Los acreedores de la Argentina deberán prepararse para sufrir “recortes significativos” en la deuda, afirmó ayer el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz. En una entrevista en el Foro Económico Mundial de Davos, el referente económico del ministro de Economía, Martín Guzmán, dejó en claro su posición sobre la propuesta que elabora el país para que la Argentina genere una dinámica de la deuda que sea sostenible en el tiempo.
En esta línea, desde el mercado están trabajando con un escenario binario: por un lado, la Argentina podría pedir una quita de capital e intereses a sus acreedores en la negociación que encarará en los próximos meses, mientras que por otro lado, podría realizar un canje más a la “uruguaya”, lo que implicaría una extensión de los plazos, sin quita de capital. Lo que ocurre es que el rumbo económico de la Argentina depende en gran proporción de la reestructuración de la deuda. Es que el país necesita descomprimir el programa financiero de los próximos años, con el fin de apuntar a un modelo económico que garantice un programa que sea consistente, tanto financiero como monetario.
Para este año, se espera que la Argentina se contraiga por tercer año consecutivo. En este contexto, el desempleo se mantiene en niveles de dos dígitos con una inflación por encima del 50% (terminó el 2019 con un 53,8%). Stiglitz afirmó que la Argentina necesita tiempo para hacer crecer la economía, una línea repetida frecuentemente por Guzmán, quien sostiene: “Sabemos lo que sucede si tomamos el otro rumbo”. Advirtió que los inversores deberían haber sabido en qué se estaban metiendo cuando compraron bonos argentinos durante la gestión de Mauricio Macri y fueron recompensados con rendimientos muy altos. “Los prestamistas deberían haber sabido el riesgo; es por eso que cobraron una tasa alta”, aseguró Stiglitz. Por otro lado, consideró que los inversores “no están sorprendidos. Probablemente no hicieron su tarea, pero sabían que había un riesgo”.