23 ENE 2015.- Devaluación, recisión y restricción: la fórmula que eligió Axel Kicillof para hacerse de un colchón de dólares de cara al año electoral derivó irónicamente en el ahogo del único acceso que el Gobierno aún conserva para recaudar divisas: el comercio exterior.
Sin embargo, el superávit comercial aún existe, aunque sea tan magro que sólo encuentra un reflejo en los tenebrosos años de 2001.
El endeudamiento -otro de los planes oficiales para conseguir dólares- fracasó. No hubo acuerdo con los holdouts y el intento del Bonar 15 -plata cara- falló. La inversión extranjera directa, el último canal, se desploma. De los 13 países de la región que releva la Cepal, la Argentina fue el único que tuvo resultados negativos en 2014.
Las políticas oficiales para quedarse con el oro verde desbordaron el relato. La devaluación de enero de 2014, que superó el 30% en promedio, licuó salarios. La posterior suba de tasas y de tarifas (agua y gas) impulsó al enfriamiento de la economía. La caída del PBI fue de más del 3% en el tercer trimestre del año. El ajuste fue social: más paros, suspensiones y despidos. Las trabas a las importaciones derivaron en el desabastecimiento de insumos básicos, pero también coartaron la oferta: las fábricas no conseguían las partes importadas para producir.
“Están encanutando autos”, gritó la presidenta Cristina Kirchner. En realidad, las empresas encanutan dólares (70% del auto es importado). Son firmas que tienen deudas de más de US$ 5000 millones con sus proveedores externos y rezan por que no exista un nuevo “corrimiento cambiaro”, como llamó Kicillof a su devaluación.
El tipo de cambio multilateral es el más bajo en tiempos del kirchnerismo, lo que ya afecta a algunas economías regionales y sus exportaciones. Como en 2013, los productores retrasan sus liquidaciones y los importadores acelerarían sus compras si mejorara la economía y no se hubieran acentuado las trabas.
¿Devaluará Cristina Kichner? Todo indica que la apuesta oficial de 2015 será el atraso cambiario para anclar la inflación (y las paritarias) y mejorar el consumo. Para eso, el Gobierno cuenta con algunos dólares alquilados, que ya vuelca a Tierra del Fuego y a la industria de las motos, sólo para sostener el nivel de la industrial y sus empleos en tiempos de elecciones.