Un estudio realizado por la Federación Argentina de Empresas de Trabajo Temporario (FAETT) indagó respecto del desfasaje existente entre las competencias demandadas por el mundo laboral y el sistema educativo. Según el 70% de los profesionales consultados este último presenta un déficit respecto a la calidad y profundidad de los contenidos que se dictan y las expectativas actuales de las empresas en determinadas carreras y áreas de trabajo.
En ese sentido, la Gerente de Selección de Bayton S.A, Marcela Vespoli, señala que “hoy se requieren perfiles con experiencia práctica o con mayor profundidad de conocimientos”, en referencia a los requerimientos del mercado que en muchos casos no es coincidente con la formación académica que en actualidad es “básicamente teórica”, subraya.
A su vez, cuando se les consultó a los especialistas de qué manera se podría achicar esta brecha, el 40 % señaló la adquisición de experiencias de trabajo durante la formación, el 30% mencionó la realización de capacitaciones en empresas, y el 20% restante indicó que debería realizarse a través de pasantías. Solo un 10% refirió a las prácticas pre-profesionales con tutores. Según Marcela Vespoli de Bayton, esta brecha podría achicarse “si se contara con más capacitación práctica, dando posibilidades de empleo a los Junior o principiantes”. Sin embargo, “muchas empresas hoy no tienen tiempo ni quieren ser formadores”, advirtió.
Los aportes sistema educativo para el mundo laboral
El informe de FAETT arrojó que el mayor aporte por parte del sistema educativo para el mundo laboral es formación teórica y metodologías de trabajo (50%), la adaptación al trabajo en equipo (20%), la adecuación a una rutina de trabajo (20%), y la adquisición de competencias interpersonales (10%). En relación a las aptitudes más difíciles de adquirir en el ámbito laboral, los especialistas señalaron: la adecuación al trabajo bajo presión (50%), la adaptación a un sistema con reglas propias (20%), el desarrollo en el trabajo por objetivos (20%) y las aptitudes para el trabajo en equipo (10%). Por su parte, en relación a las habilidades más fáciles de adquirir indicaron: las competencias para el trabajo en equipo(60%), el ajuste a rutina y trabajo bajo presión (20%), el desarrollo en el trabajo por objetivos (10%) y por último, la adecuación a un sistema con reglas propias (10%).
El 90% de los profesionales coincide que esta brecha se verifica con más claridad en las personas entre 18 a 25 años. “Los jóvenes generalmente estudian lo que les gusta y a la hora de conseguir empleo, las carreras humanísticas tienen menos posibilidades que en las contables, ingenierías o técnicas”, señala Vespoli, en relación a la falta de orientación por parte de los jóvenes respecto de cuáles son las carreras o especializaciones con mayor proyección. En relación a la problemática de inserción laboral, la especialista de Bayton afirma que “el primer trabajo sería más sencillo de conseguir si los planes educativos y el mundo del trabajo cosas estuvieran mejor alineados”. Y agrega que “las empresas deberían flexibilizar los requerimientos, pero si no tienen ningún beneficio por ello es difícil que lo hagan”.
Ingenieros, técnicos y químicos: las carreras con mayores brechas
Según los profesionales consultados por FAETT, este desfasaje se verifica mayormente en las carreras de ingeniería (50%). Le siguen, en menor proporción, las orientaciones administrativas y humanísticas (20%); y Marketing y Publicidad (20%). Para la especialista de Bayton “las carreras técnicas vinculadas a la mecánica, electrónica y química también presentan una brecha respecto de los planes de estudio y lo que demanda el mercado”. Por otro lado, los profesionales coinciden en que las posiciones operativas (oficiales) dentro de la industria metalúrgica como Programadores CNC, Tornero y Fresador constituyen los perfiles más difíciles de cubrir en la actualidad, según un reciente informe de la Federación.