05-FEB-2014 La nueva CEO de la automotriz estadounidense, a la que está vinculada hace 33 años, es la primera mujer al frente de una gran firma del sector.
La vinculación de Mary Barra, nacida en Michigan, a General Motors (GM) no se ciñe a los 33 años que lleva trabajando para la firma. Se remonta a su más tierna infancia, a los 39 años que trabajó su padre, Ray Makela, como operario en la ya desaparecida marca Pontiac de GM.
Fue él quien inspiró la vocación de Barra, la nueva CEO de la automotriz, quién tomó el apellido de su marido. A los diez años jugaba con su padre en el garaje de su casa, ubicada en los suburbios de Detroit. Allí guardaba el que posteriormente ha descrito como su juguete favorito: un Chevy rojo con el que imitaba a los mecánicos que luego tan bien comprendió en su ascendente carrera en General Motors, iniciada a los 19 años como practicante.
Llegó a la firma como graduada en ingeniera técnica en el Instituto de GM (ahora conocido como Universidad de Kettering), donde, según sus profesores, destacaba por sus aptitudes para las matemáticas y la ciencia.
Esas son las habilidades que explotó en su MBA en Stanford, del que salió como gestora de una de las fábricas de GM y directora ejecutiva de ingeniería.
Ascenso de la CEO
Con esa formación, su verdadero ascenso comenzó en 2009, cuando fue nombrada jefa de recursos humanos en el momento más determinante de la empresa: cuando fue rescatada por el gobierno tras ser declarada en suspensión de pagos, en una intervención que costó a la administración 49.500 millones de euros (US$ 67.745 millones).
Aunque ese no ha sido su último puesto antes de llegar a lo más alto. Luego del departamento de recursos humanos, donde trabajó año y medio, pasó a ser vicepresidenta de desarrollo y productos globales y suministro, cargo que ocupará hasta hoy, cuando se convierta oficialmente en la primera mujer en dirigir un fabricante de automóviles.
“Mary fue escogida por su talento, no por su género”, se apresuró a aclarar Daniel Akerson, el actual director ejecutivo, que deja anticipadamente el puesto por motivos familiares. En ese talento, destaca, según quienes la conocen, su empuje para realizar cambios, algo crucial en la nueva etapa que comienza ahora General Motors.
Próximos retos
En concreto, sus esfuerzos deberán dirigirse a mejorar el rendimiento en Europa y a mantener un alto perfil en China, un importante mercado en crecimiento. Un enfoque en las ventas que no debe perder de vista el deseo de los accionistas de comenzar a recibir beneficios tras el rescate del gobierno a través de dividendos y un programa de recompra de acciones.
Amigos y críticos confían en ella para esa labor, pues, aunque no le tiembla la mano a la hora de mandar, tiene fama de accesible, humilde y familiar. Casada con un consultor de tecnología, con dos hijos adolescentes y un perro, le gusta mucho ir a cenar con sus amigos, pero apenas le quedan horas en el día. “No tengo mucho tiempo libre, pero es la vida que yo he diseñado en este momento”, aseguró a la prensa estadounidense. Un diseño que está marcado por las largas horas de su jornada laboral, que abarcan varias zonas horarias y cada vez más territorios.
Fuente: diario financiero online