26 DIC 2014 Francisco abogó por el fin de los conflictos y de la globalización de la indiferencia.
El papa Francisco quiso golpear de nuevo las conciencias al recordar las “muchas lágrimas” que se vierten en esta Navidad, con los cristianos perseguidos en Irak y Siria, los conflictos en todo el mundo, la epidemia de ébola y el sufrimiento de los niños. Con un rostro entristecido y voz afligida, el papa, asomado en el balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro para la tradicional bendición “urbi et orbi” (A la ciudad y al mundo), fue haciendo al igual que el año pasado, un repaso por las guerras y males que afligen al mundo.
“Hay verdaderamente muchas lágrimas en esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús”, exclamó. A las cerca 80.000 personas que llenaron la plaza de San Pedro, Francisco felicitó la Navidad con una sonrisa, pero después su tono cambio a apesadumbrado y fue rogando a Dios por todos los conflictos.
Comenzó por las poblaciones de “Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y religiosos, sufren una persecución brutal”.
“Qué la Navidad les traiga esperanza, así como a tantos desplazados, prófugos y refugiados, niños, adultos y ancianos, de aquella región y de todo el mundo”, agregó.
Instó a que éstos “reciban la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno, puedan regresar a sus países y vivir con dignidad”.
Continuó hablando de Tierra Santa y rogó que “el Señor sostenga los esfuerzos de los que se comprometen activamente en el diálogo entre israelíes y palestinos”.
También citó a Ucrania y deseó que Dios venza “el odio y la violencia y puedan emprender un nuevo camino de fraternidad y reconciliación”, así como el conflicto en Nigeria, “donde se derrama más sangre y demasiadas personas son apartadas injustamente de sus seres queridos y retenidas como rehenes o masacradas”.
Enumeró los conflictos en Libia, Sudán del Sur, la República Centroafricana y varias regiones de la República Democrática del Congo y realizó un llamamiento “a todos los que tienen responsabilidades políticas a que se comprometan, mediante el diálogo, a superar contrastes y construir una convivencia fraterna duradera”.
En el mensaje de la segunda Navidad de su pontificado, Francisco puso el acento sobre todo en el sufrimiento de los niños. Mencionó a “los niños víctimas de la violencia, objeto de tráfico ilícito y trata de personas, o forzados a convertirse en soldados”.
También pidió la intercesión del “Niño Jesús para los niños asesinados y maltratados antes de ver la luz, privados del amor de sus padres y excluidos por una cultura que no ama la vida”. El papa también pensó en los niños que viven desplazados, que vienen abusados y que mueren bajo los bombardeos ante “nuestros propios ojos y nuestro silencio cómplice. Su silencio impotente grita ante la espada de los Herodes. Sobre su sangre se encuentra la espada de los actuales Herodes”, aseveró.
Además pidió que Jesús “consuele a las familias de los niños muertos en Pakistán la semana pasada” y que sea cercano “a los que sufren por enfermedad, en particular las víctimas de la epidemia de ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea”.
/fuente: eltribuno.info