Detrás de la suba de reservas que se esfuerza en ostentar el Banco Central, se esconde desde hace tiempo una performance bastante más preocupante: la cantidad de divisas “propias” que tiene para poder enfrentar una corrida de depósitos y respaldar los pesos en circulación, se desploma abruptamente desde el día de la llegada de Alejandro Vanoli.
Son las llamadas “reservas netas”, que representan su verdadero “poder de fuego” en la economía y que surgen de restar, del stock habitual que informa el organismo, todo aquello que no se podrá usar para respaldar los ahorros y el efectivo de la gente (es decir, los depósitos en dólares del público, los pagos a bonistas extranjeros que quedaron frenados por orden del juez Thomas Griesa y el financiamiento del exterior que tomó el Central, como el swap de monedas con China y préstamos del Banco de Francia y el BIS).
El monto cayó u$s4.000 millones desde el 1° de octubre hasta hoy. Y contrasta con la suba que en el mismo tiempo informó el BCRA sobre las “reservas brutas”, que pasaron de los u$s27.900 millones a los $31.400 millones, consigna Ambito Financiero este viernes.
“El nivel de ‘reservas brutas’ se mantiene con simple cosmética, mientras las reservas ´netas´ siguen cayendo. El ingreso contable de yuanes y de los dólares más genuinos, pero transitorios, de las colocaciones de la Ciudad de Buenos Aires (entre otros factores), permitió ocultar la caída de las reservas netas”, explicó ayer en un informe de Empiria consultores.
El stock de “reservas netas” bajó de los u$s20.000 M en los que se encontraba en el primer día de gestión de Vanoli a los u$s16.000 M en la actualidad. Se trata de un indicador que suele mirar con más atención el mercado y que mostró su mayor retroceso en las últimas semanas.
Ante la escasez de divisas que generó la menor liquidación de exportaciones de las cerealeras, el Banco Central debió vender u$s760 millones desde el 9 de febrero hasta ayer; un promedio de u$s45 millones por día.
El drenaje se hubiera notado en las reservas de no haber sido por los dólares que ingresaron de las colocaciones de deuda que en simultáneo realizaron el Gobierno de la Ciudad (por u$s500 millones) y la petrolera estatal YPF (u$s 500 millones); y del mantenimiento de líneas de contingencia que el BCRA acordó con el Banco Central de China y el Banco de Francia, a muy corto plazo, que ya llegan a los u$s3.100 millones y a los u$s700 millones (según estimaciones del mercado), respectivamente.
“El financiamiento mediante préstamos de organismos internacionales y bilaterales fue fundamental para sumar reservas. En el cuarto trimestre alcanzaron los u$s 4.300 millones, superando nuestras estimaciones preliminares. A su vez también se sumó el ingreso por la privatización del 3G y 4G, que ascendió a u$s800 millones”, comentaron en la consultora Elypsis.
La pérdida de reservas se da a pesar de que el Central se esfuerza por mantener el cepo cambiario, tanto para las compras de dólares para importaciones como para el giro de dividendos de las compañías.
“Parte de la cosmética puede tener algún efecto real positivo, dado que en ausencia de esas fuentes artificiales de reservas, es probable que el cepo a las importaciones debiera ser todavía más estricto o, eventualmente, podría haberse buscado eliminar o reducir la sangría de reservas que significa el denominado “dólar ahorro”, completaron en Empiria.
El impacto
Por dólar ahorro salieron del sistema casi u$s200 millones en sólo los primeros cinco días de marzo; y más de u$s1.100 millones en lo que va del año.
El efecto impacta de lleno en las reservas del Central porque son divisas que las entidades deben adquirir en el mercado cambiario al precio oficial. Para atenuarlo, y con el propósito de tentar a los ahorristas a dejar depositado su dinero, el organismo dictó hace pocos días una normativa que mejoró los rendimientos de su deuda en dólares y obligó a los bancos a subir las tasas de sus plazos fijos en moneda extranjera, hasta un máximo del 3,4% anual (a más de 365 días).
La mirada del mercado está puesta en abril. Las dificultades podrían desaparecer por completo con la llegada de los dólares de la cosecha gruesa, que suelen extender sus efectos hasta el final del segundo trimestre. Pero reaparecer, así y todo, inmediatamente después, en el transcurso hacia los comicios presidenciales de octubre próximo.
Con el ingreso de dólares financieros, y las mayores presiones que se ejercieron en el mercado cambiario, Vanoli logró que el “blue” cayera en su gestión de la zona de los $16 a los $13 actuales. Pero podría sufrir mayores contratiempos si el mercado percibe que su venta de divisas no se detiene.
Según Ambito, en la city miran también un indicador algo más impiadoso: el de las “reservas líquidas” (sin oro y sin DEG), que conforman el total del dinero disponible en efectivo que tiene el Banco Central para responder a una corrida, y que se calculan hoy en apenas u$s6.500 millones.
fuente: IProfesional