03-SEP-2013 El Gobierno presentará en sociedad, antes de las elecciones del 27 de octubre, el nuevo Índice de Precios al Consumidor a nivel nacional que reemplazará al insostenible IPC-GBA que cada mes diseña la conducción del INDEC de Ana María Edwin y Norberto Itzcovich. La novedad que se promete es que el flamante indicador, de alguna manera, no estará intervenido por Guillermo Moreno, con lo cual debería ser confiable a los ojos del público. Pero lo importante es que, si el Gobierno consigue aplicar el cronograma que tiene en mente, el primer dato sobre la nueva inflación se podría conocer en enero de 2016, esto es, cuando ya haya terminado su mandato.
El 13 de noviembre se reúne el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la única misión de tratar los datos estadísticos de la Argentina. Fuentes del Ministerio de Economía de Hernán Lorenzino aseguran que en las próximas semanas, los técnicos del Fondo que trabajan con el país para la elaboración del nuevo índice recibirán el proyecto final con las fórmulas que la Argentina promete utilizar en la medición. La decisión sobre si el nuevo índice es serio o no recaerá en Alejandro Werner Wainfeld, director para el Hemisferio Occidental del Fondo desde febrero de este año. Werner es hijo de argentinos, pero nació en México, ya que sus padres se exiliaron en ese país durante los años 70. Es egresado del MIT, fue reconocido por el Word Economic Forum (WEF) como uno de los jóvenes brillantes de la década y Lagarde le tiene una confianza total. Reemplazó al chileno Nicolás Eyzaguirre, y el aval o rechazo al IPC nacional será su primera acción sobre la Argentina. Por ahora no hay pistas sobre su visión final, más allá de haber dejado en claro que su posición es “objetiva”.
El proyecto que presentará en semanas el Gobierno en Buenos Aires, aseguran en Economía, fue trabajado por el INDEC y 16 universidades de todo el país, que colaborarían en la encuesta final. El nuevo IPC nacional será mensual y usará una canasta de bienes y servicios fija y no continua, tal como hace el actual índice; fiscalizará localidades de más de 5.000 habitantes y promete desplegar unos 600 encuestadores en todo el país.
Políticamente, el nuevo índice tiene una clave. Por los mismos tiempos técnicos de cualquier nuevo índice que mida los movimientos de los precios, su aplicación demandará un año de estudios. Si el FMI lo avalara en noviembre, podría comenzar a ejecutarse en enero de 2014. Luego, al llegar a enero de 2015, el indicador terminaría de chequearse para, a partir de ese mes, efectivamente comenzar a aplicarse. Finalmente, como se necesita que transcurran 12 meses para su difusión pública, el dato efectivo se conocerá en enero de 2016, ya con otro Gobierno en la Casa Rosada. Fuente: AMBITO FINANCIERO