Rendiciones y sanciones como eje de control
Los procesos electorales que fomentan la competencia por el poder político, en el marco del restablecimiento de la democracia, trajeron como consecuencia que los partidos recuperen un rol protagónico en la escena política. Asumieron como instituciones autónomas con funciones de carácter general e interés colectivo, con la necesidad de afrontar gastos de funcionamiento, por lo que las prácticas partidarias no pueden desarrollarse sin recursos financieros.
Estos fondos permiten a los partidos organizarse, comunicarse con la sociedad y, en definitiva, sostener la costosa maquinaria que las actuales campañas electorales implican. Pero el financiamiento que necesitan trae aparejado dilemas que generan preocupación a la sociedad: la falta de transparencia en cuanto al origen y destino de los fondos, el desmesurado gasto en las campañas electorales y el ineficaz control de las rendiciones de fondos, entre otros aspectos.
Los mencionados inconvenientes han permitido el desarrollo del financiamiento ilegal, el predominio de influencias de grupos económicos y hasta el flagelo del narco financiamiento, situaciones que ponen en alto riesgo la independencia partidaria.
La proliferación de escándalos acontecidos en diferentes países han puesto al descubierto estas prácticas ilegales en la política, las que conspiran con los fundamentos mismos de la doctrina democrática. Al mismo tiempo han demostrado las profundas debilidades de los mecanismos de control previstos en las diferentes legislaciones.
Esta delicada situación brinda argumentos para cuestionar la legitimidad misma del sistema democrático y la pérdida progresiva de prestigio, tanto de la política como de los políticos. Esto conlleva a una sospecha continua por parte de la sociedad, ocasionando desinterés y descreimiento generalizado en las instituciones de la democracia.
Es por ello que consideramos que la relación “dinero-política” debe ocupar un lugar relevante en la agenda pública de Argentina en su conjunto y de nuestra Provincia en particular. El sistema de financiamiento debería garantizar una competencia política abierta, libre y equitativa que tienda a fortalecer la confianza de la gente en los partidos, la política y la democracia, teniendo como eje la transparencia.
En este sentido un sistema mixto, público y privado, con rendición de cuentas y un órgano de control fuerte, respaldado por un eficaz régimen de sanciones, son requisitos esenciales para una reforma exitosa.
La rendición de cuentas requiere de la presentación de informes periódicos, auditoría y publicidad.
Uno de los temas principales en la agenda política es el fortalecimiento de los partidos y el rescate de la ética política perdida. Pero el cumplimiento de estos objetivos sólo se logrará con partidos más fuertes, más democráticos y firmemente comprometidos con estos propósitos, y en este tema la cuestión del financiamiento político juega un papel fundamental.
Fuente: La Página del Colegio en La Gaceta.-