12-FEB-2014 El dólar es el tema obligado. Está en boca de todos: desde el taxista, hasta el empresario, la ama de casa y el estudiante, nadie deja de seguir y comentar sus vaivenes. Aquellos que además suelen efectuar pagos en esa moneda, o deben hacerlo por alguna circunstancia particular, sienten el golpe al bolsillo aún más.
El billete verde no se reduce al pago de viajes al exterior o propiedades, sino que afecta otros gastos de muchos argentinos, a veces menos perceptibles.
Algunas historias o casos relevados por LA NACION reflejan cómo impacta la devaluación para quienes habitualmente realizan alguna transacción en esa moneda en nuestro país.
IMPLANTES Y PRÓTESIS
Inés Peralta Ramos necesita hacerse un implante dental. Una parte se la cubre la prepaga, pero ella debe abonar U$S 700, “en billetes o en pesos al cambio blue”. Como este caso, hay varios pacientes que por un tema de salud requieren operar con moneda extranjera.
Las prótesis abren otro capítulo. El doctor Diego Mengelle, jefe de la sección de cirugía de cadera del Hospital Universitario Austral y de la Fundación Favaloro, ilustra cómo se dispararon los precios. “Para una mujer de unos 50 años, la prótesis de cadera importada pasó de costarle un estimado de 50 mil pesos a 80 mil y a veces más”, señala.
La devaluación repercutió también en la práctica diaria: “Se suspenden cirugías programadas porque los financiadores tienen que rehacer los presupuestos. Esto impacta en la economía de los hospitales. La ortopedia, por su parte, tiene miedo de perder si vende las prótesis a un dólar a 8, así que calcula el precio en torno a un valor más alto. Todos los circuitos de pago y financiación que teníamos aceitados se revén sobre la marcha”, describe Mengelle.
INSCRIPCIONES A CONGRESOS INTERNACIONALES
Para muchos médicos es la oportunidad de mostrar su trabajo en el exterior y enriquecer el conocimiento imprescindible para su trabajo. Sin embargo, su participación en estos eventos hoy queda sujeta a la voluntad de un laboratorio que los invite -all inclusive-, o al dinero restante a fin de mes. “Para inscribirme en el Congreso Mundial de Oftalmología que se realiza en Tokyo este año, tengo que pagar U$S 500. Imaginate cómo estoy”, comenta la doctora Karina Julián que, sólo para participar, tendrá que desembolsar alrededor de $5400.
Esta limitación se extiende, desde ya, a todos los profesionales que buscan perfeccionarse en este tipo de encuentros internacionales.
MÁSTERS
Cursar el MBA full time de un año de duración en el IAE, la Escuela de Negocios de la Universidad Austral, costará este año 36 mil dólares. La tarifa es la misma que la del año pasado y no se le suma el recargo del 35%. El problema es que se abona en pesos, al valor del dólar oficial. Con lo cual, el mismo curso que el año pasado costaba $216.000, hoy le significará al alumnado $288.000 aproximadamente.
LIBROS Y ENCICLOPEDIAS VIRTUALES
Patricia Nigro es profesora universitaria. Los libros y enciclopedias son herramientas fundamentales para su trabajo. Se compró un Kindle hace un tiempo, donde suele descargarse libros en Amazon, que le cuestan entre 7 y 10 dólares. A pesar de la devaluación, no piensa abandonar el hábito. “Cualquier libro más allá del contenido vale entre 100 y 150 pesos. Tal vez me calme un poco, pero no voy a dejar de comprar”, aclara.
Nigro está suscripta, además, a la Enciclopedia Británica en línea, por U$S 70 al año. Si a fin del 2013 pagó $571, en 2014 la suma anual podría trepar a más de $761.
HERRAMIENTAS DIGITALES
Mala noticia para los blogueros: algunos diseños de la plataforma WordPress, sobre todo los más nuevos, rondan los U$S 75. Al dólar oficial, con el 35% de recargo, implica desembolsar alrededor de $800, solamente por la plantilla.
Aquellos que por trabajo o vocación utilizan programas como el Photoshop también tienen que recalcular. La firma Adobe está exigiendo una “suscripción anual” que puede llegar hasta los U$S 50, dependiendo del “combo” de productos que se necesite instalar.
SERVICIOS DE CORREO INTERNACIONAL
Tanto FEDEX como UPS cobran en dólares los envíos al extranjero. Despachar una encomienda a los Estados Unidos cuesta entre 70 y 100 dólares, dependiendo del tipo de servicio contratado. Una opción que se encarece al ritmo de la devaluación.
NETFLLIX
El servicio online de películas cuesta U$S 7.99 por mes, que se cargan en la tarjeta de crédito. “Cuando empezamos a pagarlo en enero de 2012, costaba unos $35 (ya tenía el recargo del 15%). Hoy, pagamos alrededor de $90. Por ahora, vamos a seguir suscriptos igual, porque las ventajas son enormes”, cuenta Tomás Ordoñez, de 19 años. Hulu es otro sitio que frecuenta la familia Ordoñez, cuya suscripción vale lo mismo que Netflix.
APPS Y CANCIONES DE ITUNES
Sumarse a la última tendencia en música y aplicaciones móviles tiene su precio. En la tienda de Apple, las canciones valen alrededor de U$S 1. Si el año pasado, con el impuesto del 20% y un dólar a 6, valían alrededor de $7, hoy cada pieza de música ronda los $11. Algo similar ocurre con las apps, que, en general, cuestan entre 0.99 y 2.99 dólares.
• Trabajar en Argentina, ganar en dólares
Las únicas que podrían verse beneficiadas por la devaluación son las personas que trabajan en el país, pero ganan en dólares. Aunque no todo es color de rosa para este puñado de “privilegiados”. Deben recurrir a todo tipo de estrategias para cobrar y reunirse con su sueldo.
A Sofía, por ejemplo, la empresa para la cual trabaja de manera freelance, le gira el dinero a la cuenta de un familiar que vive en Uruguay. “Voy a buscar la plata de vez en cuando”, cuenta.
A Nora, de 27 años, la contrató una consultora estadounidense para hacer algunos trabajos. Averiguó entonces en su banco si sus empleadores podían depositarle dólares. Le reafirmaron que si tenía una cuenta en dólares, ella podría retirar dólares. Sin embargo, la contadora de Nora le indicó que para facturar en esa moneda, debía hacerse un talonario de facturas E (de exportación). Finalmente, optó por darle a la empresa un número de cuenta de un banco estadounidense de un familiar, para que le transfirieran allí el sueldo, que ahorrará hasta que pueda viajar a retirarlo.
Para la mayoría de estos trabajadores, el sueldo se convierte en un ahorro forzado con el que no cuentan todos los meses ya que tienen que esperar para tenerlo en sus manos debido a las restricciones. Una situación atípica, con todos los pros y contras que esto supone.
Fuente: lanacion.com.ar