16 Jun 2015.- Ya hace años que muchos compramos nuestros vuelos personales por Internet en lugar de acudir a una agencia de viajes.
Pero a pesar de la experiencia, uno siempre teme darle al botón de comprar y después encontrar el mismo vuelo más barato en otra fecha o con otra aerolínea.
Acáí te damos 8 trucos para minimizar esa posibilidad, si es que ya estás pensando en tus próximas vacaciones.
1. APROVECHA LAS HERRAMIENTAS DE LAS PÁGINAS QUE COMPARAN PRECIOS
Si tienes flexibilidad, para tener una idea general de precios y fechas, te conviene visitar páginas que comparan tarifas, como la de skyscanner, momondo, kayak o farecompare.
Es útil consultar varios sitios, ya que estas compañías tienen tratos con distintas aerolíneas y no todas incluyen las mismas opciones. Algunas páginas, por ejemplo, no incluyen aerolíneas de bajo costo.
Además de poder filtrar tus búsquedas y resultados según más te convenga, en estas páginas encontrarás algunas herramientas muy útiles para encontrar las mejores tarifas: Por ejemplo, una opción en farecompare y en skyscanner te permite activar alertasde tarifas para cuando bajan los precios en una ruta particular.
Al hacer una búsqueda en momondo puedes hacer clic en “Predicción de vuelos” para obtener información super útil sobre una ruta. Por ejemplo, haciendo una simple búsqueda de vuelos de Londres a México y consultando esa opción podrás averiguar los precios medios de las tarifas en general y por aerolínea, qué dia de la semana es más barato viajar y en qué semanas del año hay tarifas más baratas.
Si estás dispuesto a una aventura y lo que quieres es encontrar una buena oferta, en algunas páginas como skyscanner también puedes poner como destino “Cualquier lugar” y encontrar vuelos a todos los países.
Hay decenas de sitios comparativos, algunos especializados en ciertos destinos. Otras páginas generales útiles para buscar son opodo, expedia, travelocity (sólo en inglés), despegar, adioso (sólo en inglés) edreams o travelsupermarket, pero hay muchas más.
Una vez que encuentras la tarifa que más te conviene, puedes intentar comprar el billete directamente con la aerolínea.
2. AVERIGUÁ CUÁNDO ES MÁS BARATO VIAJAR
Posiblemente ya lo hayas intuido pero es un hecho: viajar durante la semana o el sábado es más barato.
El viernes y el domingo son los días habituales para los viajes de negocios y para los turistas que quieres aprovechar el fin de semana, así que si buscas vuelos el martes o el miércoles tienes más probabilidades de encontrar una buena oferta.
La herramienta de “Predicción de vuelos” mencionada en el primer truco también te puede ayudar a identificar qué día de la semana es el más barato en una ruta específica.
3. AVERIGUÁ CUÁNDO ES MÁS BARATO COMPRAR
Según un informe de Airlines Reporting Corporation, publicado en noviembre de 2014, el mejor día para comprar un billete de avión es el martes. Aunque fue imposible verificarlo por BBC Mundo, este día también es el que sugieren varios bloggers y comentaristas de viajes.
Las explicaciones varían, pero en general hacen referencia al momento aproximado en que las aerolíneas lanzan ofertas para mejorar la ocupación de los vuelos.
Por otro lado, y sobre todo en el caso de las aerolíneas de bajo coste, las tarifas pueden variar durante el mismo día.
Es difícil predecir cuándo van a bajar los precios pero si los monitoreas durante varios días y a distintas horas podrás asumir un riesgo calculado.
4. ¿VALE LA PENA ESPERAR A UNA OFERTA DE ÚLTIMO MINUTO?
Hace años existía este mito pero la respuesta general de la industria hoy por hoy es que no.
Varios estudios apuntan a una antelación ideal en torno a los 60 días para vuelos internacionales. Por otro lado, concuerdan en que el coste tiende a subir durante las dos semanas previas al vuelo y que el día antes es el más caro.
Sólo en el caso de los paquetes vacacionales algunos comentaristas sugieren que vale la pena ver si hay ofertas de última hora, ya que suelen tratarse de cancelaciones o lugares en vuelos charter que quedaron vacantes.
5. LIMPIÁ LAS COOKIES, CAMBIA DE ORDENADOR O DE UBICACIÓN ANTES DE COMPRAR
Aunque BBC Mundo no pudo verificarlo independientemente, hay reportes de que algunas aerolíneas utilizan la información de las cookies para monitorear tu navegación y subir los precios de un vuelo si saben que estás interesado.
Eso explicaría por qué a veces, cuando regresas a la media hora a comprar un pasaje, te encuentras con que está más caro.
Por otro lado, la periodista Erica Ho, que fue reportera de TIME en Hong Kong, comprobó que los precios de las mismas rutas variaban de manera exhorbitante dependiendo del país desde el que entraba a la página web.
Hay varias estrategias posibles para sortear ambas posibilidades: una opción es borrar las cookies antes de pagar el vuelo o utilizar para la compra un navegador o un ordenador distinto al de la consulta.
El otro truco que sugiere Erica Ho es cambiar en la página web tu ubicación o país desde el que accedes y el lenguaje. Según su experiencia, así obtuvo vuelos más baratos.
6. BUSCÁ RUTAS ALTERNATIVAS
Si no encuentras la oferta que buscas y se trata de un destino de larga distancia puedes poner a prueba tu creatividad buscando vuelos a aeropuertos secundarios o añadiendo una escala.
Por ejemplo, volar a Eindhoven puede ser más barato que volar a Amsterdam, volar a Sharjah puede ser más barato que hacerlo a Dubai o a Girona en lugar de a Barcelona.
