Cada vez que se aproximan las elecciones se presenta el mismo debate: cuál es el límite entre publicitar actos de gobierno y hacer campaña con lo público. Más allá de las leyes que indican claramente hasta cuándo se pueden realizar inauguraciones de obras, para evitar asociarlas con la campaña, durante los meses previos al día electoral se multiplican las publicidades oficiales que muestran en primera plana a su candidato.
A partir de la reforma de la Constitución del 2.006 en Tucumán, que permitió la reelección en todos los cargos provinciales y municipales, son pocos los funcionarios que no buscan renovar su mandato. Desde ese momento, las publicidades de los actos de Gobierno pasaron a ser spots que muestran al funcionario-candidato siempre dando felicidad a la gente, hablando de las bondades de su gestión y hasta criticando a opositores. Incluso hasta hemos llegado al punto de que el slogan usado por el candidato es el mismo que utiliza para su gestión de gobierno.
La publicidad de los actos de gobierno es uno de los principios básicos de nuestro sistema republicano. Su razón de ser consiste en permitir que la ciudadanía pueda acceder al conocimiento de la actividad que llevan adelante sus representantes en el gobierno. A partir de dicha publicidad, es posible ejercer el control ciudadano sobre los funcionarios.
En cada elección escuchamos que es muy difícil ir contra el “aparato oficial”. El problema es cuando el aparato oficial es a costa de lo estatal, de lo que le pertenece a todos y lo que lleva a las carencias de todos.
Tucumán fue noticia a nivel nacional en las últimas elecciones, con hechos que cambiaron las reglas del juego sobre el clientelismo, bolsones y acarreo de votantes. Ahora los postulantes debieron entender que están ante la vista de todos, que en cada persona hay una cámara, un micrófono y en cada red social la posibilidad de mostrar lo que no es correcto y por ello son más cuidadosos en no cometer actos cuestionables. Por ello ahora apuntan fuertemente a la campaña más que al día de votación, pero nuevamente están errando el camino, otra vez se están equivocando en el uso de los recursos del Estado y otra vez nos están defraudando.