Han pasado más de 60 años de aquel momento y en nuestro país nada cambia, con ajustes, desajustes y planes reciclados que nos mueven en un espiral del que parece estamos destinados a no salir. “La Argentina es un país donde, si te vas de viaje veinte días, al volver cambió todo, y si te vas de viaje veinte años, al volver no cambió nada”, la frase de algún genio anónimo cobra sentido cuando vemos los mismos problemas cada año, en los mismos momentos.
En Tucumán el mes de marzo es un mes siempre complicado, ya finalizando el verano, con los problemas estivales siendo olvidados hasta el próximo verano (ver Las lecciones del pasado reciente). En el ocaso del verano comienzan las clases y con ellas llegan las negociaciones salariales docentes, las amenazas de paro de las empresas de colectivos y los discursos acerca de que los trabajadores deben ser comprensivos con la situación económica actual, sea el año y el contexto económico que fuere. Pero este año en particular la situación se volvió más complicada, con los docentes realizando una multitudinaria marcha en Casa de Gobierno, llevando a cabo una medida de fuerza por fuera de sus gremios y que le hizo sentir al Ejecutivo el descontento por las medidas salariales tomadas. Por supuesto, todo esto podría haber sido solucionado durante enero o febrero (el anuncio de la suspensión de la cláusula gatillo fue a comienzo de año), pero los problemas urgentes parecen no tratarse en vacaciones, porque las urgencias de los trabajadores parecen no ser urgencias que ameriten interrumpir el descanso veraniego. Así, llegamos a un comienzo de ciclo lectivo que no fue tal, porque la mayoría de las escuelas, incluso los colegios privados que nunca se adhieren a las medidas de fuerza, no dictaron clases.
Por otro lado están las empresas de transporte público de pasajeros, nuestros colectivos, con un servicio caro y deficiente, que argumentan siempre la necesidad de subsidios para poder brindar el mismo. Subsidios millonarios que llegan desde la Nación y tiene también aportes de la provincia, pero que solo aparecen cuando la medida de fuerza ya está anunciada, como sucedió dos veces la semana pasada, porque los empresarios dicen que la Nación manda los fondos, la Provincia dice que están pero que no se completó algún trámite administrativo y en el medio el usuario que consulta en las redes sociales: ¿Hay colectivos mañana?
Esta es una época en la que parece que vivimos el día a día, tratando de cubrir o tapar agujeros a cada momento y que parecen no dar respiro. El verano en Tucumán es una época siempre convulsionada, donde las negociaciones se aceleran para solucionar los problemas que durante enero y febrero olvidamos, pero que tarde o temprano llegan. También seguramente tarde o temprano se solucionarán, dejarán secuelas o quedarán en el olvido, porque nuestra memoria a largo plazo cada vez es más corta debido a la necesidad de crear espacio para los problemas de ahora, que son muchos, y que nos hacen olvidar de que todos los años vivimos lo mismo.