7. ANOTATE A PROGRAMAS DE LEALTAD DE PUNTOS
Si eres un viajero habitual podrás disfrutar de ofertas especiales si te adhieres a un programa de puntos.
Algunas aerolíneas también ofrecen tarjetas de crédito propias, con las que ganas millas aéreas según tus compras. Si las utilizas para pagar tus gastos personales, como la compra o el cine, puedes ir acumulando puntos aunque no viajes con mucha frecuencia.
8. ANOTATE EN LOS CORREOS INFORMATIVOS DE LAS AEROLÍNEAS
Aceptar recibir ofertas por mail puede ser un pequeño incordio pero te permitirá conocer las ofertas puntuales que lanza una aerolínea.
Algunos comentaristas también sugieren seguir las cuentas de Twittwe de las compañías que hacen tus rutas favoritas./lanacion.com.ar
Mucho se habla acerca del estrés laboral, y de las graves consecuencias que este puede producir tanto en términos físicos como psicológicos. Sin embargo, parece que pese a tanta información a la que accedemos a través de revistas, internet, redes sociales y otros tantos medios de comunicación –no siempre confiables- nos resulta muy difícil aprender y asimilar ciertos conceptos que pueden ser la llave hacia una vida más saludable.
Como bien se sabe, el estrés de por sí no es malo; lo peligroso es cuando este perdura en el tiempo y exige al organismo una respuesta para la cual no está preparado.
“Cuando el estrés se sale de control, podemos comenzar a sufrir insomnio, cefaleas, somnolencia durante el día (aún haciendo las mismas actividades de siempre) y dolores articulares, entre otros”, puntualizó la doctora Mariela Vicari (MP 34.001 – CE: 16.724), integrante del equipo de Salud Mental de Clínica Diquecito, para quien, al margen de estos síntomas que pueden ser controlados, “el estrés puede derivar en situaciones más graves tales como: ataque cardíaco, ACV, cáncer e infecciones”.
Pero, ¿por qué el trabajo puede ser un importante generador de estrés? “En este sentido debemos decir, antes que nada, que el trabajo de por sí no es malo, por supuesto; pero el problema es que muchas personas le dan a este una importancia exacerbada, olvidándose de sus vidas privadas y de su salud. Entonces, entran en una vorágine cotidiana de la cual no pueden salir fácilmente”, aclaró la especialista.
Los factores desencadenantes del estrés laboral
Existen tres factores principales –entre otros tantos-, de acuerdo a la situación de cada persona, que habitualmente desencadenan el estrés laboral.
1. Contexto laboral. “Las condiciones de trabajo no son las mismas para una persona que para otra; y con esto nos referimos al entorno laboral en el que nos desenvolvemos, y a factores que están fuera de nuestro control pero que tienen una incidencia directa en nuestra forma de trabajar y de encarar el trabajo. Algunos contextos que pueden generar estrés en este sentido son, por ejemplo, lugares de trabajo con mal manejo de los recursos humanos, trabajos de alta presión, alta exposición al cliente, atención de quejas, etc”.
2. Manera de afrontar el trabajo. “A diferencia del punto anterior, esto ya no tiene que ver con el entorno laboral, sino con la manera en la que cada uno asume su trabajo. Las personas obsesivas tienen una tendencia a estresarse mucho más que aquellas que encaran sus labores de manera más descontracturada. El obsesivo entiende que debe hacer su trabajo en un tiempo menor al que corresponde, y al terminar se pone a hacer el trabajo de otro, o a adelantar tareas, en lugar de tomarse tiempo para él, un recreo o una pausa para almorzar.
Este tipo de personas necesitan tener el control de todas las situaciones, y piensan que nadie va a hacer el trabajo mejor que ellos. Entonces, como genera mucha ansiedad psíquica el hecho de delegar, prefiere sobrecargarse de horas de trabajo, estresándose durante largos períodos de tiempo y perjudicando su organismo. Las personalidades menos obsesivas, en cambio, hacen su trabajo en tiempo y forma, y guardan espacios necesarios para sí mismas”.
3. Desorganización. “La desorganización en el trabajo puede ser un importante disparador de estrés. El no saber optimizar el tiempo durante la jornada laboral y, en consecuencia, llevarse trabajo a casa, genera una presión psicológica muy pesada para la persona, con implicancias negativas no sólo para sí misma sino también para su entorno familiar. Esto puede darse por desorden personal (dar muchas vueltas en el trabajo y al final de la jornada no haber hecho lo que se debía hacer), o bien por esta necesidad que antes apuntábamos de no querer delegar. Esta no optimización del tiempo obviamente puede dar lugar a un alto grado de estrés, por lo que es importantísimo trabajar en la organización del trabajo”.
¿Cómo combatir el estrés laboral?
Para Vicari, “cuando estamos ante situaciones complejas, que se están extendiendo en el tiempo, y cuando los síntomas que antes explicábamos se están haciendo evidentes, es necesario consultar a un profesional médico con urgencia; lo más importante es intentar no llegar a estos casos extremos”.
En ese marco, hay tres pilares muy sencillos y accesibles sobre los cuales trabajar para controlar el estrés. Estos son:
Actividad física: no pensar en los resultados físicos de la actividad a practicar (por ejemplo, bajar de peso), sino elegir aquella que más nos guste y distraiga de las preocupaciones.
Vida al aire libre: generar espacios de distracción al aire libre, con la familia u otros seres queridos, pero en contacto con la naturaleza.
Vida social: desarrollar espacios de relax con amigos, en los cuales podamos hablar de cuestiones ajenas al trabajo./infobae.com