10 OCT 2014 Hace varios años que el impuesto a las Ganancias tiene protagonismo y enorme impacto sobre los ingresos de los trabajadores en relación de dependencia y también autónomos. Cada año, el arrastre de las desactualizaciones en las escalas de retención y en los montos de los importes deducibles, impactan en el salario neto y la presión impositiva resulta agobiante.
Para los empleados con más altos ingresos, cada vez hay menos chances de reducir el monto del impuesto retenido y, desde el 2013, el Gobierno determinó que los dependientes con ingresos brutos superiores a los $ 25.000 mensuales sean los que reciben el peor de los impactos.
Tanto las deducciones permitidas como las alícuotas del impuesto están absolutamente desactualizadas, distorsionando lo que cada persona debería aportar.
Así las cosas, de no modificarse el impuesto durante el 2014, los que tengan ingresos superiores a los $ 25.000 pagarán este año más del doble de lo que se descontaba en el 2012.
Por ejemplo, un trabajador que tiene un salario bruto mensual de $ 35.501 ($23.092 neto de bolsillo) y que no deduce cargas de familia como esposa e hijos, pagó $ 41.650 de impuesto a las Ganancias en 2012 y lo proyectado para este año es que pague $90.914 (un 118% más). Mientras, el salario bruto en estos dos años se incrementó por debajo del 62%.
Analizando el mismo caso desde el 2008 a la fecha, el ejecutivo que cobra hoy un salario de $ 35.501, ese año ganaba $7.865, un incremento salarial de un 451%. En cambio, la evolución del impuesto a las Ganancias fue muy superior y creció cuatro veces más que el salario.
En 2008, pagaba la suma de $ 5.117 de impuesto anual y este año, el proyectado es de $90.414, un incremento del 1767%.
Lo cierto es que se mida como se mida, el impuesto impacta en el salario real de los trabajadores. Y si quisiéramos medir la evolución en dólares tomando el tipo de cambio del momento desde el 2008 a la fecha, ese año se abonaba anualmente u$s 1.619 mientras que la proyección para 2014 es de u$s 11.338, es decir, un 700% más medido en la divisa norteamericana.
Ahora bien; ¿qué pasa con el salario real considerando el impacto de la inflación y el impuesto?
El maltrecho salario real
La presión impositiva impacta en el salario neto de bolsillo y neutraliza los incrementos salariales entre un 6 y 23%, según el sector y el nivel de sueldo con que se cuente. Y de incorporarse el efecto de la inflación, las caídas del poder adquisitivo del salario, luego de pagar el tributo de Ganancias correspondiente, van desde el 10% al 19%.
Es un hecho; el impuesto a las Ganancias se convirtió en un callejón sin salida para el trabajador y hay pocas chances de aliviar su impacto.
Hay varios ejemplos que corroboran que la presión impositiva, no sólo creció por encima del salario, sino también muy por encima de otros bienes de la economía. ¿Cuánto se pagó de impuesto a las Ganancias y qué hubiese pasado si invertíamos en otro tipo de inversión? Por ejemplo, un ejecutivo que tiene un ingreso bruto mensual de $ 58.676 recibe un ingreso neto de $ 38.954 y habrá pagado desde el 2008 hasta el 31 de diciembre de este año el equivalente a la friolera de $ 555.875 ó u$s 105.915 de impuesto.
También podemos medirlo en otro tipo de inversiones:
En metros cuadrados
Tomando en cuenta lo que se pagó de impuesto en cada año, en el período que va de 2008 a 2014 se hubiese podido comprar 64 metros cuadrados de departamento usado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Medido en metros cuadrados podemos corroborar que el impuesto creció por encima del valor de los inmuebles. En el 2008, con lo que se pagaba de impuesto anual, se podían comprar 4,28 metros cuadrados, en cambio, este año, lo que se pagará de impuesto anual es el equivalente a 13,68 metros cuadrados. En el caso de un asalariado que tiene en la actualidad un ingreso bruto mensual de $45.135 ($30.152 de bolsillo) o con un ingreso bruto mensual de $35.501, pagó 37 y 20 metros cuadrados respectivamente.
En cocheras
Lo que se abonó en impuesto entre 2008 y 2014 equivale a un total de entre 2,3 y 6,3 cocheras. Una de las inversiones que más creció dentro del mundo del negocio inmobiliario, gracias a la fuerte venta de autos que generó una demanda natural de espacio. Hoy, sin embargo, el sector automotriz está en crisis.
Lo cierto es que un ejecutivo con un ingreso de $ 38.954 netos, está pagando el equivalente a casi una cochera por año. A diferencia del metro cuadrado de departamento usado, que en los últimos dos años sufrió una caída de alrededor del 12% en dólares, en el caso de las cocheras, su valor resistió respecto a años anteriores. Ahora, en caso de considerar, tanto en el metro cuadrado de departamento o en cocheras, una renta mensual por el alquiler, la diferencia sería aún mayor.
