11 JUL 2014 Tres de cada cuatro compañías sufren robos o actos de corrupción Es porque los delitos corporativos crecen cuando hay incertidumbre sobre la economía.
En épocas de crisis económica, las empresas sufren –como las personas– una “baja en las defensas” que las deja más expuestas a ser víctimas de fraudes: el robo de mercadería o de datos por Internet son los más comunes. Tal vez por eso, durante este año, los ejecutivos estiman que habrá un incremento de casi el 30% en fraudes dentro de sus compañías, según una encuesta de la consultora BDO Argentina.
Se trata de un problema que afecta al 75% de las empresas locales, que sufrieron al menos una vez en el año algún tipo de estos delitos, comenta Matías Nahón, CEO de Kroll Argentina, una de las empresas que releva todos los años las estadísticas del fraude corporativo en 30 países.
Las empresas más afectadas, por lejos, son los bancos, quienes a su vez deben destinan mucho dinero a la prevención de los delitos informáticos. También la industria manufacturera, y en especial, la autopartista, es víctima asidua de robos de mercadería.
Según Nahón, “a nivel local la situación está en sintonía con los datos globales y, en general, el fraude ocurre en momentos de incertidumbre económica y ante la amenaza de pérdida de puestos de trabajo ”, dice. Por otro lado, coincide el hecho de que las empresas al hacer foco en achicar gastos o recuperar niveles de facturación, bajan muchísimo los controles y esto deriva en un crecimiento del fraude.
“A diferencia de mercados como los Estados Unidos o Europa, que invierten mucho en prevención, en la Argentina hay una cultura reactiva, que genera costos muy altos”, explica.
En cuanto a la solución de los conflictos, la mayoría de las organizaciones prefiere hacerlo en forma interna, “sin verse involucrada en los costos asociados a una instancia judicial o por un tema de reputación”, explica Fernando Gamiz, director de Fraudes & Disputas de BDO, Sucede que el monto del fraude “no es el mayor costo que sufre una empresa”, afirma. La principal preocupación, según sus datos, es el impacto negativo en la reputación, luego el desprestigio de la alta gerencia y, en tercer lugar, el monto defraudado.
La mayoría de los fraudes identificados en 2013 (44,4%) se ubicaron en la franja de hasta US$ 10.000. De los 300 casos de fraude cometidos el año pasado y reportados en la encuesta, el 66% fue por malversación de activos, como uso de bienes para fines personales, desvío de fondos, manipulación de compras y contrataciones, descuentos y reembolsos. Y un 29% fueron casos de corrupción. En general, los ilícitos fueron cometidos por personas de nivel universitario, de 30 a 50 años y más de 10 años de antigüedad.
/fuente: clarín.com