17-ENE-2014 La mentira tiene patas cortas, o a se expone por su cuenta con el paso de los años. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) puede señalar que el la inflación fue de 10 % en 2013, pero puede toparse con la verdad con cualquier índice privado y provincial, que superan el 25%, y en el consumo cotidiano.
La inflación, básicamente, impacta en los asalariados, entre los sectores más vulnerables, ya que no pueden proteger su salario ante el incremento de precios. A pesar que lo digan que no lo hay, el ajuste lo termina haciendo el trabajador. Y el ajuste se hace de manera planificada o no planificada. Esta vez, se lo hace de forma planificada.
Mentir con la inflación tiene, además, un componente gravoso para las finanzas públicas, porque al subestimar el indice de inflación, implícitamente, se subestima la tasa de crecimiento. El Gobierno dice que la economía crecerá alrededor de un 6% el próximo año. Mentir con la estadística también implica pagar más por el cupón PBI: U$S 3.000 millones más por la deuda.
Todavía no se puede dimensionar el costo de los errores del indec. Se tiene una creciente distorsión de precios, sobre todo, en el actual economía. Se ha perdido la noción de lo que es caro o barato en el país, a partir del contexto inflacionario.
Las señales políticas no reflejan el cambio hacia una mayor profesionalización de la economía en 2014. Si no hay modificaciones, no habrá una mejora sustancial, sino todo lo contrario, la base de problemas existente aumentará: crecerá menos el país; habrá mayor déficit en infraestructura energética; igual o mayor inflación; conflictos sindicales por la suba de precios; déficit de las provincias y más caída de producción agropecuaria.
/ fuente: lagaceta.com.ar