Dentro de pocos días la provincia de Tucumán sancionará su Ley de Presupuesto Público. Sin dudas, es un hecho destacable para el adecuado funcionamiento institucional que en la Legislatura provincial se analice y se debata la proyección de gastos y recursos con los que contará el gobierno tucumano. De acuerdo con el proyecto el gasto público será de $156 mil millones, esto representa aproximadamente, un poco más del 40% del producto Bruto Geográfico de la provincia. Si bien las proyecciones indican que los ingresos serán superiores a los gastos proyectados, lo que arrojaría un superávit fiscal de 9 mil millones, no hay ningún atisbo que tienda a procurar reducir la presión fiscal que recae sobre el sector privado provincial y reduce la competitividad de la economía.
Es muy importante preservar la disciplina fiscal, respetar la restricciones que impone el presupuesto, por dos razones: evitar tener que recurrir al endeudamiento en momentos es los que el costo del crédito es muy elevado, en este punto cabe tener presente que hace pocas semanas atrás la provincia tuvo que recurrir a un préstamo precancelable por $3.000 millones a tasa variable Badlar más 9% por un plazo de tres año con seis de gracia. La tasa inicial está por encima del 70% anual. Este monto está destinado a cubrir los incrementos de la denominada cláusula gatillo pautada al comenzar el año en curso, Es decir, el préstamo estará destinado a cubrir gasto corriente, sueldos. En este marco, cabe acotar que el presupuesto 2020, sólo destina 7.000 millones a los denominados gastos de Capital, es decir, infraestructura, rutas, escuelas, puentes, que es la parte del gasto que tiende a mejorar estructuralmente la calidad de vida de los ciudadanos. Para ello, debe propender a llevar adelante un sistema tributario que no ahogue al aparato productivo, un gasto público que debe buscar el criterio de eficiencia, porque es la mejor forma de que sea útil a la sociedad. Por ello, no se trata de perseguir el equilibrio fiscal por sí mismo, sino porque la raíz del estancamiento económico que arrastra la Argentina desde hace décadas es debido a los crónicos problemas fiscales.
Sistema Fiscal inmanejable
En la estructura tributaria de Tucumán, casi el 80% lo representa el Impuesto sobre los Ingresos Brutos que es un impuesto altamente distorsivo para la economía.
La Provincia ha generado un sistema fiscal intricado, complejo y lleno de obligaciones formales que hace imposible a los profesionales de Ciencias Económicas su plena administración. Las PyMEs de la provincia están sufriendo esta situación y se ven desbordadas en la posibilidad de un manejo razonable del mismo. Deben ocupar gran parte de sus costos de administración para intentar no encuadrar en alguna situación que les comience a generar saldos a favor permanentes. Parece que su sistema de administración está diseñado exclusivamente para recaudar a cualquier costo, vía retenciones, percepciones y recaudaciones bancarias, haciendo un abuso de sobretasas y penalidades por el mero incumplimiento. ¿Porque existen tantos saldos a favor de contribuyentes? ¿Porque no se informan los montos adeudados?
Ejercer una actividad comercial en la provincia es casi imposible. Solo quienes no pueden escapar de operar en la provincia o con ella, continúan realizando actividades. Quien puede evitar a Tucumán la saca de su norte de comercialización y de sus inversiones, por lo que paulatinamente va dejando de ser el centro económico más importante del norte argentino, todo esto agravado por las inconsistencias de la gestión nacional que no tuvo en cuenta, entre otras cosas, las economías regionales y nulo éxito en la lucha contra la pobreza y la inflación, entre otras cuestiones. El Colegio hizo sendas presentaciones a los organismos públicos marcando este estado de cosas y opinando sobre los aspectos que se deben corregir. Ni una respuesta se ha obtenido. Los profesionales de Ciencias Económicas y las PyMEs tucumanas siguen naufragando diariamente en un mar plagado de dificultades y con miras a una recaudación a cualquier costo.