En pocos meses entra en vigencia a nivel mundial la nueva norma contable que establece otras reglas para la contabilización de instrumentos financieros conocidas como IFRS 9. Ha surgido como respuesta a la última crisis financiera que llevó al IASB, organización encargada de publicar las normas internacionales de información financiera (IFRS), a iniciar en 2008 un proyecto para reemplazar la actual norma IAS 39, criticada por identificar pérdidas crediticias demasiado tarde.
IFRS 9 impone criterios para la clasificación y valoración de instrumentos financieros, así como para relaciones de coberturas contables, pero se destaca por un nuevo concepto de previsionamiento, introduciendo un modelo más prospectivo que obliga a reconocer anticipadamente pérdidas por riesgo de crédito. La norma reemplaza el enfoque de pérdida incurrida bajo IAS 39, donde la provisión se realiza sobre una pérdida efectiva, por uno de pérdidas esperadas, en el que se realizan proyecciones sobre las expectativas de futuras pérdidas.
Las entidades tendrán que estimar probabilidades futuras de incumplimiento y tasas de recupero durante toda la vida del instrumento, así como la exposición real al riesgo, incluyendo el probable uso de líneas de crédito disponibles por parte de los prestatarios. Los cálculos necesarios para determinar previsiones por incobrabilidad utilizando el método de pérdidas esperadas son complejos y requieren la utilización de modelos y herramientas sofisticadas.
Las previsiones deberán, asimismo, incorporar una visión de las condiciones económicas futuras, tanto macroeconómicas como microeconómicas, de cara a la determinación de posibles incumplimientos. Adicionalmente, será necesario establecer indicadores que alerten en relación a un incremento significativo del riesgo. IFRS 9 brinda mayor flexibilidad y nuevas posibilidades de gestión de riesgos financieros, pero representa un gran cambio metodológico, por lo que se recomienda analizar previamente sus potenciales impactos para poder comunicarlos adecuadamente y poner en marcha un plan de acción en vistas al cumplimiento con dicha norma. Todos los pronósticos indican que el importe a reconocer por deterioro aumentará de forma significativa.
El cambio normativo impactará a las empresas argentinas de forma desigual. Las entidades no financieras, que actualmente presentan sus resultados bajo normas internacionales, se verán afectadas sobre todo en relación a las cuentas a cobrar y otras posibilidades de pago que ofrecen a sus clientes. El reto es importante porque las empresas industriales no suelen estar acostumbradas a tratar con conceptos probabilísticos avanzados ni cuentan en su mayoría con sistemas de información capaces de procesar la nueva data y realizar los desgloses obligatorios.
Para la industria bancaria el cambio se presenta aún más desafiante. Si bien el BCRA prevé aplazar, a una fecha futura aún no determinada, la instrumentación de los nuevos modelos de deterioro dentro de la implementación general de las IFRS, es probable que las entidades que forman parte de un grupo internacional se vean obligadas, por razones de consolidación, a implementar el nuevo modelo en paralelo a su contabilidad local. Un reto considerable para la infraestructura informática. Y para los grupos nacionales, el cambio entre el simple modelo actual de previsionamiento en función de los días de impago y el futuro modelo de pérdida esperada representa un cambio tan diametral, que los preparativos deberían iniciarse lo antes posible.
La introducción de IFRS 9 es el mayor cambio normativo de la última década y significa un grandísimo esfuerzo para cualquier entidad. Una implementación de este alcance requiere una planificación detallada con un alto involucramiento de todas las áreas de la organización. No solamente impacta a los procesos de contabilidad y reporte, sino también a los sistemas de información, a los negocios, a la gestión de riesgo y sobre todo a los recursos humanos.