14 ENE 2015 Las pesquisas intentan determinar el origen del dinero que el empresario Enrique Blaksley utilizó para hacer negocios con Messi, Federer, Boca Juniors, Usain Bolt, el polista Adolfo Cambiaso y el Hard Rock Café, entre otros. Llamativas comisiones y jubilados de bajos recursos aparecen en la millonaria trama de la causa.
¿Qué tienen en común Lionel Messi, La Dolfina y el payaso Plim Plim? Parece el comienzo de un chiste, pero no lo es. Se trata apenas de tres de los nombres que aparecen vinculados a Enrique Blaksley Señorans, personaje conocido entre los ricos y famosos de la Argentina como un empresario e inversor en ascenso. Pero el éxito que logró en los últimos años parecería ser tan sospechoso que lo dejó bajo la mira de la Justicia por presunto lavado de dinero y evasión de impuestos.
Los negocios de Blaksley y su compañía Hope Funds S.A. sorprenden por el alto perfil de los involucrados: se asoció a la familia Messi para abrir en España una cadena de cafés con su nombre, trajo a Roger Federer a la Argentina junto a la empresa Imagen Deportiva del empresario Guillermo Marín, pagó para que Usain Bolt viniese a correr contra el Metrobus, adquirió el 47% del fondo de comercio del Buenos Aires Design por u$s20 millones, compró la licencia del Hard Rock Café Argentina por unos u$s7 millones, se quedó con el manejo de parte del merchandising deBoca Juniors, es auspiciante de la selección nacional de básquet y hasta adquirió la mitad del estudio de animación Smilehood, conocido por la creación del personaje del payaso Plim Plim.
Sus numerosos acuerdos lo llevaron a ser entevistado por los medios incontables veces en los últimos dos años. A todo aquel que quisiera escucharlo, le contaba la historia de cómo se inició en los negocios con un servicio de venta de huevos a domicilio en el San Isidro de su juventud. Su nombre se volvió conocido sobre todo en el mundo de los caballos y el polo: se convirtió en el sponsor principal del mejor equipo del mundo (La Dolfina); abrió el club de polo La Indiana Hope Funds y se asoció con la familia Heguy para encarar la cría de equinos. Cumplidos los 40 años, él mismo se hizo jugador y fundó un equipo amateur.
En los reportajes, Blaksley define su rol actual como “mecenas del deporte y el arte“. También se considera un “desarrollador de talentos”. Pero eso “requiere de un financiamiento importante”, aclara. Sobre ese “financiamiento importante” es que la Justicia posó su lupa.
Hope Funds S.A. está integrada por dos accionistas: Blaksley tiene el 97% de la empresa, con 1.455.000 acciones, mientras que su socio Federico Armando Dolinkue posee el 3% restante, con 45.000 acciones. En su página web, la firma se presenta como una compañía de inversiones que opera “con discreción sobre el patrimonio de las personas, dentro de un marco global denominado Arquitectura Financiera Múltiple“. Según relataron fuentes del mercado aInfobae, la sociedad creada en 1989 ofrecía llamativos porcentajes de ganancias: aquellos clientes que aceptasen dejar sus dólares en manos de Blaksley por cinco años recibían la promesa de percibir un interés de 12% anual. También sorprende a las fuentes la comisión del 6% sobre el contrato firmado que recibían todos los vendedores que cerraban acuerdos por más de un año.
Semejantes negocios lograron llamar la atención de la AFIP. Los investigadores de la entidad recaudadora pusieron la lupa sobre el hombre de 49 años, Hope Funds y las más de 50 sociedades vinculadas. Infobae contabilizó empresas a su nombre o de sus allegados repartidas entre la Argentina, España, Suiza, Perú, Panamá y los Estados Unidos. Entre ellas se destacan Hope Funds Holding SL, que sería utilizada para los “Café Messi” en España; Cameron Court LLC, con más de 30 propiedades en los EEUU que hasta hace poco estaban a su nombre, y la inversión que comparte con el empresario del tango Juan Fabbri para la explotación de los lujosos “Malbec Wine Bar & Restaurant” y “Tango House” en Nueva York.
DE LOS 521 CLIENTES DE HOPE FUNDS, APENAS 3 ESTABAN EN REGLA
Las profusas pesquisas de la AFIP revelaron que el empresario no sólo no podría justificar el crecimiento de su patrimonio, sino que ni siquiera tendría forma de explicar el origen de los fondos que utilizó para sus inversiones. El ente recaudador alertó a la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), que a su vez presentó una denuncia a la Justicia. “Los múltiples indicios detectados sobre la inusualidad manifiesta en los negocios desarrollados por Blaksley Señorans a través de su empresa ‘Hope Funds S.A.’ [son] elementos que sustentan con holgura el inicio de una investigación orientada al posible lavado de activos de origen delictivo”, señala el escrito del titular de la Procelac, Carlos Gonella, al que tuvo acceso Infobae.
