04-08-2017 El atraso cambiario que imperó durante parte del año, sumado a la apertura importadora, incrementó el déficit de varias actividades. Así, la Argentina va camino a cerrar 2017 con el mayor saldo negativo en décadas, tanto en la balanza comercial de bienes como en la de servicios
Más allá de las protestas de ciertos sectores productivos y de la mirada crítica de algunos referentes de la oposición, hay una realidad que está escrita en los manuales: la Argentina tiene que seguir importando. No sólo eso: tiene que importar más.
Básicamente porque, en términos históricos, está demostrado que por cada punto que se expande la economía, la tasa de crecimiento de las compras al exterior es tres veces superior.
En este punto, hay analistas que plantean que se está lejos de una avalancha de bienes asiáticos o brasileños.
Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr, se pliega a esta idea, al afirmar que, en base al ranking del Banco Mundial, la Argentina figura entre los cinco países con el ratio más bajo entre importaciones y PBI.
Elizondo plantea que “la mayor parte de los bienes que ingresan del exterior son insumos, materias primas y maquinaria para desarrollar procesos productivos”.
Sin embargo, hay economistas que tienen otra visión. Como Paula Español, de Consultora Radar, que afirma que no todo lo que está entrando bajo la categoría “bienes de capital” son efectivamente “fierros”, sino que algunos de los bienes que más están creciendo dentro de ese gran rubro compiten mano a mano con la industria nacional, como los camiones y la maquinaria agrícola.
El otro punto, en este debate que gana cada vez más visibilidad, es a qué se destinan los dólares que entran a la plaza doméstica, ya sea vía liquidación de granos como por el canal financiero.
Sobre este punto, Axel Kicillof había acuñado una frase de alto impacto cuando era ministro de la anterior gestión: “¿Cómo las divisas que necesito para hacer torres de petróleo se van a gastar en que los sectores más pudientes puedan viajar y comprar bienes de lujo?”.
Si se trajera ese razonamiento al presente y se analiza en base a las cifras de hoy día, hay un dato que no pasa desapercibido: el turismo en el exterior, la importación de autos y las compras de dólar ahorro superaron con creces a todo el volumen liquidado por los grandes exportadores de granos.
En efecto, entre enero y junio las cerealeras ingresaron u$s11.378 millones. Como contrapartida, esas tres categorías mencionadas “aspiraron” en conjunto la friolera de u$s16.785 millones en el mismo lapso. Es decir, casi 50% más.
En paralelo a los más de u$s7.000 millones que demandaron los particulares en billetes contantes y sonantes, estos son los sectores de la economía que más divisas vienen requiriendo:
- Viajes y turismo: u$s5.600 millones de déficit
Al analizar cuáles son las principales ramas que más billetes verdes demandan de la economía, el turismo pica en punta.
En efecto, las compras de pasajes, paquetes y demás servicios en el exterior, totalizaron una “fuga” neta de u$s5.660 millones en el primer semestre.
Si a esto se suma el giro de divisas que realizaron las empresas de transporte de pasajeros (incluyendo desde aerolíneas hasta empresas de cruceros y ómnibus), entonces la cuenta superó los u$s6.620 millones.
Cabe destacar que no todo este egreso fue responsabilidad de empresas de turismo instaladas en la Argentina. Una parte de ese porcentaje correspondió a servicios contratados por los propios viajeros con tarjetas de crédito en el exterior.
Como contrapartida, en el mismo lapso ingresaron a la economía bajo el rubro turístico apenas u$s1.012 millones.
Así las cosas, el saldo negativo para el primer convirtió a este sector en el mayor responsable del rojo de la balanza de servicios (ver cuadro).
Gran parte de este déficit se debió al explosivo flujo de viajes hacia Miami y Chile.
En el caso de este último país, según datos de la Subsecretaría de Turismo, de los 3,3 millones de visitantes que se registraron en el primer semestre, más de 1,9 millones fueron argentinos, que llegaron atraídos por los precios baratos de ropa y electrónica.
De acuerdo con el organismo, en períodos anteriores su participación de estos turistas sobre el total era del 40%, mientras que en esta primera parte del año la proporción alcanzó cerca de un 60%, estableciendo así un nuevo récord.
- Automotrices: u$s4.100 M de déficit
En el ranking de ramas de actividad que más dólares “aspiran” está la automotriz, con un giro de divisas neto del orden de u$s4.100 millones, lo que implicó un salto de casi 30% respecto a igual lapso de 2016.
