18 MAY 2015.- Todo indica que el Gobierno tomó conciencia de que hizo uso y abuso de la“maquinita” para imprimir billetes y de que no puede seguir recurriendo a este mecanismo por haber llegado a un límite extremo.
También, de la excesiva emisión de “pagares” -bajo la forma de títulos Lebac (Letras del Banco Central)-, por lo que ahora se ve urgido a buscar otros caminos para hacerse de fondos para financiar el elevado gasto público.
Esta toma de conciencia por parte del Ejecutivo respecto de la utilización agresiva de los recursos del Banco Central -al punto de ahogar su situación financiera- lo marca el freno que se viene observando en este último tiempo.
Desde hace más de cuatro meses, el Banco Central viene manteniendo en un nivel estable de la base monetaria, es decir, del total de dinero que circula en la economía. Actualmente gira en torno a los $470.000 millones, prácticamente el mismo caudal que a fines del año pasado.
Un “stop” que llega demasiado tarde
Este frenazo cobra mayor dimensión si se tiene en cuenta que en el lapso abril-diciembrede 2014 se había registrado una expansión de casi el 35%
Así como se observa una moderación en el uso de la maquinita para imprimir billetes, desde febrero el Banco Central puso en stand-by la emisión de sus “pagarés” (Lebac), un instrumento al que recurre para retirar pesos del mercado que están en mano de los bancos.
Para varios analistas, esta iniciativa llega un poco tarde.
¿Cuánto es el acumulado? Nada menos que la friolera de casi $300.000 millones, cifra a la que deben sumarse varios millones extra en concepto de intereses.
El dato cobra relevancia porque esta gran cantidad de “pagarés” es deuda lisa y llana. Por cierto, muy cara para el Banco Central, ya que debe pagar una tasa de interés cercana al30%.
Analistas privados estiman que este año la entidad deberá desembolsar una adicional de $80.000 millones a lo ya colocado, en concepto del “premio” otorgado a quienes adquirieronestos títulos.
Para el economista Agustín Monteverde, el Banco Central estaría quebrado si se autoevaluara con el mismo criterio que utiliza para monitorear la solvencia del sistema financiero.
Más aun. La entidad considera como parte de sus activos una deuda por cobrar de más de$600.000 millones (por parte del Gobierno) que difícilmente pueda hacer efectiva.
“Habrá una dificultad creciente para hacer frente a los vencimientos de Lebac, ya que fueron emitidos de forma desmedida y abrumadora”, diagnostica Diana Mondino, especialista en finanzas y docente de la UCEMA.
La economista considera además que esta lluvia de pagarés es “una bomba de tiempo” y enfatiza que es un tipo de endeudamiento del que mucho no se habla ni del que se toma conciencia.
Punto límite
Ahora el Gobierno muestra una nueva estrategia.
En lo que va del 2015, emitió deuda por un total de $32.600 millones a través de la colocación de bonos y la suscripción de letras del Tesoro por parte de organismos públicos.
Se lo ve “dulce” y ansioso por salir a pedir prestado al mercado que, por cierto, es una estrategia vista con buenos ojos por muchos analistas.
¿Por qué? Porque consideran que al menos este camino es “más sano” que el de seguir imprimiendo billetes de modo desmesurado.
Sin embargo, hay otro factor que también empuja a la administración K a tener que salir a buscar rápidamente fuentes alternativas de fondeo.
Y este tiene que ver con el hecho de estar cerca del límite legal -según Carta Orgánica del Banco Central- de financiamiento permitido al Estado.
“El Gobierno hizo un desastre con la emisión de Lebac, por lo que ahora está colocando la deuda en cabeza del Tesoro Nacional”, alerta el economista Enrique Szewach.
Y agrega un punto que, para muchos analistas, justifica el cambio de rumbo y la salida a los mercados de la administración K: “Los actuales directores del BCRA pueden tener un serio problema penal, hasta ingresar en la ilegalidad, ya que están al filo de lo que establece laCarta Orgánica en cuanto a ampliar el stock de pesos y letras, algo que no ha hecho más que destruir el balance de la entidad”.
Ahora bien, ¿qué dice la Carta Orgánica? En su artículo 20 establece ciertos límites:
• El organismo podrá hacer “Adelantos Transitorios” al Gobierno hasta una cantidad equivalente al 12% de la base monetaria (al día de hoy, esto representa unos $50.000 millones).
