24 ABR 2015 Más por necesidad que por conveniencia, el Gobierno aceptó que, a veces, lo mejor es patear las deudas y que las pague otro. O, en términos de mercado: a veces conviene más refinanciar una deuda que cancelarla.
La Presidenta Cristina Kirchner planteó hace tiempo este dilema. Mientras estuvo embanderada en la política de “desendeudamiento”, fustigaba a quienes en el pasado habían apelado al “roll over” -ni más ni menos que pagar viejas deudas con nueva deuda- porque, denunciaba, eso era lo que deseaba la banca extranjera, que quería cobrar intereses y comisiones.
La propia Cristina lo explicó públicamente. En agosto de 2013, advertía: “Cada vez que Wall Street se puso contento a nosotros nos fue muy mal.El mercado pide el “roll over” de la deuda porque ahí hay buenos negocios para los que cobran intereses y comisiones. No me hablen de endeudamiento sin aclarar para qué“.
Lo concreto es que esta semana quedó claro que la etapa del desendeudamiento quedó cancelada. Y ahora empezó otra: el festival de bonos. Al Bonar 24 emitido esta semana por 1.416 millones de dólares se suman los dólares que aportará YPF (1.500 millones). Ayer el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, no descartaba la posibilidad de nuevas emisiones en lo que resta del año. Ya fueron lanzadas además varias emisiones de bonos en pesos atados al dólar. Los US$ 500 millones que emita la provincia de Buenos Aires estarán un tiempito en las reservas. Scioli los necesitará en octubre para su propio roll over: debe saldar un bono internacional.
Hay que decir que no hay analista económico que ponga reparos en esta mutación de la estrategia financiera. Seguir pagando con reservas del Banco Central ya era casi imposible y muy riesgoso. En cambio, demostrar que se puede acceder a financiamiento voluntario (aunque a tasas que supera en mucho a las promedio de los países emergentes) siempre es una buena noticia. Y finalmente, se supone que las futuras emisiones de deuda se podrán concretar a tasas más bajas. Además, los dólares sirven para alimentar la demanda de los importadores, que necesitan insumos para reanimar la producción de bienes.
Lo real es que el Gobierno necesita 6.000 millones de dólares para cancelar el pago final de Boden 15. En este caso puntual, el “roll over” deja un saldo negativo. Se está cancelando un bono que devenga una tasa de interés anual del 7% con otro que se colocó a una tasa del8,95%. Es decir, crece el costo financiero. A cambio, se gana en solvencia porque engordan las reservas del Banco Central, y eso sí que tranquiliza a todo el mundo.
En cuanto a la posición contraria al roll over que mostraba Cristina, por las comisiones y por los intereses, hay que decir que debió bajar las dos banderas. Ayer se comentaba que el Gobierno no pagó comisiones por la colocación del Bonar 24 a cambio de venderlo un dólar más barato que el precio de mercado. Es decir que dejó de recaudar casi US$ 13 millones, que es lo mismo que pagar una comisión del 1%. Y en cuento a los intereses, está todo dicho: Argentina hoy debe aceptar pagar la tasa de interés más alta del mundo. Una gran alegría para los inversores de Wall Street que apuestan a prestarle plata al Gobierno argentino./clarín.com.ar