30-ENE-2014 En el gobierno hay preocupación. Con la batalla de la devaluación perdida, el foco está puesto ahora en los precios y en mantener vivo el consumo interno, pata fundamental del modelo económico. Antes de partir hacia Cuba, la presidenta Cristina Fernández dio orden a su Gabinete de priorizar la contención de precios y de postergar la cuestión salarial hasta alcanzar acuerdos como el que ayer se anunció para el sector de electrónicos y línea blanca.
Así, todos los funcionarios del Poder Ejecutivo están avocados a evitar que la depreciación del peso se traslade en su totalidad al valor de los bienes y servicios. Para eso, las primeras líneas del gobierno están teniendo reuniones con los empresarios de distintos sectores de la economía, en las que se está pidiendo también su colaboración a los sindicalistas, firmando acuerdos para ponerle techo a las subas y multando a quienes incurran en abusos.
Los funcionarios saben que un porcentaje de esa devaluación impactará directa e indefectiblemente en los productos que tengan componentes importados, pero al mismo tiempo, advierten una intolerable especulación en varios sectores, que aumentaron –del viernes a hoy– entre un 15 y un 25% sus productos, aún cuando se produzcan íntegramente en la Argentina. Pero el principal problema de esos aumentos de precios es que generarán una inmediata retracción del consumo –especialmente si se reducen las cuotas como consecuencia del incremento de las tasas de interés– y un incremento en la demanda de suba salarial por parte de los trabajadores. Esta puja llevaría a la economía a una espiral peligrosa que podría asemejarse a otros momentos críticos del país.
En confianza, dentro del gobierno hay quienes admiten que perdieron la pulseada y que se vieron obligados a devaluar. Pero al mirar el escenario que quedó montado después de la desvalorización del peso y de la flexibilización de las restricciones cambiarias, se preparan para una nueva etapa. Ese nuevo período implica resignar ciertos estandartes que cayeron junto con el bastión kirchnerista de “no devaluarás”. El siguiente baluarte que podría caer sería el del desendeudamiento, que llegaría con un crédito internacional con fines de financiar obra pública a tasas razonables al que se accedería luego de acordar con el Club de París. Según confirmaron en el Poder Ejecutivo, ese acuerdo está más cerca de lo que parece.
Si se lograra mantener el precio del dólar en torno a los ocho pesos –para lo cual habría que enfrentarse seriamente con el sector de la economía que busca llevarlo a 13–, sería necesario un nuevo esquema de diálogo social en el que empresarios y sindicalistas deberán ceder, al menos, parte de sus aspiraciones.
En el Ministerio de Trabajo, por ejemplo, ya venían preparados para unas paritarias más duras que en años anteriores, porque admitían que en los últimos 40 días de 2013 y durante enero, la inflación se había acelerado y, como consecuencia, las paritarias 2014 debían contemplar esa pérdida de poder adquisitivo del salario. Pero ahora ese panorama se complejizó porque a la suba de precios se le agrega la devaluación. Si bien los porcentajes de inflación y devaluación no pueden sumarse –porque la primera incluye parte de la segunda–, muchos empresarios tienen aspiraciones de sumar esas variables aritméticamente, y es de esperar que los sindicalistas lo hagan también. Pero para no llegar a esa riesgosa espiral de precios y salarios, en Alem 650 aspiran a poder contener las paritarias –que hasta el jueves pasado se imaginaban en un rango de entre el 20 y el 25%– en no más del 30 por ciento.
Con la promesa de que intentarán moderar las pretensiones de suba de sueldos que tienen los sindicatos, los funcionarios concurrirán a las próximas reuniones con los empresarios de los distintos sectores: construcción, tecnología, metalúrgicos, venta de electrodomésticos, entre otros. Finalmente, en la cartera laboral también piensan en dejar para más adelante –cuando se hayan cerrado las paritarias y cuando el nuevo índice de precios al consumidor del Indec esté instalado y pueda ser tenido nuevamente en cuenta como referencia– una evaluación de cómo quedaron parados los salarios frente a los precios. Si los márgenes quedaron cerca, no habrá mayores cambios. Ahora, si el alza de precios se encuentra para entonces por encima de lo alcanzado en paritarias, se permitirá la reapertura de las negociaciones a fin de garantizar que no haya pérdida del poder adquisitivo del salario. Con esa advertencia a los empresarios quieren dar inicio desde Trabajo a las paritarias 2014.
Pero más allá del intento de postergar todo lo posible las negociaciones salariales, hay algunas paritarias que no podrán extenderse mucho más en el tiempo: docentes es el caso testigo. Los maestros de toda la Argentina están sujetos a una paritaria nacional que aún no se inició formalmente; luego, cada distrito negocia con ese acuerdo como piso. A menos de cuatro semanas del inicio de clases, con los abultados aumentos que los policías provinciales consiguieron con dudosos métodos como referencia y con el antecedente de un comienzo con conflictos en muchos distritos en 2013, no se vislumbra que la paritaria docente 2014 vaya a ser sencilla.
El otro sector que no puede postergar mucho tiempo más la paritaria es el de los choferes de micros de larga distancia de la Unión Tranviaria Automotor, que ya anunció un paro para el 1, 2 y 3 de febrero próximo ante la falta de respuesta del sector empresario a sus reclamos. En la cartera laboral intentan llegar a un acuerdo contrarreloj o, en su defecto, recurrir nuevamente a la conciliación obligatoria. Saben de la complicación que implicaría que esta medida de fuerza se efectivice, tanto por la señal que se enviaría en este contexto como por el desgaste de los usuarios que intentarán volver o salir de vacaciones.
Y habrá que ver cómo pilotea el gobierno el reclamo salarial que vienen pregonando los sindicalistas que integran las centrales obreras opositoras. Tanto Hugo Moyano y Luis Barrionuevo como Pablo Micheli anunciaron que no aceptarán subas de sueldos inferiores al 35 o 40 por ciento. Y además de hablar de cuestiones gremiales, los titulares de la CGT Azopardo y de la CGT Azul y Blanca se muestran más juntos que nunca y buscan acercamientos políticos con quien se digne a reunirse con ellos.
Desde la CGT oficialista, por su parte, hicieron toda clase de propuestas a los funcionarios del Poder Ejecutivo para paliar la pérdida de poder adquisitivo y estirar los tiempos para negociar paritarias cuando el panorama económico –esperan– esté más claro. Desde el adelantamiento del Consejo del Salario Mínimo, hasta sumas puente, las propuestas no se detienen. Y en el Ministerio de Trabajo adelantaron que no descartaron ninguna pero que, al menos en el inmediato plazo, no habrá definiciones.
Con un panorama incierto en materia económica, el aceitado engranaje de las paritarias, que funciona ininterrumpidamente desde 2003, parece haberse empastado. Resta ver si el gobierno cuenta con los técnicos y las herramientas necesarios para que vuelva a funcionar.
Fuente: infonews.com.ar