Para incentivar la igualdad de género en el ámbito laboral, el Ministerio de Trabajo busca extender la licencia de paternidad a 10 días corridos, un período que hoy la ley fija en dos días. Ese es uno de los principales proyectos que tiene en carpeta la cartera laboral con el objetivo de reducir la brecha de participación entre los varones y las mujeres en el lugar de trabajo.
“Es una tendencia a la igualación, va a ser muy paulatina, muy gradual, pero sí, hay una idea extender en una primer etapa a 10 días la licencia de paternidad”, anticipó este miércoles el subsecretario de programación técnica y estudios laborales, José Anchorena, durante una conversación con periodistas en la sede de la cartera laboral.
De hecho, hay empresas privadas que ya se adelantaron al cambio de norma y aplican esta medida por iniciativa propia. Se da, sobre todo, en filiales locales de firmas multinacionales.
La idea de las autoridades es discutir el proyecto en ámbitos tripartidos, con empresas y sindicatos, y en del Congreso con el resto de las fuerzas políticas. La propuesta surge del informe de la Dirección de Equidad de Género de Trabajo denominado “Las mujeres en el mercado de trabajo”, que fue presentado por el funcionario y que revela en la última década una desaceleración en el ingreso de las mujeres al mercado laboral a nivel global, después de medio siglo de crecimiento sostenido.
Según el diagnóstico oficial, la desmejora se observa con particularidad en el grupo de mujeres casadas y unidas, pertenecientes a hogares vulnerables y mayores de 40 años. Así, pese a sus logros educativos, ellas tienen más probabilidades de encontrarse y permanecer desempleadas. En la Argentina, la tasa de actividad es del 72,4% en los varones y del 48,1% en las mujeres, una diferencia de más de 24 puntos.
Las diferencias también son regionales. La mayor brecha en la participación del mercado laboral se encuentra en el NEA, NOA y Cuyo, que alcanza hasta 27 puntos, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires es de 9 puntos. Y hay una segregación horizontal por la cual las mujeres tienen baja presencia en las actividades primarias o de la construcción, mientras que son mayoría en la confección, comercio al por menor, hotelería y restaurantes, actividades financiera y de seguros, e investigación y desarrollo.
Respecto de la brecha salarial, las mujeres se ubican se sitúan en su mayoría dentro del grupo de menores ingresos. En el decil 1, el inferior de la escala se concentran 1,1 millón de mujeres, mientras que los varones son 525.000. Por el contrario en el decil 10, donde se agrupa la población de mayores ingresos, la proporción es inversa. Allí los varones son 1 millón y las mujeres 596.000.
“La concentración de mujeres en la escala más baja de ingresos puede explicarse por la percepción de ayudas económicas, AUH y otros ingresos no salariales provenientes de la seguridad social por la inserción mayoritaria de las mujeres sin calificación en el sector del trabajo doméstico remunerado y por los ingresos originales en changas y ocupaciones informales”, sostiene el estudio de Trabajo.
En el sector privado, el informe muestra que en el cuarto trimestre de 2016 la remuneración promedio de las mujeres asalariadas registradas fue de $19.860, mientras que la de los varones alcanzó los $25.978. Esto significa, según los datos del SIPA, que las mujeres perciben salarios entre un 21 y 24% menos que los varones. Las mayores diferencias se registran en el sector de la pesca (44%), sector financiero (24,2%), minas (23,7%), servicios comunitarios (23,5%) y electricidad (21,3%).
En el mercado de trabajo informal, la distancia entre los ingresos es del 35% si se compara el salario mensual y de -9% si se mide por hora. Este dato es clave para el Ministerio de Trabajo.
“Si se observa el salario por hora la brecha salarial desaparece, por eso creemos que la brecha se debe más a la menor cantidad de horas que trabajan las mujeres más que al ingreso que perciben por ahora”, arriesgó Anchorena.
La contracara es la gran diferencia en el tiempo promedio dedicado al trabajo doméstico no remunerado, que en los varones es de 3,4 horas y en las mujeres, de 6,4 horas. Los datos se desprenden de la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo del INDEC del tercer trimestre del 2013.
Según los resultados, el 88,9% de las mujeres y el 57,9% de los varones realiza tareas en el hogar sin percibir una remuneración por ello.
Las autoridades intuyen que la brecha de participación e ingresos en perjuicio de las mujeres se debería, entre otros factores, a que son ellas quienes deben tomar a su cargo las tareas en el hogar no remuneradas.
Por ello, otro de los focos de atención de la cartera laboral es el trabajo doméstico, en el que apuntan a reducir el nivel de informalidad. En efecto, la cartera laboral reveló este miércoles que ya empezó a enviar cartas a los domicilios de 100 mil empleadores constituidos por contribuyentes de altos ingresos, familias con hijos, y matrimonios, un sector en el que los funcionarios detectan la mayor tasa de empleadas domésticas en la informalidad.
Aparte de la actualización de normas y leyes, la agenda oficial para la equidad de género en el mercado de trabajo contempla la elaboración de una guía “referencial” destinada al sector empresario, con la que las autoridades a través de encuestas buscan estimular a las compañías a seguir un listado de criterios recomendados. “No es obligatorio, pero te pone un standard”, explicó Anchorena.
Las líneas de acción de la cartera laboral incluyen además una campaña de sensibilización, el impulso del programa 111 Mil con foco en la inserción de mujeres en el sector tecnológico, el diálogo con empresas y sindicatos y la participación en foros internacionales, como el G20, la ONU y OIT.