Tras haber desplegado artillería pesada para mantenerlo atado, el dólar blue salió de su letargo para volver a cruzar la barrera de los $9. De este modo, este nuevo salto dejó a las claras el fracaso de todos y cada uno de los intentos oficiales por imponer un “veranito” en la plaza cambiaria. Cabe recordar que, allá por mayo último, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, había echado mano a sus clásicos “telefonazos” a cambistas, decretando “feriados” súbitoscon los que buscó, una y otra vez, ir enfriando el mercado y aplacar el ritmo de operaciones.
Paralelamente, también había entrado en escena la ANSES, mediante la venta de acciones y bonos por la friolera de u$s1.000 millones, con los que logró momentáneamente enfriar el valor del “conta con liqui” – mecanismo que consiste en adquirir un papel que cotiza a nivel local, en pesos, y venderlo en el exterior en dólares-, y que éste pegue de lleno en la cotización del blue.
Así, con estas repetidas intervenciones, el Gobierno logró ir bajando el valor del paralelodesde su nivel récord -del orden de los $10,45 a principios de mayo-, hasta los $7,86 logrados a mediados de junio. En ese
entonces, la brecha respecto del oficial llegó a reducirse hasta un46%.
Toda esta artillería permitió que el billete marginal deambulara en torno de los $8 durante algunas
semanas. Sin embargo, como quedó de manifiesto, todos esos esfuerzos se volvieron inocuos en cuanto
volvió a despertar.
En cuestión de días, el informal se fue acercando a los $9 y las proyecciones privadas ya hablan un blue que
podría estar tocando los $11 en los próximos meses. “El mercado está convencido de que se volverá rápido a una cotización de dos dígitos del paralelo”, disparó el consultor Salvador Di Stéfano.
Efectos colaterales
Así las cosas, conforme vuelve a ampliarse la brecha -actualmente de más del 60%-, comenzaron
a “pulverizarse” los deseos del Gobierno de llevar algo de normalidad al mercado cambiario. En primer lugar, un achicamiento del gap entre ambas cotizaciones, con un oficial que venía acelerando el paso, brindaba un terreno más propicio para que los productores se desprendieran con mayor velocidad de la cosecha, considerando que reciben 3 pesos “y monedas” por cada dólar en concepto de venta de soja.Sin embargo, con la expectativa puesta en un blue sobrepasando los $10 hacia fin de año, la estrategia de “sentarse sobre la cosecha” volvió a cobrar fuerza, justo cuando se vienen los meses más críticos para el Gobierno en materia de disponibilidad de divisas.
Aunque este “retaceo” de la soja, que está redundando en una desaceleración en el ingreso de billetes
verdes a la economía, no es el único flagelo que amenaza con complicar a la administración kirchnerista.
Expertos alertan que esta brecha que va cobrando vuelo día tras día está volviendo a generar un marco de mayores incentivos para que empresas apelen a maniobras ilegales para hacerse de dólares, principalmente a través de las importaciones, la última vía por la cual las compañías pueden acceder al preciado valor fijado por el BCRA.
“Quedó demostrado que, en cualquier economía en la que haya un mercado paralelo, existe un número de empresarios que se ven tentados de acceder a dólares al tipo de cambio oficial por la vía de operaciones irregulares”, aseguró Fernando Baer, director de la consultora Bconomics, para quien “esta nueva disparada del blue puede redundar en un mayor crecimiento de este tipo de maniobras”.
En concreto, el analista hizo referencia así a la sobrefacturación de importaciones, unmecanismo ilegal que
consiste en ingresar productos del exterior declarando precios más elevados que los reales. Lo que buscan estos empresarios, según Baer, es “obtener más dólares al tipo de cambio oficial”, dado que cuando el Gobierno autoriza una importación, el Banco Central está obligadoa liberar divisas para que, a su vez, esta empresa realice el giro a su proveedor del exterior.
Así las cosas, el problema que genera una nueva ampliación de la brecha, alertaron desde Bconomics, es que se termina incentivando a que más compañías realicen compras al exterior pero declarando oficialmente un valor más elevado por la mercadería comprada, para que la entidad monetaria les libere más dólares.
Posteriormente, estas firmas que apelan a la sobrefacturación, giran una parte de ese monto para cubrir la operación “real” -es decir, para pagarle al proveedor por los bienes despachados hacia la Argentina-, mientras que un porcentaje de los dólares otorgados por el BCRA, entre un 10% y un 15%, se terminan destinando a una cuenta en el exterior a la cual tiene acceso el importador.Bajo la óptica de Baer, este “despertar” que experimentó el blue en los últimos días, “potenciará aquellas maniobras ilícitas que tengan como objetivo poder hacerse de divisas al tipo de cambio oficial”.
“Fuga” multimillonaria
El presidente de una reconocida cámara empresaria, vinculada con la industria, aseguró aiProfesional que “este tipo de mecanismos es más común de lo que se cree. De hecho, hay firmas que, ante la imposibilidad de girar divisas al exterior por el cepo oficial, estarían apelando a esta modalidad como forma de sacar fondos del país”.
En este contexto, Bconomics recientemente realizó un estudio controvertido y que tiene como objeto
demostrar los efectos nocivos del desdoblamiento del mercado cambiario.Según este documento, se estima que al menos el 15% de las importaciones totalesrealizadas por empresas instaladas en la Argentina a lo largo de este año, estarían sospechadas de ser consecuencia de la sobrefacturación.
Traducido en números concretos, las operaciones que incurrirían en algún tipo de modalidad ilícita podrían alcanzar los u$s10.800 millones durante 2013. El punto central es que estas operaciones restan divisas de la plaza doméstica, dado que es el propio Banco Central el que debe otorgarles a los importadores los dólares para que éstos realicen el giro a sus proveedores en el exterior.
Así las cosas, todo monto que no tenga como finalidad realizar un pago verdadero y concreto a un exportador que envía sus productos a la Argentina, y que se derive a cuentas paralelas fronteras afuera para sacar beneficio de la brecha, se traduce en dólares que estarán siendo restados del superávit comercial y, por ende, de las reservas del BCRA. En buen romance: este mecanismo se está constituyendo en un verdadero “foco” de “fuga” para el Gobierno.
El dato no menor es que los cerca de u$s10.800 millones señalados por Bconomics, superan incluso a la cifra que, para este año, expertos estiman que alcanzará el superávit comercial, es decir, el resultado entre exportaciones y compras al mundo, el cual se ha convertido en la última gran “canilla” de divisas.(fuente i-profesional)