24 ABR 2015 Me rompo el alma negociando, llegamos a un acuerdo y me entero que el Gobierno dice que no, estamos todos así”. La queja no proviene de un gremialista opositor, sino de un dirigente del sindicato de Comercio que, la semana pasada, se vio sorprendido en plena discusión salarial, cuando las cámaras empresarias pegaron un volantazo y desconocieron el principio de acuerdo al que habían arribado con Armando Cavalieri en forma privada para lograr un aumento del 30 por ciento.
La anécdota es sintomática de las crecientes complicaciones que transitan las negociaciones salariales para avanzar por los carriles habituales en un año electoral. Los metalúrgicos y losbancarios enfrentaron un escenario similar en las últimas horas: denuncian un empantanamiento de la discusión y están al borde del paro.
Mientras el titular de la UOM, Antonio Caló, pide una suba del 32%, los bancarios liderados por Sergio Palazzo exigen un incremento del 38%, compuesto por un alza del 33% en las remunraciones y unos puntos adicionales en compensación por Ganancias.
Al igual que los mercantiles, se trata de gremios con buena llegada al Ejecutivo que, sin embargo, vislumbran la “mano invisible” del Ministerio de Trabajo detrás del estancamiento de sus respectivas paritarias.
En otras ocasiones, a esta altura del año, el Gobierno conseguía al menos que una o dos entidades gremiales del sector privado cerraran mejoras moderadas y marcaran una referencia para el resto de la economía. Ese era el papel que jugaban Caló, Cavalieri o Gerardo Martínez, de la construcción, en reemplazo del camionero Hugo Moyano, hoy enfrentado a la Casa Rosada.
Ahora, en cambio, cada vez son más los sindicalistas que aseguran haberse topado con un muro de contención a la hora de negociar salarios. La prueba está en que prácticamente no se han cerrado acuerdos anuales, pese al llamado constante de los funcionarios a defender las paritarias “libres”.
En efecto, sólo los docentes lograron una recomposición para todo el año, a cambio de aceptar un porcentaje a tono con la pauta oficial. En tanto, los petroleros de yacimientosextendieron las sumas acordadas en el verano hasta mitad de año. Y los tabacaleros, unos de los pocos que acordaron un aumento anual superior a la expectativa oficial, temen que Trabajo no lo homologue.
La demorada actualización en los sueldos parece confirmar así el pronóstico trazado por el titular de la cartera laboral, Carlos Tomada cuando, días atrás, dijo sugestivamente que los reclamos salariales debían pasar por el “filtro” de la negociación.
La aclaración intentaba llevar calma a los industriales, luego de que la UIA amenazara con “sacar corriendo” a quienes pidieran subas del 40% y así despertara la furia de la dirigencia gremial.
Los cruces reflejan el clima de incertidumbre que se palpa hoy en ambos lados de la mesas. A diferencia de paritarias de años anteriores, desde los abogados empresariales hasta los sindicalistas advierten cambios en la modalidad de la discusión colectiva, entre los que se destacan, los “acuerdos cortos“.
Durante el verano, metalúrgicos, petroleros, bancarios, colectiveros y ferroviarios adoptaron las sumas “puente” hasta tener una mayor claridad del escenario económico y político.
Por ello, los especialistas observan un nuevo fenómeno al que con distintos nombres califican de “neoparitarias”.
Sin embargo, el síntoma más expresivo de estas transformaciones no se encontraría en la letra de los arreglos. Los negociadores aseguran que la clave está en la actitud asumida por las autoridades.
Desde este punto de vista, en lugar de apurar el cierre de convenios como antes, los funcionarios ahora los enfrian, con el fin de reforzar una pauta del 25% y distanciar las subas a lo largo del tiempo ante un eventual ajuste en Ganancias.
“El Ministerio de Trabajo, que ha sido un protagonista central de la negociación colectiva en la era K, hoy juega un papel conservador, tratando de alinear la inflación, ahora declinante, con las aspiraciones sindicales”, dijo el abogado de empresa Julián De Diego.
