Pocas cosas satisfacen más a un profesional corporativo que un selector lo llame para comenzar un proceso de búsqueda laboral. Y más satisfacción se tiene si se lograr quedar en la terna final.
Definitivamente, estar en la mira de un headhunter es una buena noticia. Aunque se esté bien en un trabajo, no hay que dejar de ir a las entrevistas. Las entrevistas ayudan a las personas a darse cuenta de quiénes son en el mercado, cómo son percibidos por los que están a cargo de las selecciones y cuánto valen. Es una buena forma de medición del perfil propio en el mercado y de entender qué competencias se valoran y cuáles se deberían pulir o desarrollar.
Ahora bien, a veces se empieza un proceso de búsqueda por invitación de un selector o empresa y, lo que era meramente curiosidad, con el paso de los encuentros se va convirtiendo en verdadero interés. Ante esta situación, ¿qué hay que hacer? ¿Se debe avisar a la empresa y al jefe? ¿Se debe aceptar la oferta? ¿En qué condiciones?
Muchas empresas y headhunters envían lo que se suele llamar la offer letter (la carta con la oferta de trabajo). En la misma se establecen las condiciones de contratación. Esa es la hora de la verdad para el profesional.
Se recomienda pensar en la aceptación de la oferta cuando se dan las siguientes condiciones:
- El candidato tiene un techo de crecimiento en la empresa donde se encuentra. La nueva oferta abre la posibilidad de seguir creciendo.
- Existe un atraso salarial importante.
- El profesional se encuentra en una industria muy madura, con productos con poca innovación. La nueva oferta proviene de una industria en crecimiento y dinámica.
- El clima en la organización es un espanto.
- Finalmente, si el jefe es una porquería no queda otra alternativa que irse.
“Decirles a nuestros jefes ‘me voy a otra empresa’ no es una conversación sencilla, pero hay que tenerla rápidamente. Sobre todo si ya tenemos la decisión tomada para que puedan procesarlo y para que puedan buscar un reemplazo”, asegura María Olivieri, Senior Executive Manager de PageGroup.
Chantaje laboral
Muchos profesionales, con la oferta en mano, buscan una contraorferta de su empresa actual. Si el jefe accede a un aumento luego de que su colaborador ha presentado la oferta de otra compañía, en mi opinión habría que echarlos a ambos: al jefe por mal jefe y no haber retenido a tiempo al empleado, si es que valía la pena hacerlo. También habría que echarlo (o al menos, dejar ir) al empleado que viene a enrostrar la nueva oferta. Eso es chantaje.
Por otra parte, si se recibe una oferta y se está convencido de que es buena para la carrera, hay que irse, no negociar internamente una mejor. Esas contraofertas duran poco tiempo.
Según Olivieri, “la estadística sugiere que el 70% de los casos de contraoferta aceptada por el empleado sale a la búsqueda de un nuevo empleo en un plazo máximo de doce meses. Esto se debe a que los problemas de base general no se resuelven y la persona se da cuenta de que el haberse quedado no era más que un parche a un problema de raíz”.
El autor es PhD y profesor de la Escuela de Negocios de la UTDT.