17 Jun 2015.- Zimbabwe, uno de las economías más pobres del mundo, inició esta semana un recambio compulsivo de todo su dinero en circulación, que será canjeado por dólares estadounidenses a la insólita tasa de 250 billones de dólares zimbabwenses por U$S 1. La novedad es el punto final de una perfecta historia sobre una país logró destruir por completo a su moneda.
La expresión parece exagerada, pero literalmente la moneda nacional de Zimbabwe dejó de existir luego de que los precios se desataran en los últimos diez años en un espiral hiperinflacionario que demandó la impresión de billetes de 100 billones (Z$ 100.000.000.000.000).
Luego de años de aislamiento internacional y crisis con inversores debido a expropiaciones masivas, el presidente Robert Mugabe -quien gobierna desde 1987- decidió que la mejor forma de hacer frente a la falta de fondos era imprimiendo dinero sin control y sin respaldo en reservas. Al mismo tiempo, le fueron agregando ceros a medida que los precios minoristas avanzaban.
En 2006 la inflación se volvió a espiralizar y alcanzó 1281%; en 2007, 66.212% y en el primer semestre del 2008 alcanzó el 231.150.888%. Desde entonces el Gobierno intervino su organismo estadístico y dejó de brindar datos. Los analistas privados estimaron que para inicios de 2009 los precios avanzaban al 79.000.000.000% anual. A partir de ese último año, las autoridades dejaron de imprimir dinero y comenzó a utilizar como referencia a monedas de otras naciones: Estados Unidos, principalmente, y la de sus vecinos regionales Zambia, Botswana y Sudáfrica.
Como resultado de la profunda crisis económica, la moneda local perdió valor e interés para la población y el Banco Central de Zimbabwe no tuvo más remedio que autorizar a ocho monedas extranjeras como de curso legal: dólar estadounidense y australiano, rupias, yens, yuan, rands, pulas y libras esterlinas, aunque en la práctica se utilizan algunas más.
De este modo, todos los precios en el país siguen al dólar como referencia. Debido a que el dinero se torna inmanejable por los valores faciales de los billetes, los comerciantes dejaron de dar cambio (“vuelto”) en las tiendas para ofrecer a cambio notas de crédito o más bienes para compensar.
A comienzos de la década de la ochenta, cuando el país estableció su propia moneda esta historia hubiera parecido de ciencia ficción. El dólar zimbabwense debutó con una relación 1 a 1 con el dólar estadounidense. Si bien la economía ha permanecido muy atrasada respecto a la media de la región, la crisis comenzó en 2000 cuando el país se quedó sin fondos y los organismos multilaterales le cortaron el crédito.
Hacia enero de 2013 se produjo la mayor crisis cuando el Estado se declaró “en quiebra”. Luego de pagar los sueldos del mes, el Gobierno anunció que en el Tesoro sólo le quedaban 217 dólares y proclamó la necesidad de donaciones para seguir funcionando.
La crisis económica al inicio del siglo disparó a los indicadores sociales a los peores niveles mundiales y dejó a Zimbabwe en el club de países con desarrollo humano más bajo. Según las Naciones Unidas, el 40% de la población vive en la miseria, el 87% de la población vive con menos de 2 dólares por día, la desocupación alcanza el 80% y la esperanza de vida al nacer es de menos de 60 años.
La economía aún hoy quedó reducida a cenizas. El Banco Africano de Desarrollo estima que este año el PBI podría crecer 3% y que la inflación rondaría el 0,6%, un dato difícil de calcular al existir multiplicidad de monedas en circulación. El crecimiento es prácticamente sobre nada: el Producto es de U$S 14.000 millones corrientes (menos de la mitad de las reservas de la Argentina), equivalen a U$S 1037 por habitante, de los más bajos del mundo.
Por estos momentos, el Banco Central lleva adelante un proceso de “desmonetización” que durará hasta septiembre donde reemplazará a toda la moneda nacional que aún queda en poder del público por dólares estadounidenses./lanacion.com.ar