Debido a que Blaksley tiene domicilio en el partido bonaerense de San Fernando, la causa recayó en el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional de San Isidro N°1, a cargo de la magistradaSandra Arroyo Delgado. A su vez, Fernando Domínguez fue el fiscal sorteado. Aunque Gonella presentó su denuncia el 6 de mayo del año pasado, sorprendió tanto a la AFIP como a los fiscales el poco interés que la magistrada puso en la investigación.
Fuentes de la fiscalía de San Isidro insinuaron a Infobae que hubo demoras en la causa: “La jueza dispuso tareas de inteligencia sobre los domicilios, lo que alertó a los principales acusados”. Los sospechosos, con aparente información sobre los movimientos del juzgado, entregaron por “propia voluntad” algunos documentos. Recién después de que ocurriera eso, Arroyo Salgado habría ordenado algunos de los 17 allanamientos que habían sido solicitados de forma “urgente” por la fiscalía.
El informe que entregó la AFIP es contundente: de los 521 clientes que tiene la empresa Hope Funds, apenas tres estaban en regla, tenían la capacidad económica suficiente para hacer una inversión y la dejaron asentada en su declaración de impuestos. Es decir que el 99,42% de los clientes violaron de una forma u otra la ley argentina, según el escrito que firmaron Jorgelina Beritich Medina, jefa de la Sección Actuaciones Judiciales de la División Penal de la AFIP; José Antonio Bilbao, titular de la Dirección de Planificación Penal de la Subdirección General de Asuntos Jurídicos, y Diego Alejandro Franco, jefe de la División Penal Tributaria. En la investigación que entregaron a la Procelac, los tres funcionarios coincidieron en señalar que los inversores “aparecen haciendo aportes de dinero no declarado en la firma citada y que ésta toma en préstamo para invertir y así dar inicio a un circuito de blanqueo de esos fondos“.
De acuerdo con la denuncia firmada por Gonella, la empresa utilizaba el dinero de sus inversores de manera ilegal, ya que no estaba autorizada por el Banco Central de la República Argentina para hacerlo: “La actividad principal declarada por ‘Hope Funds S.A.’ ante la AFIP difiere del alcance real de sus negocios, ya que no parece haber identidad entre la prestación de ‘servicios inmobiliarios realizados a cambio de una retribución o por contraprestación’, con la captación de fondos de terceros mediante mutuos y de su inversión en sociedades de diversa índole”.
Dinero negro entregado por fuera del sistema bancario, inexplicables sumas millonarias, préstamos sin declarar y la sospechosa inclusión de un grupo de personas de la tercera edad sin dinero declarado hasta su primera jubilación son apenas algunas de las irregularidades relevadas en la investigación de la AFIP.
EN SU WEB, HOPE FUNDS PROMETE MANEJAR “CON DISCRECIÓN” LAS INVERSIONES DE SUS CLIENTES
Tales fondos le permitieron a Blaksley juntar con los años un álbum de fotos que sería la envidia de cualquier político en campaña: por su donación a la fundación Leo Messi pudo retratarse con la estrella de Barcelona; con Federer se fotografió cuando organizó su partido exhibición en el municipio de Tigre; con Adolfo Cambiaso se mostró innumerables veces gracias al auspicio que Hope Funds paga en La Dolfina; al futbolista Ariel Ortega le organizó su partido homenaje; a las tenistas Venus y Serena Williams las trajo también para una exhibición; tuvo a Emanuel Ginóbili de orador en su evento “Hope Funds 2013 – Año de la elevación” y a David Nalbandian le pagó el sponsoreo cuando corrió el Rally Argentino.
Cuando aún falta que la investigación avance, las preguntas son múltiples. ¿De dónde salió el dinero que financió a Hope Funds? ¿Son fondos no declarados para evadir impuestos? ¿O son, como sospecha la Procelac, millones provenientes de otro tipo de delitos? ¿Podrán quienes invirtieron su dinero recuperarlo? ¿O se trata de una gran estafa como la que hizo Bernard Madoff en los Estados Unidos?
El caso todavía está lejos de esclarecerse. Pero las sociedades, los países y los apellidos ya se entrecruzan en una investigación que comienza a perfilarse como una de las causas por lavado de dinero más resonantes del año.
Fuente: Infobae