17-ENE-2014 BUENOS AIRES.- El plan del Gobierno carece de consistencia porque no ha incluido ninguna señal creíble de que intentará reducir el exceso de pesos. Sólo se ha depreciado el peso contra el dólar a un ritmo superior a la inflación, pero sin que otra ancla nominal reemplace el rol de contenedor de la inflación que tuvo el tipo de cambio hasta 2012. El acuerdo de precios y salarios tuvo siempre la debilidad de no estar acompañado por el componente ortodoxo que se requiere en cualquier programa serio de estabilización. Peor, ahora parece difícil mantener una pauta cercana al 26%, donde se ubica la inflación real. Si el verano transcurre sin medidas fiscales significativas, el Gobierno deberá sortear varias pruebas:
• Hacer frente a la reducción estacional de la demanda de dinero que tiene lugar sobre finales de enero y comienzos de febrero de cada año. Esto ocurrirá en un contexto de abundancia de pesos por la emisión relacionada a los pagos de aguinaldos de empleados estatales y jubilados, y en el cual se arrastra un exceso de pesos como consecuencia del gran “corralón” que generó el endurecimiento del control de cambios desde 2011.
• Detener el drenaje de reservas, ya que el stock actual (neto de los depósitos de las entidades financieras en el BCRA) no es suficiente para hacer frente a los vencimientos de deuda pública y privada de 2014 y 2015.
• Evitar una aceleración de las pautas de los aumentos salariales en un contexto de inflación creciente. La decisión de no avanzar en una mejora fiscal significativa expone a la economía a un ajuste por dos vías alternativas (o a una combinación de ambas). Resolver el “exceso” de pesos por medio de una aceleración en la tasa de inflación y resolver el “faltante” de dólares a través de una recesión que reduzca las importaciones.
/ fuente: lagaceta.com.ar