El régimen simplificado para pequeños contribuyentes, que surgió con el objetivo de facilitarles las cosas a los particulares y empresas que deben pagar impuestos, comenzó a perder su sencillez en los últimos años.
Gran parte del problema fue que los parámetros establecidos en la normativa vigente no fueron modificados de acuerdo a la inflación. Esto hizo que sea cada vez más fácil subir en las categorías, sin que se produzca un crecimiento real.
En efecto, al tener -por ejemplo- como medida la facturación, un crecimiento en el importe de ésta no necesariamente implica una mayor cantidad de ventas, del mismo modo que pagar un mayor alquiler por un local no puede ser considerado como sinónimo de un incremento en la actividad.
Por el contrario, saltar de categoría implica necesariamente un aumento en los gastos que deben afrontar los pequeños contribuyentes, ya que los valores de las cuotas que tienen que pagar son más altos.
Incluso, si se trata de un particular o empresa que vende productos, podría derivar en laobligación de contratar entre uno y tres empleados (siempre que su nivel de facturación alcance un importe comprendido entre 470.000 y 600.000 pesos).
A esto se le suma una serie de regímenes de información que deben cumplir los pequeños contribuyentes que convierte la expresión “régimen simplificado” más en una expresión de deseos en vez de una realidad.
Por caso, y tal como diera cuenta iProfesional, solamente en enero los monotributistas tuvieron que hacer frente a cuatro obligaciones: recategorización cuatrimestral, proporcionar datos sobre energía eléctrica consumida y alquileres cancelados, informar facturas no utilizadas y presentar una declaración jurada de salud.
En este marco, comienzan a sumarse voces que dejaron de lado el pedido de ajuste en los parámetros, para reemplazarlos por el de una restricción que haga que el Monotributo sólo sea para unos pocos.
Al menos así lo dejó en claro el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas en las conclusiones que dejaron las “XLIV Jornadas Tributarias”, realizadas a fines del año pasado en la ciudad de Mar del Plata.
La posición de los profesionales
Los profesionales nucleados en la entidad recomendaron “acotar la posibilidad de inclusión” en el Monotributo “a los contribuyentes que desarrollan su actividadexclusivamente en el sector primario y minorista“.
Asimismo, sugirieron “adecuar el régimen simplificado para pequeños contribuyentes a condiciones de neutralidad que implican limitar significativamente su inclusión en el mismo enfunción al nivel de actividad e ingresos“.
Los graduados en Ciencias Económicas llegaron a esta conclusión “considerando que deben efectuarse esfuerzos encaminados a reducir el fenómeno denominado ‘enanismo fiscal’que provoca el régimen simplificado”.
Y, además, tuvieron en cuenta la gran cantidad de adheridos (que estimaron en unos 2,7 millones) en comparación a los escasos fondos que, en definitiva, termina aportando los pequeños contribuyentes a ingresos públicos.
En efecto, tal como surge de los informes de recaudación elaborados por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el Monotributo proporcionó unos $4.260 millones a las arcas del Estado. O sea, apenas un 0,36% del total.
Consultado al respecto, Iván Sasovsky, titular de Sasovsky & Asociados, recordó que “el régimen no tiene un problema en su definición y, si bien es escaso lo que con él se recauda, el costo-beneficio de controlar a contribuyentes del régimen general con un ínfimo nivel de facturación seguramente sea más alto”.
Por el contrario, para el experto “el problema es que hoy el Monotributo no es ni la sombra de lo que originalmente fue“. En este sentido, Sasovsky señaló que desde el punto de vista legal se trata del mismo régimen ya que “lo que pensó el legislador en un principio, sigue sin modificarse”.
Sin embargo, añadió que “si consideramos los regímenes de información, de facturación, de retención y percepción que subyacen al régimen por vía administrativa del propio fisco, deja que el mismo pueda seguir siendo considerado ‘simplificado’“.
“Hoy el régimen ha mutado de hecho y hasta se puede decir que se ha convertido en un paraíso fiscal dentro del sistema tributario argentino, ya que muchas empresas deducen gastos con facturas del monotributo modificando sus bases imponibles reales”, resaltó.
Y si bien afirmó que “ineludiblemente el régimen fue pensado en su estructura para los pequeños contribuyentes”, ratificó que “hoy el régimen dejó de ser simplificado y quienes más lo aprovechan no son siempre los pequeños contribuyentes”.
Por estos motivos, para Sasovsky “una alternativa sería que esos reales pequeños contribuyentes puedan seguir siendo monotributistas sin la posibilidad de emitir comprobantes a responsables inscriptos, similar a lo que hoy ocurre con restaurantes y otros servicios”.
El botón de muestra
Juan Manuel Locatelli, socio de JL Consultoría & Negocios, advirtió que “no es razonable que sea tomado como límite de ventas mensuales el importe de $50.000, dado que si se tienen en cuenta los costos promedios que se encuadran en esta categoría, daría un resultado negativo constante”.
“Para muestras, basta un botón”, dice el dicho. Por eso, para graficarlo con un ejemplo, el especialista consideró el caso de un comerciante que se encuadra en el último peldaño, cuyosingresos máximos están establecidos en $50.000 mensuales (o $600.000 anuales) y que, para pertenecer al régimen, debe contar con al menos tres empleados.
El especialista recordó que el año pasado era necesario destinar al pago de sueldos y cargas sociales al menos $27.450 por mes, pero con que esta cifra sufrirá un incremento este año de, por lo menos, un 30 por ciento.
De esta manera, los monotributistas tendrán que hacer frente a un importe cercano a los $35.715 por sus dependientes (es decir, $26.455 por remuneraciones y $9.260 por obligaciones previsionales).
“Si se tiene en cuenta que una Pyme tiene en costo de mercaderías un promedio de $20.000(40% de la facturación), que debe destinar $35.715 al pago de sus empleados (tal como se especificó más arriba), $6.000 al alquiler de un local (máximo permitido) y $3.003 a abonar la cuota, el empresario deberá perder todos los meses poco más de $14.700 para permanecer en el Monotributo”, explicó Locatelli.
Y añadió: “A eso hay que adicionarle más gastos, como los servicios públicos (luz, gas, agua, teléfono e impuesto inmobiliario) que pueden ascender a $2.000 y otros varios que suman otros $1.000 más, lo que genera un rojo constante inclusive para quienes sean dueños de su propio inmueble y deben prescindir de hacer frente a una locación”.
Así, si se tiene en cuenta sólo tres de las erogaciones que hay que realizar (sueldos, cuota y alquiler de un local), se puede afirmar que más del 89% de los ingresos que percibe el monotributista deben ser destinados a cubrir dichos costos.
Hay que tener en cuenta que, para realizar los cálculos, el especialista consideró los salarios básicos de las categorías Cajero A, Administrativo A y Personal Auxiliar A que figuran en el último convenio firmado por el gremio de empleados de comercio, a los que adicionó un incremento salarial estimado del 30 por ciento.
“Incluso si el aumento que obtenga el sector es menor -por ejemplo, un 25%-, el monotributista no estará en condiciones de subsistir en la máxima categoría que establece el régimen simplificado para comerciantes”, concluyó Locatelli.
De esta manera, contar con un dependiente más o con uno de mayor jerarquía representaría un porcentaje de gastos aun mayor al del ejemplo.
En definitiva, las obligaciones propias del régimen simplificado obligarían a abandonarlodebido a que no se condicen los ingresos máximos permitidos con las erogaciones necesarias para llevar adelante las actividades.
Fuente: IProfesional