Por el contador José Luis Romero, Pte. Del CGCET
18 MAY 2015.- Algunos contadores todavía recuerdan el viejo cálculo de retenciones de ganancias que se hacía a empleados en relación de dependencia hace más de una década. Era una planilla que se aplicaba mes a mes a pocos empleados que tenían sueldos elevados. El conocido F-572 no era tan difundido entre empleados y gerencias de recursos humanos. Los importes eran tan pequeños que tan sólo los empleados más detallistas lo notaban en el recibo de sueldo.
En 1998 se reglamentó la Ley de Impuesto a las Ganancias y eximió a los empleados en relación de dependencia de obligaciones formales (no debían inscribirse, ni presentar declaraciones juradas). Las ventajas eran muchas: eximición de carga administrativa a los empleados, más fácil control por parte del fisco y, fundamentalmente, no era necesario acudir a un asesoramiento profesional. Pero con el paso de los años estas normas fueron quedando desvirtuadas por un cúmulo de resoluciones generales del fisco nacional. Hoy el panorama es completamente diferente: el número de sujetos que sufren la retención ha crecido de manera exponencial, los importes de las retenciones de ganancias son significativos en el recibo de sueldos.
El alcance del tributo es tal que los trabajadores afectados llegan a abonar una alícuota real superior al 20% de sus ingresos. Dicho en otros términos, a la AFIP ingresan casi tres salarios por año de cada trabajador alcanzado. Las planillas de cálculos actuales son más complejas y cambian más de una vez por año. Por eso ha crecido la demanda de los servicios de los contadores. Por distintas razones la presión fiscal es enorme, y alcanza en algunos casos a quienes no tienen una real ganancia neta, con motivo de existir un mínimo no imponible y deducciones personales muy desactualizados.
“A partir de cuánto me tienen que retener”. “Cuánto me tienen que retener”. “Por qué mi compañera que gana igual que yo no le retienen y a mí sí”, suelen ser las consultas informales en las charlas con amigos, tal como las que se hacen al médico por dolencias comunes del ser humano. Los contadores ya son de cabecera de familias, como son los galenos.
Hoy más que nunca adquiere relevancia la famosa frase de Albert Einstein (1879-1955) que sostenía: “lo más difícil de comprender en el mundo es el impuesto a las ganancias”, y de eso los contadores sabemos bastante. Sin embargo, al genio de la física le sería difícil de entender la declaración jurada de impuesto a las Ganancias, aun más si viviera en la Argentina./ lagaceta.com.ar