Impasse
En los últimos días, la presión del Gobierno sobre las conversaciones salariales se vio reflejada en los cambios de estrategia que adoptaron los gremios y las cámaras empresarias.
Los bancarios rechazaron la intención de las entidades financieras de extender por otro mes las sumas “puente” acordadas en verano, pero lo que más les llamó la atención fue que el sector privado argumentara que aguardaba la señal de ABAPPRA, la cámara que reúne a la banca estatal.
En otro frente, los mercantiles tuvieron que incorporar la posibilidad de acordar un 18% hasta julio o una suma transitoria por dos meses, ante la imposibilidad de lograr un aumento del 30%.
Con todo, la falta de acuerdo despertó malestar en las bases del gremio, que en algunas seccionales se hizo manifiesto a través de las redes sociales.
“Cuando tenga que pagar los impuestos y vaya al super, ¿qué digo, que mi sueldo esta en un impasse?”, dijo una afiliada.
Sucede que Cavalieri había envíado una nota a las cámaras mercantiles en las que formalizó un pedido del 30%, dividido en dos cuotas iguales a pagarse en abril y octubre, más tres sumas fijas de $1.200. Así buscaba elevar el básico de $9.600 a 12.200 pesos.
El reclamo se sustenta en un balance crítico de lo que fue la paritaria del 2014, según el cual los afiliados de Comercio habrían perdido siete puntos porcentuales en términos nominales, tras recibir una mejora del 27% contra una inflación privada del 34,8%.
“El incremento ni alcanzó a cubrir el ajuste de precios y por tanto aún menos nos permitió iniciar el camino de la tan ansiada recuperación salarial”, indican los mercantiles.
En un principio, el titular de la CAME, Osvaldo Cornide, se mostró conforme con la solicitud, persuadido de que repite el esquema del año pasado y que es un calmante frente a las demandas de hasta un 40% que se ven en otras actividades.
Sin embargo, la semana pasada, hubo un cambio repentino del lado empresario que dejó trunca la discusión y desde el gremio apuntaron los dardos contra el Ministerio de Trabajo.
“(Los funcionarios) les dicen (a los empresarios) que traigan la guita al país, pero no les dejan darnos aumentos. El motivo es un problema político, no quieren dar más del 25%”, señalaron fuentes del sindicato.
En todos los casos, la demora en las conversaciones parece llevar a los gremios a reducir sus expectativas salariales y a las empresas a converger hacia un valor cercano a la pauta oficial.
Mientras el sector privado busca que los últimos tramos se paguen después de las elecciones, los sindicalistas rehúyen de esa opción. Como la mayoría de los acuerdos se extienden hasta el primer trimestre del 2016, “nadie nos garantiza que el año próximo no vaya a ser mayor la inflación“, advierten.
Cambio de Gobierno
La ausencia de resultados llevó a algunos gremios a enfrentarse con los empresarios, a los que ahora acusan de especular con un cambio de Gobierno. Sólo la aparición de Tomada evitó este jueves que los metalúrgicos lanzaran la huelga que tenían prevista, por lo que habrá otra reunión el lunes próximo.
“Estos tipos están jugando con el tiempo y el vencimiento de una administración en 2015. Están especulando para ver cómo pueden achicar los costos del salario”, dijo en la previa el secretario adjunto de la UOM, Juan Belén.
El sindicato y las cámaras metalúrgicas se habían propuesto avanzar por el sinuoso camino de las sumas “puente”, pero los resquemores compartidos entre las partes terminaron por retrotraer la discusión a foja cero.
“Desdoblar paritarias es complicado, no sé qué puede suceder después de las elecciones”, dijo a este medio el titular de CAMIMA, José Luis Amaturo.
En el fondo, la discusión salarial está teñida por la inquietud sobre la evolución de los precios, luego de que el año pasado prácticamente todos los gremios acusaran una pérdida de poder adquisitivo.