En autos
En el caso de los autos, la diferencia entre el pago del impuesto y la evolución de los precios de los automóviles marca una diferencia muy notoria. Hasta el 2013, el valor de los autos creció por debajo de la inflación y de los salarios, con tasas promedio de entre un 13% y 16%. Considerando el modelo base de la marca Renault Clio, un trabajador con un ingreso bruto mensual actual de $ 58.676, pagó en los últimos años el equivalente a más de siete autos. Mientras que en 2008, con lo que pagaba de impuesto, hubiese comprado 0,29 de un auto, todos los años se fue incrementando esta relación llegando en 2012 a casi un auto y medio. Y este año alcanzará a dos autos. Es decir, el pago de impuesto creció por encima del valor del automóvil.
En oro
El caso del oro es muy interesante ya que estamos tomando un bien que ajusta por el dólar y que su precio no está relacionado con la economía local. En este caso, no sólo impacta un impuesto desactualizado, sino que también hace referencia a un tipo de cambio atrasado. Según diferentes niveles de salario, con lo aportado por Ganancias entre 2008 y 2014 se hubiese podido adquirir entre 23 y 90 gramos de oro. También en este caso se ve un fuerte incremento del impuesto versus el valor del oro. El precio del oro marcó un récord desde la crisis internacional de 2008, llegando a cotizar cerca de u$s 2.000 la onza. En el 2008, con un valor de la onza de oro en u$s 872, la retención del impuesto a las Ganancias era el equivalente a seis gramos; en 2010, con un precio del oro de u$s 1224,53 comprábamos 8,85 gramos; en 2012, 12 gramos, y para este año representará el equivalente a 18 gramos de oro. En 2013 y 2014, además de aumentar el impuesto, coincidió que el oro cayó mucho de precio. La conclusión se repite: el impuesto creció por encima de la cotización del oro.
En motos
Pero también los trabajadores con sueldos más bajos que son alcanzados por Ganancias se ven afectados. Por caso, un trabajador con un salario bruto mensual de $ 25.000 ($ 17.885 netos) abonará este año de impuesto un total de $ 37.246, mientras que en 2012 pagaba $ 10.808, es decir, que sufrió un incremento superior al 300%.
Medido en motos, lo que paga por este impuesto este año equivaldría a comprar 2,14 motos. En 2012, sólo podía comprar 1,20 motos. El ejemplo confirma que el impuesto también aumentó por encima del valor de algunos bienes para los salarios más bajos de la escala. Otro ejemplo: un trabajador con un salario bruto mensual de $ 20.000 ($ 15.628 netos mensuales) abonará este año de impuesto a las Ganancias $ 12.644, mientras que en 2012 pagaba un valor de $3.600. Como en el caso anterior, si se lo mide en motocicletas, lo que paga de impuesto este año equivaldría a comprar casi una moto (0,84),
En acciones del Merval
De todas las inversiones mencionadas, el mercado de capitales fue el único que creció por encima del incremento de Ganancias. Si en lugar de pagar de impuesto la suma de $ 555.875 (como vimos en un ejemplo anterior) invirtiéramos en acciones, al día de hoy tendríamos un capital de $ 1.163.765.
Si tomáramos la performance de acciones como Edenor, en los últimos tres años, o en el caso de Tenaris, desde 2009, los rendimientos serían muy superiores. Edenor rindió aproximadamente un 400% y Tenaris un 800%.
Con este panorama, el próximo gobierno tendrá el gran desafío de actualizar y reducir el pago de impuesto, pero sin afectar la recaudación. Además de ser una tarea para nada fácil y con necesidades de agenda mucho más importantes, la administración que suceda al gobierno kirchnerista deberá encontrar la forma de apaciguar el golpe en algunos sectores o, por lo menos, intentar aminorarlo en forma paulatina.
Porque el impuesto a las Ganancias necesita una reforma total, actualizando los topes y sus tramos y analizando la capacidad contributiva real de todos los sectores que se ven afectados por este tributo.
Asimismo, hay que determinar un ajuste sistemático que refleje la performance real de la economía, como por ejemplo, el índice de precios mayoristas, o que siga la evolución del salario, para evitar que el impuesto crezca desproporcionadamente y termine por no reflejar el contexto económico. La mala noticia es que para lo que resta del año y el próximo, no se espera al parecer ningún cambio en este tributo, al menos para los segmentos de altos ingresos. Salvo, claro, que se llegue a algún tipo de arreglo con los fondos buitre a partir de 2015 que permita descomprimir y otorgue oxígeno a la alicaída economía argentina. Caso contrario, la distorsión y la presión impositiva serán cada vez más profundas.
/fuente: cronista.com.ar