“Cuando se analiza la dinámica del intercambio comercial de este sector se observa que cada vez se está importando más y se exporta menos”, advierte Marina Dal Pogetto, directora del Estudio Bein, quien señala que la mayor parte del rojo obedece al “incumplimiento del flex con Brasil”.
Se trata de una fórmula que establece que por cada dólar exportado a ese país en autopartes y vehículos, las empresas locales pueden traer de ese mercado por el equivalente de hasta 1,5 dólares sin arancel.
Sin embargo, este cupo no se está respetando. A punto tal que por cada vehículo que se exporta al país vecino, las terminales importan de ese origen cuatro veces más de unidades.
Las automotrices se atajan y afirman que el flex vence a mediados de 2020. Esto implica que las compañías tienen unos tres años por delante para compensar ese rojo.
Sin embargo, el fuerte desbalance empujó al Gobierno a que, de ahora en más, deban constituir garantías –en efectivo, aval bancario o seguro de caución- en caso de exceder dicho cupo.
- Maquinaria: u$s2.050 M de déficit
Si bien no configura un rubro específico en sí mismo, engloba a todos los sectores que se fueron equipando con “fierros”.
Para el analista Gabriel Caamaño Gómez, del Estudio Ledesma, “no todo déficit es negativo por sí sólo. Todo depende a qué se destina”.
“En el caso del intercambio de mercancías, es cierto que se importan más bienes de consumo y que una proporción de ellos sustituyen a bienes nacionales, pero también hay un caudal importante que está traccionado por inversiones. Esto, claramente es positivo”, acota.
Sin embargo, se trata de un rubro que claramente se presta a debate.
Un informe de la consultora Radar señala que el crecimiento interanual del 10% en el ingreso de bienes de capital estuvo alimentado fundamentalmente por la compra de camiones, vagones y maquinaria vial, “lo que no impacta directamente en la inversión” del aparato productivo, sino que está destinado a la obra pública.
Además del impulso de la compra de equipos, la consultora suma el peso que tuvo la maquinaria agrícola, cuyas compras al exterior se dispararon un 53% en el primer semestre.
Si bien esto responde a la expansión del sector rural y a la cosecha récord de la última campaña, desde Radar advierten que muchos de estos equipos llegaron para reemplazar a cosechadoras y tractores nacionales, “generando reclamos de los productores locales”.
- Industria química, del caucho y del plástico: u$s1.570 M de déficit
Según el relevamiento del mercado de cambios del Banco Central, constituyen la cuarta categoría con mayor saldo negativo en su intercambio comercial, del orden de los 1.573 millones.
Se trata de un rubro muy amplio pero, en general, son importaciones que están conformadas por insumos para la producción de un gran espectro de productos.
Esto abarca todo tipo de materias primas plásticas y derivadas del caucho para la fabricación de cubiertas, autopartes, envases para la industria alimenticia y de cosmética, muebles y hasta hilados.
En paralelo, el complejo químico también integra a los productos farmacéuticos y a los insumos que se ingresan para la fabricación de pinturas, a partir de pigmentos, resinas y diluyentes.
El dato clave es que el déficit de este gran rubro se achicó en u$s600 millones, básicamente porque durante buena parte del semestre bajó el nivel de actividad, lo que arrastró hacia abajo la necesidad de contar con mayores importaciones.
- Combustible y energía: rojo de u$s1.755 M
Considerando datos de la balanza comercial, el sector energético figura entre los más deficitarios, con un rojo de 1.755 millones en el primer semestre, lo que implicó un salto del 24% respecto del mismo período de 2016, básicamente por el incremento de precios de los combustibles.
De cara al resto del año, un análisis de IES Consultores plantea una situación dual.
-Por el lado de la generación eléctrica, se espera un repunte por la entrada en funcionamiento de los proyectos que fueron adjudicados en 2016, tanto para proyectos térmicos como para los de fuentes renovables.
-Para el sector petróleo, las perspectivas son “desfavorables”, teniendo en cuenta la evolución de los metros perforados, junto con la estabilidad del precio internacional del crudo en los u$s50, a pesar de los esfuerzos de la OPEP por elevar la cotización.
En cuanto a la balanza energética, para los analistas “se espera que se agudice la desmejora en lo que resta del año”, dado que “las cantidades importadas seguirán superando ampliamente a las exportadas”.
