Los supermercados se cansaron de que los consideren los culpables de la inflación y advirtieron que si la presión impositiva no baja se frenará la llegada de inversiones al país. En la jornada del sector organizada por la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), los presidentes de las principales cadenas decidieron dejar atrás su tradicional bajo perfil y contestaron a los que los acusan de ser formadores de precios o de apropiarse de los mayores márgenes de ganancia de toda la cadena comercial e industrial.
“Cuando nos preguntan, lo primero que decimos siempre es: bajen los impuestos. Si la Argentina necesita inversiones, va a tener que bajar los impuestos”, sostuvo Alfredo Coto, dueño de la cadena homónima. “Hay que hacer un ataque a la informalidad si quieren recaudar más impuestos”, explicó el empresario, que aprovechó el momento para la ironía: “Lo extraño un poco a [Guillermo] Moreno. Fue una etapa divertida”, sostuvo. Coto compartió un panel con Daniel Fernández (Carrefour), Federico Braun (La Anónima) y Agustín Beccar Varela (Walmart), coordinado por el secretario General de Redacción de LA NACION, José Del Rio.
Más directo fue Matías Videla, el número uno de la división de supermercados de Cencosud (el grupo dueño de Jumbo, Disco y Unicenter), que sostuvo que la Argentina no sólo aplica el IVA más alto de la región, sino también que a nivel local la filial del grupo enfrenta gravámenes que directamente no existen en otros mercados, como Ingresos Brutos o el impuesto al cheque.
“Cómo hago para convencer al directorio de Cencosud de abrir el próximo Unicenter acá, cuando los impuestos locales son mucho más altos y estos costos se terminan trasladando a los precios”, explicó Videla.
Jean Christophe Tijeras, gerente general de Libertad -la cadena de supermercados de la compañía francesa Casino-, cargó contra los costos de la logística. “Los costos logísticos locales son los más altos de América latina. La Argentina es de lejos el mercado más caro de la región tanto en almacenamiento como en distribución, con un diferencial de hasta 24% frente a Brasil”, señaló el ejecutivo francés.
Los supermercados también buscan despegarse de la imagen de formadores de precios con la que los asocian sus competidores y parte de la industria proveedora. Para justificar su posición, destacan que el llamado canal moderno hoy representa el 35% de las ventas de alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza, muy lejos del 50% que llegaron a tener en los 90. Su incidencia además es aun menor cuando se trata de alimentos frescos, donde cae al 15% en carnes y al 10% en frutas y verduras.
Las grandes cadenas además se quejan de que su negocio en la Argentina se encuentra en niveles de rentabilidad muy por debajo de los de otros países de la región, mientras que el costo laboral local triplica al de Brasil y duplica al de Chile. “El momento que vivimos en el sector, después de dos años de pérdida de volumen, no es el mejor. La mayoría de las cadenas vamos a perder dinero este año. Y cuando se llega a este nivel, la necesidad de respuestas es mucho más grande”, alertó Fernández.