21 NOV 2014 La pérdida del poder de compra de los billetes de $ 100 es cada vez más evidente. Con una inflación de dos dígitos que acumula años de tendencia alcista, la moneda local no pudo tener otro destino más que la depreciación. Así es como con los $ 100 de hoy tienen el mismo poder de compra de los $10 de fines de los noventa, según el último informe de Ecolatina.
El estudio dice que “en los últimos 15 años el nivel de precios se multiplicó por diez”, una conclusión a la que se llegó en base a datos del IPC del Gran Buenos Aires (GBA) del Indec (base 1999=100), pero también del IPC San Luis y el IPC del Congreso.
“Le hemos sacado un cero al poder de compra del peso, pero esto no es nuevo en la historia argentina. En los últimos cien años la moneda doméstica cambió de nombre varias veces y, en el camino, perdió trece ceros”, señalan en Ecolatina.
La necesidad de contar con más billetes entorpece la vida cotidiana. Uno de los ejemplos más claros es que el retiro del sueldo se volvió más engorroso, ya que el salario se incrementó pero los límites de extracción de los cajeros no lo hicieron en la misma proporción. “Ir la cajero no rinde, mientras antes ibas 2 veces por mes, hoy se va entre 5 y 10 veces por mes”, comentó Mariano Otálora, director de la Escuela Argentina de Finanzas personales. Y aunque se acudiera incluso con mayor insistencia, la problemática se agudiza porque los cajeros suelen quedar vacíos más fácilmente.
De hecho, por eso es que los bancos son los más interesados en un nuevo billete. Tal como resaltó el economista Jefe de Elypsis, Luciano Cohan, el principal problema es que se elevan mucho los costos de transacción, la recarga de cajeros y el traslado de caudales. Cabe recordar que las compañías de caudales cobran por unidad, es decir por cada billete transportado.
Por esto es que si bien la demanda de las denominaciones de $ 200 y $ 500 lleva años, en la City ya se exige la de $ 1.000.
El informe de Ecolatina indica que en 1999 se necesitaban unos $ 60 para comprar una Canasta Básica Alimenticia (CBA), una sexta parte del billete de $ 100, mientras que hoy dicha canasta cuesta $ 1.070, más de diez billetes de $100. En tanto, si la comparación es con los países latinoamericanos, en Uruguay se necesitan solo 1,3 billetes de máxima denominación para adquirir la misma canasta, en Colombia 1,8 y en Brasil 4.
A su vez, el estudio aclara que la caída del poder de compra del billete no es homogénea entre rubros, producto del significativo cambio de precios relativos de los últimos años: “Los precios de los alimentos crecieron claramente por encima del resto y los bienes y servicios públicos ajustaron muy por debajo de la media, por lo tanto un billete de $ 100 equivale a $ 6 de 1999 si su destino es la compra de alimentos, pero es el equivalente de 15$ de 1999 si se gasta en adquirir bienes y servicios regulados en el GBA.
Aunque se realizaron varios proyectos de ley para la creación de billetes de $ 200 y $ 500, nunca prosperaron. En la plaza porteña creen que el gobierno se niega a aprobarlo porque esto significaría reconocer la inflación, mientras tanto se refugia en que sin nuevos billetes favorece la bancarización y combate al mercado informales. “El gobierno se perdió una gran oportunidad para lanzar una nueva denominación cuando lanzó el billete de Evita. Con la excusa de darle un lugar más importante a Eva Perón, hubieran podido esquivar la responsabilidad de la inflación”, sostuvo Otálora.
/fuente: cronista.com.ar