El compañero de la pobreza, para algunos, es la miseria. Si es así, entonces la Argentina todavía está lejos de poder atacar ambos malestares económicos. Luego de que se diera a conocer recientemente el dato de la pobreza (32%, según el INDEC), se conoció otra secuela de la alta inflación en el país. Es la que indica que la Argentina lidera, entre un puñado de siete países seleccionados de la región, en el que no figura Venezuela, el nivel más alto del índice de Okun, también conocido como “indice de la miseria”. Este indicador es la suma de la tasa de desempleo y la tasa de inflación anualizada.
En un reciente informe, la Universidad del Salvador (USAL), consignó que en el cuarto trimestre del año pasado, el nivel de “miseria” argentino llegó al 63,8% y se convirtió en el segundo más alto desde 2016. Este resultado fue producto de una inflación del 54,7% anual y un nivel de desempleo del 9,1%, según los datos oficiales.
En términos de desempleo, las mayores tasas en el último trimestre del 2018 se encontraron en el Gran Rosario y en la Ciudad de Córdoba. Mientras que el nivel de inflación más alto se contabilizó en Neuquén.
Entre otros datos, el estudio resaltó que la inflación acumulada más alta en 12 meses, hasta febrero de 2019, fue la de San Luis (55,2%), seguida por Neuquén (54,9%). Mientras que la menor en ese lapso, fue la de la ciudad de Buenos Aires (49,7%).
De todos modos, cualquiera sea la interpretación que prevalezca, no hay dudas que el segundo lugar ocupado por la Argentina en este índice habla a las claras de los errores cometidos que han obligado a presentar un pedido de waiver -un perdón- al Fondo Monetario Internacional ante la imposibilidad de cumplir con las metas pactadas con el organismo de crédito.