmó: “A esta Presidenta ningún buitre financiero ni un carancho judicial la van a extorsionar”. Estaba desafiando a un juez de Nevada que firmó un acuerdo de confidencialidad con los holdouts. Pero venía en línea, con palabras similares, de la defensa oficial luego del allanamiento de Hotesur, empresa con acciones presidenciales, ordenado por el magistrado Claudio Bonadio. Sobre el escenario, Cristina evitó la polémica. Lo mismo cuando abandonó el hotel, esquivando a la prensa, camino a la Casa Rosada. Pocos minutos pasaron para que rompiera el silencio, en Twitter, acusando a Bonadio de cometer la misma demora que ella ante la IGJ.
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