10-MAR-2014 En 1999, Alejandro Navarro dejó su trabajo en Clarin.com y se sumó a un grupo de chicos de veintipico que estaba fundando Bumeran, el sitio online de búsquedas laborales. No se equivocó. Hoy está al frente de esa misma compañía que ayudó a construir y que se convirtió en la más grande de América latina en su rubro, con oficinas en la Argentina, México, Venezuela, Perú, Chile, Panamá y Ecuador.
Bumeran está en manos del fondo de inversión Navent y el año pasado facturó u$s 35 millones. Con 14 años de antigüedad, es una de las pocas sobrevivientes locales de la explosión de la burbuja puntocom. ¿Cómo lo lograron? “”Perseverancia a pesar de los fracasos y una cuota de inmadurez, en el buen sentido. Subestimamos desafíos que eran muy difíciles””, resume Navarro. Y pone como ejemplo una negociación que tuvieron con el Grupo Telefónica, que tuvo una participación del 85% en Bumeran hasta que en 2003 decidió abandonar el negocio. Navarro –que entonces tenía sólo 25 años– y su socio Nicolás Tejerina los convencieron de quedarse con la empresa sin pagarles un centavo, luego de asumir las deudas. “Tuvimos que hacer un contrato de compra-venta simbólico, por un euro. El día de la firma, llegamos a la oficina del notario público en Madrid y nos pidieron el euro. No lo teníamos y tuvimos que pedirlo prestado a los de Telefónica”, recuerda.
–¿El 2013 fue un buen año para Bumeran?
–Fue bueno en términos de la región y locales también. Miramos los resultados de manera global. Nuestro negocio está muy ligado a la economía del país. En la medida que la salud económica del país es buena, las compañías crecen y contratan gente. Cuando empiezan a sufrir se retraen y nuestro negocio sufre directamente.
–¿Se observa una baja en la demanda de empleo?
–En los indicadores, no veo menos empresas buscando gente o haciendo menor volumen de búsquedas. En la parte emocional, hay cierta incertidumbre que se traduce en negociaciones un poco más largas.
–¿Cómo cree que va a evolucionar el año?
–Igual. Con un poco de incertidumbre. Algunas empresas esto lo pasan por alto y siguen operando como si nada, porque les está yendo bien económicamente. Y otras son más cautas. Pero por las charlas que tenemos con gerentes de Recursos Humanos no vemos una desaceleración inminente.
–El año pasado compraron Execuzone, una empresa de reclutamiento online, ¿están a la búsqueda de nuevas adquisiciones?
–Queremos consolidar el mercado. Cuanto portal de empleo que haya haciendo las cosas bien, nos interesa.
–¿Sienten una competencia con las redes sociales?
–Por ahora no, aunque miramos muy de cerca lo que esté haciendo Linkedin. Facebook y Twitter son más de ocio y la gente no las percibe como una herramienta seria para buscar trabajo. Es al revés, hemos hecho pruebas de incluir el perfil social en el curriculum y la gente tiene cierto miedo. La gran diferencia es que nosotros somos un proveedor de servicios y Linkedin es una página web, donde estás a la deriva.
–¿Cuánto se investiga hoy lo que hace un candidato en las redes sociales antes de contratarlo?
–Las empresas lo hacen de manera informal, no es parte del protocolo estandar.
–¿Qué debería cuidar un postulante en su perfil en Facebook?
–Seguir haciendo lo que está haciendo pero cuidar cómo están configurados los parámetros de privacidad en las redes sociales. Por otro lado, hemos conocido casos de gente a la que su parte social la ayudó a ser contratada. En un curriculum es más difícil ver si es una persona creativa.
–¿Quién es su competencia?
–El papel sigue siendo la fuente número uno de avisos de empleo en Argentina y América Latina. Si bien la tasa de usuarios de Internet sube, sigue siendo baja la cantidad de gente que busca empleo a través de Internet. Hay un gran trabajo de evangelización que tenemos que hacer nosotros. Hace dos años, en Bumeran operaban 2.000 empresas y el año pasado cerramos con casi 21.000. Salimos activamente a buscar empresas más chicas para que empiecen a usar los servicios en Internet con precios muy agresivos.
/fuente: cronista.com.ar