11-FEB-2014 Ex presidente del Banco Central trasandino advirtió que la devaluación del peso argentino fue un error, y que el costo lo pagarán los argentinos.
Martín Redrado, ex presidente del Banco Central de la República Argentina (2004-2010), hoy no tiene problema con decir que el gobierno de la presidenta Cristina Fernández “pasa el problema a otros y no se hace cargo”, y que dentro del gobierno se trabaja con improvisación y falta de profesionalismo. En entrevista con DF, Redrado, quien también estuvo a la cabeza la Comisión Nacional de Valores en los años ‘90, se mostró crítico de las medidas adoptadas y advirtió que los problemas internos del país, así como con sus socios comerciales, aún no han terminado.
-¿Qué similitudes ve hoy con lo ocurrido en 2001?
-No hay similitudes por varias causas. El nivel de endeudamiento hoy es mucho más bajo, está en 41% del PIB y en ese momento era más de 100% y, además, si se toma el déficit fiscal, éste está siendo financiado por la seguridad social y el banco central, lo que tiene costos en materia de inflación. Pero cuando uno mira el agregado de la deuda, lo que se le debe a terceras partes, el ratio de deuda pasa a 11% del PIB, con lo cual es casi imposible que Argentina pase a escenario de default. Segundo, no hay descalce de monedas, es decir, no hay deudas en dólares e ingresos en pesos. Tercero, el sistema financiero argentino en términos de solvencia, liquidez y morosidad está mucho más sólido que en 2001. Y último, en términos de intercambio, está el tema de los precios de lo que vende Argentina al mundo. Por ejemplo, en el gobierno de De la Rúa, la soya costaba
US$ 150 la tonelada; hoy triplica ese precio. A veces de manera chistosa yo digo que con este escenario de precios internacionales hasta De la Rúa podría ser buen presidente.
-¿La devaluación y la modificación de las tasas de interés fue un acierto o un error?
-Obviamente la devaluación fue un error. Los costos para Argentina van a ser altos y están fundamentalmente dados por una mayor inflación. Argentina pasa a tener una inflación de 25% a tener una de 35% para 2014, y una fenomenal caída en la actividad. Mi estimación antes de la devaluación era que el país iba a crecer 1,5% en 2014, y ahora veo que el PIB va a caer 2%. Argentina va a pagar esta devaluación con menor actividad, menor producción y menor empleo. Claramente faltó profesionalismo para encarar los desequilibrios de la economía de manera integral. No se resuelven los problemas con parches y medidas aisladas sino con un sistema económico integral.
-¿Qué opina sobre la comparación entre Argentina y Venezuela y del mencionado riesgo de una hiperinflación?
-Son dos países aislados que han buscado políticas aislacionistas, que han ahuyentado la inversión, que han generado políticas artificiales en materia cambiaria y que han tenido simpatía ideológica. Argentina tiene una estructura agrícola, pero tenemos una economía mucho más diversificada que la venezolana. Hay similitudes sobre todo en materia de los errores que se han cometido en política cambiara en los últimos años.
-¿Cómo ve la diferencia entre el tipo de cambio oficial y paralelo? ¿Cuáles son las consecuencias de que opere con más de un tipo de cambio para el escenario económico argentino?
-Argentina sigue siendo deficitaria en materia de necesidad de las divisas que tiene y, por lo tanto, lo que genera esta brecha cambiaria es mayor incertidumbre y expectativa de que este proceso de devaluación no ha terminado.
-¿Cómo ve la evolución de las reservas del banco central y qué pasará con el pago de la deuda?
-Lamentablemente puedo decir que avisé que esto iba a pasar. El comienzo de esta crisis y la mayor inflación tienen su origen en la mala utilización de las reservas y en usarlas para pagar deuda pública pensando que no iba a tener costos. Desde 2010 se utiliza al banco central como una tesorería paralela y esto ha generado mucho peso en la economía. Tenemos cada vez más pesos y cada vez menos dólares.
-¿La situación que tiene Argentina ahora podría afectar a socios comerciales como Brasil y Uruguay? ¿Cuál será la profundidad del impacto y estima que afectará a Chile?
-La profundidad del impacto es que Argentina no tiene los dólares que necesita para pagar importaciones y deudas. Evidentemente el país hoy tiene que elegir entre pagar deuda o importaciones. Sin embargo, a diferencia de 2001, este gobierno tiene el compromiso con el pago de la deuda y tiene las reservas. Pero es probable que si las cosas se complican, vaya a buscar endeudamiento nuevo, lo que se había negado a hacer porque los costos de ese endeudamiento son muy altos, pero pueden dejárselo al nuevo gobierno, con lo cual tiene una válvula de escape.
Está claro que Argentina no produce los dólares suficientes y la consecuencia es que habrá más restricciones a importaciones, más presión sobre el sector privado para que las empresas generen sus propios dólares para poder financiar el pago de las exportaciones, como consecuencia habrá una mayor tensión con socios comerciales, ya que Argentina va a seguir con su política de fuertes restricciones a la importación por la falta de divisas.
-¿Cómo ve la situación de las empresas de retail chilenas en Argentina?
-A las empresas chilenas las están tratando tan mal como a las empresas argentinas. El gobierno tiende a no hacerse cargo y le ha puesto el problema de la inflación, en términos comunicacionales y de las medidas, al sector privado. Decir que el problema de la inflación se debe a que los supermercados aumentan precios y no por la mala calidad de la política económica, es el modus operandi de este gobierno: de pasar el problema a otro y no hacerse cargo.
-¿Cómo ve la gestión de la presidenta Cristina Fernández en este proceso y del gobierno en general?
-Hay improvisación. Argentina está viviendo como un país del día a día, donde se toman medidas sin una proyección a largo plazo. Las decisiones han mostrado falta de profesionalismo y falta de integralidad, con medidas que se toman mirando equilibrios parciales y no la totalidad. Una medida como la devaluación empobrece a la gente que tiene salario fijo y le quita capacidad de compra, y genera una fenomenal redistribución de los ingresos.
-¿La fijación de precios, tiene algún sentido?
-Los controles de precios no han funcionado. Se vienen utilizando desde 2007 y se trata de actuar sobre las consecuencias y no sobre las causas de la inflación. Las causas son desajustes macroeconómicos, distorsiones. No funcionó en el pasado y no hay motivos para que funcione ahora.
-¿Resultará fijar el precio del petróleo?
¡
-Alguien paga las cuentas en la economía. Si la diferencia del precio lo tiene que pagar el sector público, lo hace. Son dólares que hoy el país no tiene, lo que muestra mucho voluntarismo en el gobierno y falta de profesionalismo.
Fuente: df.cl