11 MAY 2015.- Algunos sindicalistas necesitan de manera urgente un asesor de imagen. No tanto para mejorar la opinión que tiene la sociedad de ellos, sino para ayudarlos a descifrar el enigma del momento: cómo exhibir acuerdos salariales a tono con lo que quiere el Gobierno, es decir, del 25% o 26%, y que los trabajadores descubran que son más beneficiosos que los firmados el año pasado, aun cuando los anteriores hayan sido por un porcentaje mayor. Los mercantiles, por ejemplo, tienen comprobado que con el acuerdo por el 26% en una sola cuota recibirán un promedio de 3.500 pesos más que con el aumento vetado por Cristina Kirchner, de un 30% en dos tramos de 15%.
Por eso el 26% que aprobaron gremios K como Comercio y la UOCRA puede ser beneficioso para el Gobierno porque le permiten a Axel Kicillof mostrar una cifra a tono con la inflación anual de este año y a los dirigentes sindicales, la posibilidad de que sus bases reciban más dinero con un porcentaje nominalmente menor, pero la modalidad del pago en una sola cuota, desde abril, les transfiere la inquietud a los empresarios, que empiezan a rebelarse secretamente contra un impacto del aumento que les causa urticaria (ver aparte).
“Es un escopetazo en el pecho”, graficó un vocero del sector de supermercados. La UIA analizará este nuevo escenario salarial en la reunión que su comité ejecutivo mantendrá mañana, aunque ya se prendieron señales de alerta.
Kicillof deberá apelar entre los empresarios al mismo poder de persuasión que utilizó para convencer el jueves pasado a un puñado de sindicalistas K de que debían firmar acuerdos moderados. Los primeros que aceptaron fueron Armando Cavalieri, de Comercio, y Gerardo Martínez, de la UOCRA. Dicen que del encuentro secreto, en la sede de un gremio ubicado en la avenida Belgrano, participaron también Antonio Caló (UOM), Andrés Rodríguez (UPC N) y Omar Viviani (taxistas), y que la propuesta oficial para destrabar las paritarias fue: “Hay que desalentar las expectativas inflacionarias. Firmen por un 26% en un solo pago o un 28% en dos tramos”.
Cerca de Caló y de Rodríguez negaron esa reunión. En el entorno de Cavalieri y de Martínez confirmaron el encuentro con el ministro. Los sindicalistas K llegaron ante Kicillof tras haber intentado un diálogo para vulnerar el tope salarial del 25% a través de ministros “más políticos” como Aníbal Fernández y Julio De Vido, mientras Tomada, con menos herramientas que en paritarias anteriores, logró que fuera su colega de Economía quien explorara ante el gremialismo alguna solución. El titular de Trabajo advirtió que el 25% puro era inviable. Tenía razón.
Con Comercio y la UOCRA como escudo, el Gobierno intentará esta semana sacar del pantano a las paritarias. Parece una misión imposible que el 26% en una cuota conforme a los bancarios, que pararán mañana por un 33% y de una compensación en Ganancias, o a los aceiteros, que exigen un 42% y siguen con la huelga por tiempo indeterminado.
El congreso de los gastronómicos pedirá esta semana el 35% en dos cuotas. La combinación del cepo salarial y de las rebajas insuficientes de Ganancias reflotó la idea de otro paro general. Luis Barrionuevo insiste en extenderlo por 36 horas, pero la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT) avalará mañana la propuesta de consensuar con las tres CGT uno de 24 horas. Primero habrá una protesta de los portuarios y marítimos a favor de la reactivación del sector, impulsado por el líder de la CATT, Juan Carlos Schmid, feliz por un logro: presentó un libro sobre la historia de su gremio con presencias de rivales K como Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez. Un simulacro de la unidad sindical.
Mientras, Caló reunirá de apuro a su consejo directivo en las próximas horas para analizar la oferta de Kicillof. Así como está, dicen, es imposible de aceptar si no se incorpora el bono de 2.000 pesos al sueldo básico. Ante el Ministerio de Trabajo, el jueves pasado, los 1.500 delegados de la UOM hicieron presión sobre los funcionarios y también sobre sus dirigentes: había muchos carteles con el reclamo del 32% de aumento y hasta alguno que, de forma inquietante, pedía un 40%.
El mandamás de los metalúrgicos se juega mucho en esta negociación paritaria: el gremio renovará autoridades en las elecciones de octubre de 2016. ¿Buscará Caló su reelección o dará un paso al costado”. Sus allegados juegan al misterio: “No está decidido. Verá cómo está de salud y qué pasa en la UOM”.
Caló está atrapado entre la bronca de las bases y las diferencias en el secretariado metalúrgico sobre la estrategia que deben seguir (y los costos de mantener un oficialismo a ultranza). A mediados de abril, cuando el congreso de delegados de la UOM resolvió un paro de 36 horas, el líder del gremio estaba convencido de que nunca iba a concretarse: todas las señales que recibía por parte del Gobierno eran favorables a un aumento “sin un tres adelante” y a una solución definitiva al Impuesto a las Ganancias en junio (que afecta al sector siderúrgico), cuando cerraran casi todas las paritarias.
Hoy, todo es bastante distinto: Cristina Kirchner le impuso un nuevo tope salarial del 25% y Kicillof anunció pomposamente rebajas en el impuesto a las Ganancias que casi no benefician a nadie.
Por eso será clave escuchar qué dirá hoy Caló cuando hable, a las 19, en la Feria del Libro, para presentar la reedición de “La doctrina peronista”, de Juan Domingo Perón. Casualmente, o no, el viejo general advierte en un párrafo de esa obra: “Una Argentina de trabajadores con salarios miserables podrá enriquecer a unos pocos, pero labrará, segura y fatalmente, su propia ruina”./ clarín.com.ar