• No obstante, especifica que podrá otorgarlos hasta una cifra que no supere el 10% de los recursos en efectivo (recaudación) que el Gobierno haya obtenido en los últimos doce meses.
Pero hay más. La administración K -en su imperiosa necesidad de hacerse de fondos- actualmente está valiéndose de un apartado de ese artículo, al que sólo puede echar mano de modo “excepcional”.
En palabras sencillas: ese 10% anteriormente señalado puede ampliarse un 10% adicional si “la situación o las perspectivas de la economía nacional o internacional así lo justificaran”, aunque sólo por 18 meses.
La Carta Orgánica es bien clara respecto a que, pasado ese lapso, la entidad ya no podrá darle dinero al Gobierno en concepto de Adelantos. Leáse, no podrá financiarlo.
Szewach afirma que el Ejecutivo deberá buscar la forma de cubrir un déficit de $250.000 millones, de modo tal que las últimas emisiones del Bonac por unos $15.000 millones “no inclinan la balanza”.
“Es como dar una aspirina para combatir una infección”, ejemplifica.
Entonces, ¿quién la “pone”?
Semejante nivel de deuda asusta a cualquiera.
Incluso al propio Gobierno, razón por la cual en el primer cuatrimestre de 2015 puso enfrenazo en la emisión desde un 140% del 2014 a un “módico” 26%.
La primera pregunta que surge es cómo está haciendo frente a esa menor cobertura del Banco Central.
Una parte se explica por el cuadro recesivo, ya que el descenso del consumo y de la actividad hace que particulares y empresas demanden menos pesos.
Otra, a raíz del cambio en el “menú” de financiamiento: menos maquinita y menos papelitos del BCRA y más emisión de bonos orientados a captar inversores y a seducir al mercado.
Uno de ellos es el Bonac, por el que ya se hizo de $15.000 millones en tres tramos (el último, a principios de mayo). Este título vence en 2016 y paga una tasa variable en función del tipo de interés de las Lebac.
Otro de los bonos que le permitió al Gobierno hacerse de fondos, aunque en este caso en dólares, es el Bonar 2024, por el que recolectó de inversores casi u$s1.500 millones, que fueron a oxigenar las reservas del BCRA.
Hubo, además, otro player importante en la búsqueda de dinero fresco: YPF, que colocó deuda bajo la forma de ON (obligaciones negociables) y por la que embolsó otros u$s1.500 millones.
La estrategia actual del Gobierno, obligada por cierto, es “ir en busca de financiamiento a partir de colocaciones de bonos que, por otra parte, los pagará la próxima administración”, sostiene el analista Gastón Rossi, de LCG, consultora que dirige junto a Martín Lousteau.
No obstante, es uno de los que ve como más conveniente emitir títulos que imprimir pesos, porque de este modo se absorbe liquidez y no se fogonea la inflación.
En lo que resta para finalizar el mandato, el Ejecutivo avanzará -porque le encontró el gustito y también por obligación- en nuevas colocaciones.
No escapa a ojos de los funcionarios que de los u$s1.500 millones que fueron recolectados, lamayoría de los fondos provinieron de inversores del exterior, que se muestran ávidos e interesados por sumarse a otra emisión y así captar una tasa de interés que no encuentran enotro lugar del mundo.
En este sentido, la administración K puede emitir más Bonar 2024 o pensar en un nuevo bono.
Otra de las fuentes de captación puede venir de títulos que emitan las provincias. Por el lado de Buenos Aires, la administración de Daniel Scioli ya tiene carpeta salir a recolectar unos u$s500 millones.
Por si todo esto no alcanza, está la inestimable ayuda de los “dólares chinos”, a los que aun se les puede echar mano por u$s6.000 millones para completar el “cupo” asignado (u$S11.000 millones).
Así, el Gobierno se va asegurando el poder estirar la paz cambiaria.
Quedará la bomba de las Lebac haciendo tic-tac en el Banco Central. Pero eso será parte de la “herencia” que recibirá la próxima administración.
Claro que, dependiendo quien gane, a la hora de hablar sobre endeudamiento deberá elaborar y moldear un nuevo “relato”./ iprofesional.com