Con todo, los sindicatos no ocultan su desconfianza en las autoridades, a las que otros años veían interesadas en un cierre rápido de la paritaria y ahora ya no.
“No hay apuro del Estado para que se solucione cuanto antes”, dijo a este medio el titular de la UOM cordobesa, Rubén Urbano.
Lo cierto es que estas son unas paritarias en las que el rasgo distintivo es el cambio de roles por parte de los funcionarios.
En esa línea, algunos analistas creen que, dado que Economía logró quebrar la tendencia ascendente de la inflación, cualquier alargamiento de los tiempos de las paritarias le resulta funcional, ya que los sindicatos tienen como costumbre tomar como referencia la inflación de los últimos 12 meses.
De esta forma, las expectativas de aumento se ubicaban en 35% en febrero, si se toma en cuenta la inflación Congreso, mientras que para los que negocien en junio la proyección sería de un 25%.
Hay también otro aspecto que es determinante este año y tiene que ver con el “timing”político, una variable que dictaría el ciclo salarial, según los expertos, dado que el momento de mayor recuperación de los ingresos coincidiría con el calendario electoral.
“El poder adquisitivo tendrá una trayectoria con forma de ‘n’ a lo largo del 2015″, destaca Economía & Regiones.
Así, la consultora prevé una mejora de los sueldos sobre mediados de año, para luego volver a caer en la segunda parte, cerrando diciembre apenas por debajo de los niveles actuales.
El hecho de que se produzca una sensación de mayor poder adquisitivo en ese período, facilitado por las paritarias, el aguinaldo y la actualización de los planes sociales, podría determinar un empuje al consumo con la consecuente mejora del humor social.
Realineamientos
Mientras tanto, de no haber avances, el titular de la CGT oficialista ya advirtió que en las próximas horas lanzará el paro de 36 horas decretado la semana pasada y que aplazó a la espera de que los empresarios flexibilizaran su postura de otorgar sólo un 20% de suba.
Pese a las amenazas, los allegados de Caló aseguran verlo “desencajado” desde que se vio obligado a resolver una medida de fuerza.
“Entró al cuadrilátero y le sacaron el banquito, lo dejaron sólo“, graficó un secretario general del interior que presenció la reunión de cúpula donde se definió el paro.
La política salarial del Gobierno puso al metalúrgico en una situación incómoda. Por un lado,tiene sus fichas puestas en un triunfo del oficialismo en las urnas y en alinear a su tropa detrás de ese objetivo.
Pero, por otro, necesita darle una respuesta a sus bases, que en el paro del 31 de marzo manifestaron su malestar en importantes fábricas del país, como es el caso de Aluar y Siderar.
Para despejar dudas, en su gremio explican que el sindicalista “se sacó la foto con todos“ los candidatos del Frente para la Victoria, como es el caso de Julián Domínguez y Diego Bossio,aunque Daniel Scioli es el único presidenciable con el que se muestra.
La movida responde al posicionamiento heterogéneo que han asumido las seccionales del gremio, repartidas entre los aspirantes del riñon presidencial, el gobernador bonaerense y hasta representantes de la oposición.
En territorio antiK, la dirigencia de la UOM se ha alineado con sectores antagónicos del peronismo, como ocurre en Vicente López donde hacen campaña a favor de Sergio Massa, y en Córdoba donde metalúrgicos y metalmecánicos respaldan a José De La Sota.
El juego a dos puntas se nota incluso en el cambio de discurso: puertas adentro de la UOM aclaran que “el modelo no es el gobierno”. En el campo empresario, las cámaras también están divididas. Mientras ADIMRA acompaña, desde AFAC y Techint se muestran más distantes.
Los mercantiles no se quedan atrás. Las seccionales del conurbano aportarán unos 20.000 personas al acto del Frente Renovador previsto para el 1 de mayo en el estadio de Vélez y le darán una mano al tigrense para fiscalizar los comicios de la Provincia de Buenos Aires. “Eso no significa que Cavalieri esté con Massa”, aclararon desde el gremio./ iprofesional.com