Dos déficit que se agrandan
Mauricio Macri, frente al atril emplazado en La Rural, volvió a repetir una de sus frases de cabecera: que la Argentina tiene todo el potencial para convertirse en el gran supermercado del mundo.
Horas después, tras recibir a una comitiva de la consultora PwC, que prometió la creación de 600 puestos de trabajo, el Presidente postuló la idea de que el país es la plataforma ideal para exportar servicios al mundo.
El problema es que estos deseos oficiales, por el momento, son grandes postulados que están demorando en impactar en la realidad.
Sucede que mientras la generación de divisas por ambos frentes ha tenido perdiendo dinamismo, la salida de dólares por importaciones de bienes y por la contratación de servicios en el exterior no ha parado de crecer.
En el caso del intercambio de bienes, se registró el mayor déficit para la Argentina en 23 años: entre enero y junio, el rojo superó los u$s2.600 millones.
Así, hay que retroceder hasta el primer semestre de 1994 para encontrar un resultado más adverso.
Además, se trata de un brusco cambio de tendencia considerando que en igual período del año pasado el saldo había arrojado una cifra positiva de u$s689 millones.
En este contexto, desde la consultora DNI, dirigida por Marcelo Elizondo, proyectan un resultado negativo de la balanza comercial de u$s5.000 millones, un nivel que –de concretarse-, significaría el segundo peor resultado en la historia.
Sin embargo, para el IERAL, de profundizarse la crisis en Brasil y de quedar un mayor stock de granos sin comercializar, entonces el déficit podría superar los u$s6.000 millones en 2017, marcando así todo un récord.
Pero no es la única balanza que está arrojando datos adversos para el Gobierno.
Al analizar el saldo entre exportaciones e importaciones de servicios del sector privado, también se observa un resultado negativo.
La balanza que mide los flujos de intercambio de viajes, logística, pago de regalías y honorarios profesionales y de consultoría (entre otros ítems) culminó el primer semestre con un rojo de casi u$s5.100 millones.
En sintonía con los problemas de competitividad cambiaria que imperaron en el primer semestre, el intercambio de servicios –muy sensibles al valor del dólar- no paró de deteriorarse, tal como se observa en el siguiente cuadro:
En el caso de esta balanza, la consultora DNI también prevé uno de los peores resultados en términos históricos, de la mano de un déficit superior a los u$s10.000 millones para todo 2017.
¿El dólar dará una mano?
Tras haber perforado el techo de los $18 y más allá de las posteriores correcciones a la baja, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, consideró que este movimiento tendrá “efectos positivos” sobre la economía, como consecuencia de “la mejora de la competitividad de las empresas argentinas”.
Con este breve análisis, Cabrera no hizo más que sincerar aquello que era negado por otros funcionarios del Gobierno y criticado por referentes de cámaras empresarias: que el atraso cambiario no estaba ayudando a la industria nacional.
Sin embargo, la corrección nominal que experimentó la divisa no permite hablar de un salto de la competitividad cambiaria.
Dal Poggetto afirma que el tipo de cambio cercano a los $17,8 resulta un 15% más elevado que el nivel de fines de 2015, en términos reales. Básicamente porque si se trae el dólar de $9,70 (pre devaluación) y se ajusta por inflación, “equivale a $15,40 de hoy”.
Si bien implica una mejora, para la experta, la Argentina sigue sin tener competitividad cambiaria.
En tanto, Caamaño Gómez, afirma que “el tipo de cambio real, es decir descontando inflación, está en niveles similares al de fines del año pasado. Está demasiado justo como para pensar en un boom exportador”,
“En tanto y en cuanto el déficit fiscal siga elevado, persistirá el problema del atraso cambiario”, agrega el analista.
Así las cosas, la reciente variación del dólar no da lugar para hablar de un “shock” que, de ahora en más, empuje las ventas de bienes al exterior.
Sin embargo, Dal Poggetto considera que con un dólar más cerca de los $18 sí podría comenzar a verse una leve desaceleración en el déficit de la cuenta de viajes y turismo.
De hecho, la compañía Despegar informó que la temporada invernal en la Argentina es récord y que, tras años con sucesivas caídas, se incrementó la visita de brasileños y chilenos, que encontraron más conveniente el tipo de cambio.
Fuente: /iprofesional.com