14-ABR-2014 La inflación no afloja. Contra la esperada desaceleración de los precios, que pronosticaba el Gobierno, en marzo la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires registró una suba de precios del 3,6%. Y un acumulado anual del 36,7%, con los alimentos con un alza del 43%.
Para la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), el mes pasado la canasta básica alimentaria se encareció el 3,7%, acumulando un incremento anual del 42,8%, en línea con la medición porteña. También para ISEPCI los aumentos de los precios de los alimentos básicos se encarecieron entre un 46,67% en el conurbano bonaerense al 53,08% en Salta.
Para el Instituto de Estadísticas del Defensor del Pueblo de la Provincia de Córdoba, la Canasta Básica Alimentaria registró en marzo un incremento del 3,3%. Y sumando los tres primeros meses del año, el conjunto de alimentos esenciales aumentó un 14,98%. Los rubros “Carnes” y “Frutas y Verduras” son los que más subieron en el primer trimestre: 19,46% y 14%, respectivamente.
Un año atrás, el IPC Congreso registraba una variación del orden del 23/24%, lo que implica que en pocos meses la inflación pegó un salto de 10 puntos.
A todo esto falta computar la suba escalonada de las tarifas del gas y el agua, la anunciada suba de las tarifas de la electricidad, los aumentos mensuales de los precios de los combustibles, la incidencia en los costos de producción de los convenios de trabajo, con alzas que rondan entre el 25 y 30% en cuotas, aumentos de entre el 10 y 20% en la mayoría de los servicios privados, y el impacto de la mayor tasa de interés sobre los costos. Incluso el Gobierno reconoció un ajuste promedio del 3,2% en los “Precios Cuidados” y que los precios mayoristas tuvieron subas superiores a las que registró el Indice de Precios Nacional Urbano, el IPCNu del INDEC.
Por todo esto es que se descuenta que la inflación tiene todavía un largo trecho hacia arriba, que los precios mayoristas ponen mayor presión sobre los valores minoristas y, en promedio, el incremento de los precios podría ascender rápidamente a casi el 40% anual.
En el ambiente oficial, y también en el no oficialista, se descontaba que el “ajuste ortodoxo” –con la baja del consumo– podría morigerar o desacelerar la suba de los precios. Sin embargo, aun así se instaló un piso inflacionario del 3% mensual, nuevamente con el dólar oficial actuando como “ancla” antiinflacionaria, luego, claro, de una inflacionaria devaluación en la última semana de enero.
No obstante, como ya sucedió en años anteriores, aun retrasando la actualización en el tipo de cambio, el Gobierno no parece haber podido domesticar la inflación.
Ahora, está el peligro que el “control” del dólar y la baja del “blue” en un contexto de altas tasas de interés exacerbe la especulación financiera y en pocos meses los pesos acrecentados por los mayores rendimientos en pesos se trasladen al mercado de cambios y vuelvan a presionar sobre el valor del dólar.
En verdad, el Gobierno no tiene un plan antiinflacionario, sino más bien lo contrario. Necesita “blanquear” los retrasos tarifarios de los servicios públicos, el alza de los precios de los combustibles a los requerimientos de las petroleras internacionales dispuestas a invertir en la Argentina y en el valor del dólar, a la vez que desde el Banco Central se sigue auxiliando al Tesoro por un déficit fiscal que, por ahora, sigue superando las marcas negativas de años anteriores. Y todo esto en un contexto en que la inflación ya licuó más de la mitad de la devaluación de enero.
/fuente: clarin.com.ar