18 MAY 2015.- Seis mínimos no imponibles para contribuyentes de esta parte del país, mayor alcance en Bienes Personales por falta de actualización de las escalas, presentación de declaraciones juradas de Ganancias y la necesidad de evitar intimaciones del fisco en el negocio pequeño, mediano o grande. La presión fiscal ha puesto de moda a los contadores. No hay contribuyente que no requiera de sus servicios, de forma temporal o permanente. Y eso significa un gasto casi fijo en el presupuesto familiar o comercial.
La tendencia no sólo se da en el sector privado. También en el Estado se ve la mayor carga impositiva en las boletas de sueldos. Particularmente de personal jerárquico, de médicos y de una franja de docentes. Sólo en la administración centralizada hay 7.000 estatales que todos los meses reniegan con la liquidación de Ganancias. Y apelan a la consulta profesional. Ganancias no sólo es un dolor de cabeza para el asalariado. El Poder Ejecutivo resignará $ 160 millones este año por la rebaja introducida por el Gobierno nacional en el tributo para sueldos brutos de entre $ 15.000 y $ 25.000. Más allá de ese beneficio, los servicios de un contador pueden llegar a consumirlo, con montos que van de entre $ 700 y $ 1.500 por declaración jurada anual, según estimaciones de los profesionales.
El contador está presente en casi todas las operaciones que necesitamos realizar. Agustín Zeppa, asesor impositivo, lo expone en los siguientes ejemplos:
• Vendí un auto. El que hace la transferencia reclama un CETA (Certificado de Transferencia de Automotores). El contador sugiere sacar la clave fiscal de AFIP y luego obtener el certificado desde la web en el Servicio “Transferencia de Bienes Muebles Registrables”, completando una serie de datos.
• Otro caso: voy a vender mi casa que me dejaron mis viejos. En la inmobiliaria me piden el COTI (Código de Oferta de Transferencia de Inmuebles). Hay que sacar la clave fiscal e ir a la web de la AFIP en el Servicio “Transferencia de Inmuebles” completando más datos.
• Soy monotributista y no sé si me recategorizaron. Otra vez al contador para evaluar las ventas del último año y analizar los gastos para saber en qué categoría estás, cuántos metros cuadrados ocupa el negocio, los Kw que consume y el alquiler que paga.
• Soy empleado en relación de dependencia y me retienen muchísimo por Ganancias. Consulté en la empresa y me dicen que es porque no presenté el 572. “Dame el papel que te presente el año pasado y lo copio. No”. Ahora se presenta por la web de AFIP con Clave Fiscal. Otra vez al contador.
• Quería comprar dólares para ahorro por la página de AFIP y me aparece una leyenda “No se autoriza. Debe Declaraciones de Bienes Personales”. Soy empleado y no tengo casa, ni auto. Pero es obligatorio que, cuando los sueldos brutos superan en el año anterior los $ 96.000, hay quepresentar la declaración de Bienes Personales. Y si supera los $ 144.000, debe agregarle la de Ganancias.
El bolsillo es salud
La liquidación de Ganancias suele ser un tormento no sólo para el contribuyente alcanzado sino también para los asesores impositivos, advierte Daniel Abad, del Estudio Contable que lleva su nombre.
“Muchos clientes nos comentan que sienten la misma angustia cuando vienen a buscar asesoramiento impositivo que cuando van al médico por algún padecimiento”, ejemplifica. El “bolsillo” se ha vuelto salud. Y cita al economista Antonio Margariti, autor del libro “Impuestos y Pobreza”: “si uno quiere conocer las leyes impositivas que se le aplican para ser un buen contribuyente, tiene que recurrir a los libros especializados”. Tomando el caso de una persona de clase media, si cumple con todas las normas impositivas, tendrá que pagar, en promedio, impuestos que implican un 54% de sus ingresos entre impuestos directos e indirectos; muchos de ellos, vienen “colgados” en boletas de servicios.
Según Octavio Concilio, asesor contable, el contribuyente que recurre a un estudio profesional no lo hace -como antes- para pagar menos impuestos, sino para estar más tranquilo. “De manera preventiva, quiere que el día de mañana el fisco no le determine deuda, lo intime y le trabe embargos que puedan arruinar su situación patrimonial”, sostiene. En cierta medida, acota, el contador hace docencia planteándole al cliente los posibles escenarios. “Hoy se dan casos de que vienen a consulta por regímenes informativos como el de Bienes Personales, al no poder establecer si están alcanzados”, dice.
El tributarista Ricardo Nassif sostiene, a su vez, que parece un despropósito que empleados necesiten de un contador frente a un sistema impositivo más complejo. “Con escalas desactualizadas en Ganancias, se fue distorsionando un principio fundamental de la tributación: el que más gana, más paga impuestos, tomando en cuenta la capacidad contributiva”, indica.
La presión impositiva ha generado una paradoja tan grande en el asalariado argentino que, en vez de festejar, sufre cuando le aumentan el sueldo. Porque un mayor ingreso indefectiblemente lo deposita en la próxima categoría de Ganancias, que implicará más dinero para el fisco. Y una visita al contador./ lagaceta.com.ar