21 agos 2015.- Las cuentas del Gobierno están desbordadas y mes a mes acumulan un rojo creciente. En los primeros 6 meses de este año el déficit fiscal totalizó $ 107.135,8 millones. Esto es un 187,3% por encima del déficit que hubo en la primera mitad de 2014. Además, equivale a todo el rojo fiscal que hubo en 2014. Y representa poco más de $ 400.000 por minuto, según las cifras difundidas ayer por el Ministerio de Economía.
Aún así, si se restan los fondos consumidos del superávit de la ANSeS, el déficit propio del Tesoro Nacional es todavía más alto: ascendió a $ 129.799 millones. Y si se excluyen de los ingresos las transferencias que hizo el Banco Central al Tesoro por supuestas utilidades, el déficit fiscal total asciende a casi $ 160.000 millones.
Así, el déficit de este año se proyecta en torno de los $ 300.000 millones, teniendo en cuenta que en la segunda mitad los gastos crecen a un mayor ritmo. Y si se excluyen los giros del BCRA, superaría los $ 370.000 millones. “De cara a la segunda mitad del año, y a medida que se acerquen los comicios, crecerá aún más la brecha entre gastos e ingresos, y se profundizarán los actuales desequilibrios fiscales”, prevé el Instituto Argentino de Análisis Fiscal.
Fausto Spotorno, economista-jefe de Ferreres y Asociados, coincide en que “el problema fiscal se profundizará en la segunda mitad del año, porque ya no existen recursos tributarios adicionales, los salarios ya han sido ajustados y aún queda por pagar un segundo aumento en las jubilaciones. Es por eso, que esperamos un déficit fiscal de casi $ 200.000 millones entre julio y diciembre, lo que llevaría a que en el año el déficit fiscal sea de 6,3% del PBI. Cifra que no se ve desde la hiperinflación de 1989”.
Para el ex secretario de Hacienda Jorge Sarghini, “este nivel de déficit es más asimilable a períodos de crisis, como los registrados a fines de las décadas de los años 80 y 2000, que a tiempos normales”.
Si se excluyen las transferencias del BCRA, el déficit rondaría entre el 7,1 y 7,3% del PBI, según el IARAF. Para financiar este rojo, además de las giros del BCRA, el Gobierno utiliza todas las cajas a su alcance, desde las reservas del BCRA para el pago de los vencimientos de la deuda, los fondos de la ANSES y la colocación de deuda “en el mercado” a través de bonos en dólares (caso BONAR 2024) o en pesos como el BONAC 2016 y el BONAD 2017. Así, además del mayor endeudamiento, la alta inflación, la caída de las reservas, el Gobierno está dejando una herencia fiscal muy pesada para el próximo Presidente.
El incremento del déficit fiscal se explica porque los ingresos -provenientes de la recaudación de impuestos, cargas sociales y transferencias del BCRA- crecieron en el semestre “sólo” el 28,8%, mientras que los gastos subieron el 40%, dice el IARAF. Una brecha entre gastos e ingresos de casi 12 puntos.
Dentro de los gastos, se destaca el pago de los intereses de la deuda, en pesos y en moneda extranjera, que sumaron $ 60.665 millones, un 53,6% más que los $ 39.494 millones del año pasado. También crecieron un 54,5% los gastos de capital, según Economía, “principalmente por las transferencias a provincias y municipios realizadas a través de distintos programas inherentes a la infraestructura habitacional y, en general, a infraestructura social básica con los mayores recursos originados en el Fondo Federal Solidario, como así también por el sostenido impulso dado a la construcción residencial mediante el Pro.cre.ar”.
El déficit fiscal arrancó en 2008 y desde entonces no deja de crecer, a pesar de la mayor presión tributaria por la falta de ajuste por inflación tanto en el caso de Ganancias como de Bienes Personales. Además, este año, el déficit sigue subiendo a pesar que los subsidios a la energía se vienen achicando por la baja del precio del petróleo.
Fuente: / clarín.com.ar